Los Andes

Existen límites que marcan las pautas éticas o morales, la formación de hogar es un soporte de criterio amplio y sosegado, claro que la sociedad con que uno se relaciona también nos empuja a ver una realidad, somos seres humanos, con virtudes y defectos. Pero cuando estamos frente a un medio de comunicación ya no somos los comunes mortales, nos transformamos en un aparato de construcción o destrucción, no hay término intermedio, a esa conclusión llegamos con los años transcurridos al estar en medios de comunicación impreso.

Si Lizandro Luna describía al abogado de su época como un habido saqueador de pobres y terratenientes, hoy la obra completa de Luna “Morgue� o “Aya Ruphay�, tranquilamente lo podemos calzar con los hombres de prensa que no tienen mejor idea de hipotecar sus plumas por unos cuantos centavos, dejando de lado los principios éticos y morales, porque esos valores no producen dividendos, por eso en nuestro medio hay periodistas que tratan de sobrevivir en su pobreza, pero manteniendo la libertad de opinión y expresión, ellos no dudan en sacrificarse al no entrar a grupo de los apretadores y sobreviven como unos apestados de la gavilla de trúhanes, a ellos va nuestra salutación especial, porque en ellos existen valores, siempre recordaremos de la figura de Samuel Frisancho, quien trató de mantener la equidad a toda costa.

Pero para los que estamos a la otra orilla, donde la verdad o la simple honestidad de espíritu y acción entraña peligro para el bribón de la prensa, éste día del Periodista debe ser un momento de reflexión, hace poco tuvimos acceso a una relación de “mercenarios de la prensa�, que bajo modalidades ladinas obtenían contratos para cobrar sagradamente en la comuna local puneña (más de medio millón de soles en dos años) existe la relación de órdenes de servicio según el reporte del SIAF, en esa relación se puede observar que más de un periodista cobraban sagradamente de la comuna puneña, éstos mercenarios del periodismo en calles y plazas se dan aires de puros y sagrados, otros apretadores consiguen a sus secuaces para firmar contratos y cobrar dineros mal habidos, que ironía de honestidad de estos inescrupulosos que explotan económicamente, políticamente y socialmente al micrófono.

Es hora que el Colegio de Periodistas tome la batuta en el accionar de la Prensa, que éstos delincuentes de la pluma y del micrófono sean encausados penalmente porque existe una modalidad de delito, que el Procurador Regional Anticorrupción y la Contraloría General de la República hagan suya la relación de pseudo periodistas medrosos, chantajistas, coimeros, rasputines, apretadores y denuncien tanto a la autoridad que cometió el ilícito como al pseudo periodista. Porque el profesional de la prensa es integralmente ético, la dignidad de la persona no puede ni debe ser pisoteado para ello tiene el derecho positivizado en la ley, la difamación, calumnia, injuria, insinuación maliciosa, extorsión y chantaje, hacen parte integrante de las normas profesionales. El interés público tiene que anteponerse al pseudo periodista.