Friday 19.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1984 días)
Al igual que la religión tiene dogmas fundacionales y recetas para la buena conducta (para ser bien visto a los ojos de Dios), PISA tiene sus dogmas fundacionales que prometen que los mejores tendrán una economía con alta competitividad y sus recetas basadas en estándares en ciertas áreas evaluables. La OECD es el Vaticano de PISA, donde están el Papa y los Sumo Sacerdotes del saber escolar liderando su iglesia mundial. Entre sus súbditos hay muchos políticos y gobernantes como los peruanos. Yo pertenezco al equipo de los herejes críticos a PISA, TIMSS (y sus hermanos menores como las ECE nacionales).
PISA pretende la homogenización de los aprendizajes de los alumnos que deben consumir la misma dieta educacional a lo largo de todo el planeta obligando a los profesores a estandarizar sus enseñanzas y evaluaciones. Con ello lo único que se logra es estrechar el currículo porque lo que será evaluado es lo que adquiere mayor jerarquía en el imaginario de la comunidad y en las decisiones políticas de financiamiento, plan de horas, evaluaciones y bonificaciones. La enseñanza se reduce a un entrenamiento para dominar ciertas habilidades básicas dañando la formación de los alumnos que deben enfrentar una sociedad crecientemente globalizada, interdependiente e interconectada confrontada con continuamente cambiantes tecnologías.
Las oportunidades laborales ya no son locales sino planetarias, porque pueden ser tercerizadas y realizadas en lugares remotos, ya que a igualdad de capacitación se contrata al de menor precio. Lograr mejorar puntajes en pruebas homogéneas de habilidades básicas se logra a menores costos en los países en desarrollo, especialmente los asiáticos.
Si el sistema educación debe preparar alumnos para trabajos que aún no existen con tecnologías que aún no se conocen para resolver problemas que aún no han aparecido, ¿qué sentido tiene asumir que hay conocimientos y habilidades prescritas que serán la clave del éxito futuro? Es más, los trabajos que puedan estandarizarse serán reemplazados por los robots.
Las ventajas entonces de una buena educación la tendrán quienes sepan diferenciarse por su originalidad, creatividad, capacidad de investigar cosas nuevas y “salirse de la caja”, aptitudes que están ausentes de las pretensiones de las pruebas PISA.
Quién sabe, ser herejes ante PISA quizás nos dé más luz que la opaca educación actual.
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