Declaran Patrimonio Cultural de la Nación al Ayarachi de Cuyocuyo


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Escribe: Los Andes | Cultural - 13 Jan 2017


El Ministerio de Cultura declaró hoy Patrimonio Cultural de la Nación al Ayarachi de Cuyocuyo, del distrito de Cuyocuyo, provincia de Sandia, departamento de Puno, por tratarse de una particular expresión regional de una antigua manifestación en la que confluyen música, danza y creación artesanal en una organización compleja, con una original estética visual, que ha sido salvada del olvido por acción de sus propios portadores.

La Dirección de Patrimonio Inmaterial, en conjunto con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno, quedó encargada de elaborar cada cinco (5) años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que su registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación,

Historia

Los Ayarachis constituyen una de las formaciones musicales más originales del sur andino tanto por su presencia visual, la particularidad de su música y la tradición que atribuye su origen al duelo por la muerte del IncaAtahualpa.

En términos genéricos, Ayarachi es el nombre de un conjunto de intérpretes de zampoña y tambor, de alrededor de 30 miembros, que danzan al compás de su música en forma colectiva, con un traje de lana con accesorios coloridos, en el que destaca como rasgo característico un gran tocado de plumas. También es el nombre del género musical interpretado por este conjunto.

Forma parte del Ayarachi un conjunto femenino que exhibe un traje tradicional muy adornado y que danza con pasos suaves. Es común a todas las versiones que los intérpretes se organicen en formación de círculo, girando alternadamente a la derecha y a la izquierda, o en dos filas. La interpretación de la música es siempre colectiva, en forma monódica o intercalando notas, ejecución típicamente andina.

La tradición suele asociar a esta manifestación con los rituales fúnebres, por la raíz del nombre, aya, muerto en quechua y espíritu en aymara. Las breves descripciones de formaciones con este nombre hechas en las crónicas de inicios del Virreinato indican que esta expresión existía ya durante el período prehispánico, para rituales sagrados y en particular para los oficios fúnebres, de donde derivaría su nombre.

La tradición oral asocia esta tradición al lamento por la muerte del Inca Atahualpa, hecho que en el imaginario andino marca el fin del Tawantinsuyu y de un orden autónomo por el traumático proceso de conquista. A pesar de que esta explicación del origen de los Ayarachis está muy popularizada, se sabe que no todas las tonadas son de carácter fúnebre y actualmente no aparecen asociadas directamente a la representación de la muerte del Inca, que fue sistemáticamente prohibida en la región sureña con la represión de las rebeliones anticoloniales después de 1781.

Según José Portugal Catacora, esta voz tiene raíz quechua y significaría “ceremonia en honor a los muertos”. Para Lizandro Luna el origen del nombre sería en cambio aymara, y la traducción propuesta sería “el espíritu y la fuerza vital se desatan en llanto”.

Variante

Los Ayarachis del distrito de Cuyocuyo en la provincia de Sandia, departamento de Puno, son una variante original de esa manifestación, en una región alejada tanto del altiplano sureño como de la región de los altos de Cusco, y que ha permanecido poco conocida y documentada hasta fecha reciente. Su ubicación a una altitud promedio de 3,400 m.s.n.m., en una zona de acceso a la ceja de selva, influyó definitivamente en el material usado en sus instrumentos y en la vestimenta.

Según Garcilaso de la Vega, la región fue conquistada por los incas ya durante el reinado de Mayta Cápac; época muy temprana de presencia cusqueña y anterior a la formación del Tawantinsuyu como gran Estado expansionista. Se mantuvo como un pequeño cacicazgo dependiente del Cusco, punto de entrada a la ceja de selva al norte del lago Titicaca. Similar función se le dio durante la conquista, siendo Pedro de Candia, compañero de Francisco Pizarro, el primer español que pasó por aquellos parajes. La existencia de esta manifestación en un área como esta puede deberse, por la migración quechua a esta región, que puede haberse dado con mayor probabilidad en la época inca, también por la cercanía de esta región con el altiplano. (Fuente: Agenda País)


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