Saturday 20.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1985 días)
Al conmemorarse el Día del Trabajador, las entidades públicas y privadas suelen organizar una serie de actividades, por eso el día viernes dejaron de atender al público y ninguna autoridad quiso alejarse del ímpetu emotivo de sus subordinados, pero la gran mayoría de los ciudadanos no conocen sobre las “bondades” que ofrece este día, pero toda su vida no dejaron de trabajar un solo día, porque una jornada no laborada simplemente es un pan menos para la casa. Este problema comienza por una inadecuada articulación entre las entidades públicas y privadas, aunada al deficiente principio de autoridad, por parte del ente que maneja el rubro, ya sea porque adolecen de personal honesto y no sea “aceitado” o por la apatía en el cumplimiento de sus funciones.
Los cuatro últimos gobiernos, en todos los idiomas, vociferan que existe un crecimiento económico y que los ingresos per cápita nacional lograron tener un alza considerable; cifras estadísticas nos hacen creer que estamos viviendo a nivel de los ciudadanos del primer mundo y que el ingreso promedio mensual es superior a la mayoría de los países de América Latina, pero a ciencia cierta los ciudadanos de pie no logran entender esas palabras y solo conocen el hambre y la miseria, aunque trabajan más de doce horas diarias. Un ejemplo claro es las sérvices, quienes ganan jugosas licitaciones para áreas de limpieza o custodia, contratan personal y nunca estos tienen el reconocimiento de todos los beneficios sociales con las que ganó la “licitación”, se las ingenian para despedir personal que labora por espacio de tres meses (que los mafiosos consideran que es parte del periodo de prueba y por lo tanto no reciben un centavo por la “explotación”) y logran embolsillarse ingentes cantidades de dinero.
Entonces, en el aspecto laboral, nuestra patria está por los suelos, el acceso a un puesto laboral decente cada vez es más escaso; ahora, con la aplicación de la ley servir, las condiciones laborales son prácticamente una odisea, los contratados tienen que esperar y asentir con la cabeza las estupideces que dice o hacen sus superiores “nombrados”, que dicho sea de paso no tienen la especialización y el profesionalismo que tiene el contratado. Entonces, hablar del Día del Trabajo es hablar de un cambio sustancial en las condiciones de empleabilidad en todas las esferas laborales, donde el Estado, mediante el Ministerio del Trabajo, haga respetar coercitivamente los lineamientos legales para el rubro. En este sentido, es urgente socializar la legislación vigente a las diferentes modalidades laborales y sus regímenes, porque no puede ser posible que en cualquier restaurante, a los mozos y cocineras los veamos trabajando por menos de un mes y, como castigo, en las paredes se coloquen avisos solicitando mozos con cama adentro, o simplemente se trate de contratar personal de preventa para empresas financieras con una remuneración que no alcanza ni para el té.
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