Los Andes

Resulta necesario que las escuelas inicien programas que incluyan orientación, redireccionamiento, refuerzo y estímulo para sus estudiantes.

Es conocido el hecho de que existe una estrecha relación entre el fracaso académico y la subsiguiente conducta de deserción, con ciertos factores intervinientes como la escasa motivación, la percepción de rechazo por parte de los pares o relaciones muy malas con los pares y una conducta de conformismo negativa.

Resulta necesario, por eso, que las escuelas inicien programas que incluyan orientación, redireccionamiento, refuerzo y estímulo; lo docentes, como orientadores, deberíamos brindar los siguientes servicios:

-Realizar una orientación anual para los estudiantes nuevos y antiguos, así como también programas periódicos de orientación para todos los estudiantes del último año;
-promover la educación para la carrera a través de visitas organizadas a industrias, instituciones de aprendizaje superior y por medio de invitados que hablen de la vida profesional;
-organizar sesiones de orientación en grupo dentro del aula sobre temas tales como la clarificación autodescriptiva de valores, educación sexual, técnicas de relajación, uso apropiado del tiempo libre y el liderazgo de calidad;
-organizar programas sobre las carreras que puedan mejorar la motivación así como capacitar y brindar conocimiento para tomar decisiones informadas respecto de la carrera, entrevistas, interrelaciones y planificación profesional;
-evaluar el cuadro social de los estudiantes en términos de sus relaciones sociales, procesos sociales interactivos, aprendizaje social y desarrollo a fin de brindar alguna intervención significativa;
-organizar programas sobre las carreras para estudiantes que potencialmente abandonen la escuela. Con dichos programas, los estudiantes propensos a abandonar la escuela pueden ser inducidos a continuar su educación en la escuela secundaria.
-Finalmente, se espera que, adoptando estas estrategias, se pueda contribuir significativamente a la disminución de la deserción escolar, humanizando la educación, valorando como persona a cada estudiante, el cual es más que un número en la lista de su grupo, en las estadísticas escolares, secretariales y ministeriales, porque trasciende su propia existencia y la de su comunidad, construyendo su historia.

PROPUESTAS
Se debe trabajar activamente la escuela de padres, especialmente con aquellos estudiantes con dificultades académicas y disciplinarias, cuyos padres no asisten durante el año lectivo a las cuatro reuniones programadas; para ello ha de entregarse el boletín de calificaciones manual impreso, dado que muchos padres no asisten a las reuniones, con la excusa de que en la red se informan, pero nunca lo hacen; su sorpresa es mayor cuando, al finalizar el año lectivo, no se les entrega la ficha a sus hijos para renovar la matricula, por las serias dificultades que presentaron, y de lo cual nunca tuvieron conocimiento, porque nunca la institución ejerció ningún tipo de incentivo o presión para comprometer al padre y madre en las dificultades de su hijo, propiciando de esta forma el acompañamiento pertinente.

Igualmente, crear los grupos de multigrado con estudiantes cognitivos hasta el grado 11, con unos currículos y docentes formados para atender las necesidades especiales de la población estudiantil, acompañados de profesionales en fonoaudiología, realizando reuniones periódicas con docentes y padres para evaluar cualificar y retroalimentar el trabajo docente y dicente.

Recuperar las salidas pedagógicas y los espacios de aprendizaje externos y novedosos, que permitan motivar las inteligencias múltiples; asimismo, articular la institución a programas para la formación laboral y demás entidades semejantes, que cualifiquen al estudiante con discapacidad en el campo laboral, lo cual les permitirá a futuro forjarse autónoma, personal y económicamente.

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La institución deberá descubrir las fortalezas de cada estudiante, y a través de la media básica y la técnica, potenciarlas, mediante planes y programas especiales, que garanticen al egresado continuar, en la educación superior, el mejoramiento de las mismas.

El área de artística debe comprender artes gráficas, pictóricas, poética, danza, modelado, talla, teatro, música, entre otras modalidades, dado que responden a las expectativas e intereses de los estudiantes, a la vez que potencian los aprendizajes significativos, permitiéndoles bajar los niveles de ansiedad y estrés escolar.

El bullying debe ser abordado por el cuerpo docente, de apoyo y el equipo de psicología, igual habrá de procederse cuando se evidencien problemas de drogadicción, violencia intrafamiliar, abuso sexual y similares.

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El docente debe recuperar el diálogo y encuentro con el estudiante y su familia, su colega y su comunidad educativa, sin miedos; ello fortalecerá los lazos de compromiso y ambientes asertivos para el aprendizaje. En épocas pretéritas, la educación se despersonalizó, dado el riesgo que representaba para el educador manejar información sobre sus comunidades, en donde de seguro obtendría información sobre los actores violentos, situación que generó amenazas y muerte de docentes y directivos docentes.

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El sistema educativo propiciará que los estudiantes piensen bien sobre sí mismos, que mejoren su autoestima, para que sean personas seguras y exitosas; resulta inadmisible, desde cualquier punto de vista, aquellas prácticas educativas que minimicen la dignidad del estudiante para disciplinarlo o adaptarlo al sistema educativo, lo cual ha sido cuestionado por varias generaciones, por las marcas y secuelas que ha dejado en las personas que le han recorrido ciegamente.

Se habrán de rescatar las costumbres barriales que alimentaron sus lazos de solidaridad, la acción comunal, los aeróbicos, los bailes, las fiestas, los paseos, los juegos de la calle; se requiere que la comunidad vibre de alegría, y no que tiemble de miedo; es necesario ir recuperando los espacios y costumbres cívicas perdidas.

Finalmente, continuar investigando e interviniendo todos los factores que incidan en el éxito, fracaso y deserción escolar; especialmente atender el impacto que trae para el estudiante, el cambiante mundo posmoderno, gobernado por las vertiginosas tecnologías, sobrecargado de información, transformación de la familia tradicional, transformación del mercado global, con nuevas demandas axiológicas y filosóficas.

La escuela debe caminar a la par de estos cambios para reinventar y construir un proyecto educativo y modelo de ciudadano que responda a las demandas del contexto económico y sociocultural.