Los Andes

La inestabilidad social parece calar los parámetros de la gobernabilidad, uno de los problemas que agudizan la sensación de ingobernabilidad es la forma como el Ejecutivo nacional enfrenta los temas de actualidad regional. Ninguno de los organismos estatales parecen estar a la altura de la representación del presidente de la República y sus diferentes ministerios; más al contrario, son personas que se sacaron la lotería con los cargos que ocupan y sinceramente nunca fueron representantes del presidente Humala; al contrario, los partidarios nacionalistas, durante todo este gobierno, se liaron en pugnas internas para captar las instituciones directamente manejadas por el humalismo; existen denuncias de tráfico de influencia, manipulación directa de algunos personajes ligados a la mujer del presidente y hasta la fecha nunca supieron defender los ideales nacionalistas, porque su líder encaramado en el poder simplemente viró hacia la ultraderecha y hoy funge de patrullero de las transnacionales en detrimento de la soberanía nacional.

Nadie, en su sano juicio, debe alegrarse por las constantes paralizaciones del aparato rústico productivo nacional, en pureza de verdad siembra un antecedente de inestabilidad que se refleja en los índices cada vez más reducidos del turismo internacional en la región sur andina, el mismo que merma gracias a las movilizaciones sociales y a la falta de garantía para el desplazamiento de los visitantes. Este panorama de estrechez económica se incrementa por la deficiente producción agraria, debido al cambio climático, pero que el Ejecutivo nacional no implementa una medida coordinada de reducción de las pérdidas en todos los aparatos productivos regionales.

Las organizaciones sociales y políticas de las regiones de la macro región sur sienten un abandono por parte del Ejecutivo nacional; por un lado, existe inseguridad ciudadana y los amigos de lo ajeno se incrementan de manera alarmante, inclusive personal que viste el uniforme que el Estado les provee para que hagan cumplir la ley están inmersos en denuncias; las empresas transnacionales incumplen con los procedimientos salubres y los contratistas con el Estado abandonan a su personal, además de que las comunidades campesinas siempre tienen la necesidad de tutela por parte de las direcciones regionales agrarias. Sobre todo los pobladores que se movilizarán, pues blandirán las banderas antimineras. Esta actividad económica que fue parte del auge económico nacional y que por los propios errores de la industria extractiva ahora los pobladores organizados dicen enfáticamente “no más minería�, aunque las arcas de las municipalidades languidezcan y la ejecución de obras se ralentice por falta de inyección económica.