Los Andes

Apelar a las cifras para sustentar resultados, es un argumento que sirve cuando éstas son reales y comprobables. El proyecto Nutrición Infantil del Gobierno Regional de Puno, lanzado con bastante pompa en la gestión del expresidente regional Mauricio Rodríguez, hasta el momento está resultando ser un fracaso total; y es que en dos años se gastaron 19 millones de soles y no se ha logrado reducir ni el 0,1 por ciento de desnutrición crónica en menores de 5 años y, mucho menos, las cifras de anemia, conforme a la información brindada por el jefe de ese proyecto, Arturo Zaira Churata.

“A lo mucho lograremos el 0.5%%u201D, continuó sincerando sus cifras, al término de ese proyecto (diciembre 2016); un proyecto diezmado de denuncias de corrupción, y que ahora pasa por una reformulación. En su momento, Rodríguez había prometido que ese proyecto reduciría el 6% de desnutrición en 3 años, por lo que se destinó un monto aproximado de 30 millones de soles. ¿Qué pasó? Al salir de la gestión, expresaron que habían logrado reducir en un 1,5% la desnutrición, pero todo resultó ser una mentira más. Si al inicio de ese proyecto, 2 de cada 10 niños padecían de desnutrición, hoy sigue siendo igual.

Desde el inicio del proyecto, prometieron reducir las cifras de anemia en un 10%. Lo mismo que hizo, poco tiempo después, la gestión de Juan Luque, que promete reducirla al 72%, trabajando arduamente, durante el año 2016 ¿Debemos creerle? Bueno, hay que darle el beneficio de la duda. Esta es una pequeña muestra de que los proyectos del Gobierno Regional de Puno, simplemente, no funcionan, y de que tampoco cumplen sus objetivos y, mucho menos, sus metas; no en vano se les ha catalogado de funcionar, en la realidad, como “cajas chicas� de los gobiernos de turno.

Si bien es cierto, los proyectos son dependencias de las diversas gerencias del Gobierno Regional; sin embargo, éstas actúan de manera independiente, siendo monitoreadas por el ejecutivo regional, pues los jefes y el personal son designados desde el equipo de campaña del movimiento político que gobierna la región. Urge, pues, una mirada y una fiscalización seria a los proyectos que finalmente administran, de forma directa, los fondos del Gobierno Regional. ¿Deberían acaso algunos cerrarse y pasar por una reorganización?