Friday 29.03.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1963 días)
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, descartó tajantemente la posibilidad de renunciar a su cargo y aseguró además que sería "un gran orgullo" tener a su antecesor Lula da Silva en su gabinete, en declaraciones pronunciadas en momentos que éste es investigado por corrupción.
La mandataria izquierdista declaró antes de un fin de semana crucial para su futuro: por un lado el partido aliado PMDB (centro) debatirá el sábado si se desliga finalmente del gobierno y, por otro, una manifestación opositora saldrá a las calles el domingo para pedir la salida de Rousseff.
"No tengo ningún interés en renunciar (...) no me resigno", lanzó la mandataria en una rueda de prensa. "Nadie tiene derecho de pedir la renuncia de un cargo de presidente legítimamente electo sin dar pruebas de que haya violado la Constitución", siguió Rousseff, cuya popularidad se ubicó en un bajo 11%.
La mandataria respondió así al presidente del opositor partido socialdemócrata PSDB Aecio Neves, quien dijo esta semana que en un "gesto magnánimo" Rousseff debía renunciar. "Perdió las condiciones mínimas para gobernar y permita con su renuncia que Brasil inicie una nueva etapa en su historia", dijo Neves.
Rousseff enfrenta en el Congreso un proceso de impeachment por el supuesto maquillaje de las cuentas públicas y además espera que la máxima corte electoral decida sobre la denuncia de financiación ilegal que habría tenido su campaña a la reelección.
Todo esto en momentos en que el país se encamina a su peor recesión en un siglo. Los episodios ante la justicia de Lula, ícono de la izquierda brasileña y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), dan una nueva dimensión a la crisis.
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