Tuesday 16.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1981 días)
La población urbana del mundo bordea los 3,900 millones; más de la mitad vive en pequeñas ciudades de 500,000 habitantes; y más de 10 millones de habitantes residen en megaciudades (12%). Así, para el año 2050 se estima que dos tercios de la población mundial (6,200 millones)) vivirán en centros urbanos.
De los aproximadamente 30 millones de la población peruana, según el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática), 23 millones es población urbana, incrementada por la sostenida migración andina y selvática.
Perú profundo significa multiculturalidad, ser uno de los 10 países megadiversos del mundo, con 84 de las 104 zonas de vida del planeta, el segundo país de América Latina con mayor extensión de bosques tropicales, 71% de los glaciares tropicales del globo. Y a propósito, nosotros, la ciudadanía, debemos estar alertas y vigilantes sobre el manejo de los recursos de prevención y mitigación del Fenómeno El Niño 2016, cuyo presupuesto asciende a S/.1, 435 millones, del cual sólo se ha utilizado S/. 580 millones (40.4%) al 19 de agosto del 2015.
Exijamos en la discusión política nacional, soluciones para un Estado fracturado, sin factores étnicos, sociales y culturales, y evitemos que nuestros políticos traduzcan esto en una solución nacional: una solución local centralista limeña, lejana de los verdaderos intereses del ciudadano: seguridad ciudadana, corrupción, empleo digno, salud integral, educación de calidad, apoyo a la iniciativa del emprendedor provinciano, etc. Pues, como observamos, los hurtos aumentaron un 40% entre el 2006 y el 2013, al pasar de 49,423 a 83,308 casos, y los robos se incrementaron un 42% al pasar de los 45,997 a los 79,873 casos según el INEI.
El Blog “Nueva Democracia” precisa: “El Sistema político es obsoleto, porque recrea el poder económico y político de transnacionales y socios internos, quienes impiden el desarrollo sostenido del país: La nueva democracia tiene que armarse a partir del organizaciones de base en movimiento, imposible seguir recreando el endeudamiento, el pillaje y la corrupción. Urge reemplazar el presidencialismo por parlamentarismo, emergido del poder local y regional”.
Las fracturas del Estado peruano son notorias en los últimas puestos de los ranking internacionales en calidad de educación, salud, la construcción de infraestructuras, en la solución equitativa de los conflictos sociales, de las comunidades olvidadas del boom minero y la agroindustria exportadora, y en el noble servicio de la política, que sigue siendo en vísperas de las elecciones 2016, un problema nacional para el fortalecimiento de la democracia y la ciudadanía; es por ello que la ciudadanía rechaza encuestas manipuladas.
El pequeño empresario costeño, andino y selvático, sigue ratificando que el Perú sigue siendo una economía emergente, que urge de normas que garanticen y protejan al ciudadano de a pie contra la corrupción en todos los niveles del Estado, lo mismo que el lavado de activos producto del narcotráfico.
El escenario político, hacia el 2016, nos presenta un frente de derechas reeleccionista, que ignora el Perú profundo; nos siguen vendiendo la receta del pensamiento único, donde sólo exista un órgano rector de decisión: el mercado, la gran inversión y la necesidad de ser más competitivos. En esta dirección, el frente de candidatos de derechas no comprende que el Perú profundo no está contra la minería, sino por la defensa del medio ambiente. Lo que está claro es que el ciudadano peruano sigue en búsqueda de un nuevo proyecto país, que identifique el nuevo rostro del Perú, cuya aspiración de cambio tenga dos ejes: seguridad integral y bienestar social.
La red selva negra y el Facebook del grupo Maná, han pedido al Presidente del Perú, Ollanta Humala, que convierta a la zona selvática de la Sierra del Divisor, en un parque nacional, para asegurar su conservación, donde el modo de vida de los indígenas está en peligro.
El autogolpe del 5 de abril de 1992 tuvo el objetivo de hacer un conjunto de reformas que desaparezcan el rol del Estado, consolidar un Perú más pragmático, individualista e informal, destruir lo poco de institucionalidad republicana, implantar el culto a la antipolítica, el antipartido, dar paso a la eficiencia sólo por resultados, propia de objetos (no para seres humanos), y elevar a la categoría de ideología el mercado en las relaciones económicas. Un ejemplo de ello es la concesión por 30 años del puerto de Salaverry al Consorcio Transportadora Salaverry, que estaría ofreciendo una inversión de 400 millones de dólares, sin anuencia de los trabajadores portuarios.
Hoy el voto de los sectores del Perú profundo, es un voto crítico, de demanda de identidad, de democracia real y de ciudadanía plena en los sectores C-D-E, que significa: empleo digno para el pequeño agricultor, educación para el trabajo, utilidad redistributiva de las grandes ganancias a favor de sus comunidades, reconocimiento del emprendedor en condiciones legales más justas, por parte del MEF, la SUNAT y el BCR.
No podemos dejar de analizar el rol de los medios de comunicación, cuya mayoría se convierte en bisagra entre el poder económico y el modelo económico, sin pluralidad política, temática, dedicada sólo a formar estereotipos adversos al rol del Estado, la diversificación productiva y el desarrollo industrial de su patrimonio nacional y biodiversidad, que fortalezca no sólo el mercado externo, sino fundamentalmente el mercado interno.
Los 21 partidos en carrera política sólo encierran una serie de siglas, viejos personalismos sectarios y escisiones, financiamientos de los grupos de poder y el narcotráfico, nuevos acuerdos y repartijas, que componen la historia republicana. Muy bien lo explica el historiador Basadre cuando expresa: “…alguien debe exigir porfiadamente la dación de un código de ética en el gobierno, y de un régimen especial para la sanción contra el delito de enriquecimiento ilícito; a base de jurados honorables e independientes, que fallen con criterio de conciencia, a todo lo cual conviene agregar un sistema de sanciones severas, contra los difamadores y los calumniadores” (Jorge Basadre: La Historia y la Política”).
Siguen vigentes los planteamientos de esperanza a nuestro Perú del siglo XXI, de la carta de Jorge Basadre, como prólogo del libro de Fernando Lecaros “Historia del Perú y del Mundo SXX” (1,977): “Está surgiendo sin embargo, con dificultades, frente a las tentaciones creadas por la propaganda del consumo y a los rigores de la explotación del hombre por el hombre, una visión en la que predominan los objetivos del crecimiento en la sabiduría personal y colectiva. Alguna de las notas que la distinguen son:
El amanecer de una conciencia ecológica, que pone énfasis en la comunidad integral de la vida, así como en el sentir creador de la raza humana.
- La paralela maduración de una ética de autorrealizaciones que coloca, como su valor más alto el desarrollo del individuo y de la sociedad.
- El reconocimiento de que el interés prioritario orientado hacia el provecho material y el “status”, o sea a la condición económica, necesita estar controlado por un sentido de balance y de satisfacciones coordinadas en dimensiones múltiples, al servicio del hombre.
- El repudio de las ideologías dogmáticas para sustituirlas para sustituirlas por una actitud abierta y experimental.
No basta querer cambiar a la sociedad; necesitamos cambiar al hombre. El pensamiento socialista debe, por eso, estar hondamente ligado al ideal de la dignidad y de la libertad responsable del hombre…Todo ello implica que, dentro de las instituciones sociales, no deben ser ubicadas como fuerza primordial los aparatos burocráticos y las fuerzas dominadoras sino las que impliquen el desarrollo humano, la auto-regulación y el pensamiento socialista en el mejor sentido de la palabra” (3era Edición Rikchay Perú).
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