Thursday 25.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1991 días)
Una y otra vez, los analistas de la educación usan los resultados de PISA y sus hermanos menores: ECE (evaluaciones censales), como los indicadores claves sobre cuán bien o mal anda la educación de un país, su diferencia respecto a otros, y sus tendencias en el tiempo. Con ello, de al menos 20 indicadores que inciden en los aprendizajes de los alumnos y su desempeño en la vida ciudadana, profesional y social, se escogen dos, matemáticas y lectura, por considerarlos más fáciles de medir, usando además una muy particular forma de asignar puntajes, pretendiendo con ello ilustrarnos sobre la calidad de la educación que reciben los alumnos en las escuelas.
Lo más curioso del asunto es que cuando se evalúa la conducta de un ciudadano adaptado y socialmente responsable, con valores y sensibilidad social, a nadie se le ocurre investigar si sabe o no matemáticas. Cuando se investiga la conducta descarriada de los delincuentes, las personas promiscuas, viciosas, drogadictas, violadoras, violentas, criminales, se detecta que hay problemas con una infancia infeliz, falta de maduración emocional, problemas de salud mental, incapacidad de adaptación positiva a la sociedad, limitado pensamiento crítico y ético, etc., que deberían ser indicadores mucho más cruciales a la hora de evaluar la calidad de la educación que tuvo un alumno.
Quiere decir que una buena educación tiene que ver con la calidad del vínculo de los profesores con los alumnos, su autonomía, capacidad de auto-regulación, su creatividad y originalidad, su capacidad de asumir compromisos sociales, su proactividad para llevar a cabo iniciativas, y su capacidad de tener ideas originales y resolver problemas de la vida diaria, más que los artificialmente inventados para que usen fórmulas matemáticas en su resolución.
Si todo eso es lo que define una educación de calidad y los atributos de un ciudadano informado, adaptado y comprometido con el bienestar común, ¿por qué se sigue insistiendo que eso se logra con las pruebas PISA o las ECE?
No se trata de despreciar la importancia de cierta solvencia en matemáticas y lectura. Se trata de mantener un adecuado balance entre todos los componentes de una educación integral, que es la que debería estar en la visión de quien informa sobre la calidad de la educación.
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