Los Andes

Pasadas las elecciones 2016, una de las noticias más importantes es que el Perú celebró su cuarta elección consecutiva. Es un suceso nuevo para el país, ya que desde la llamada República Aristocrática no ha habido algo semejante. El momento entonces se hace histórico y ha generado sendas discusiones. Una de ellas es, por ejemplo, qué partidos serán los protagonistas futuros de la democracia peruana y la construcción del sueño republicano. ¿Cuál es, entonces, el lugar del Apra en la República del siglo XXI?

Antes es necesario hacer algunas consideraciones con respecto a este momento republicano. Nunca como ahora las fronteras entre la vieja sociedad criolla estamental y la sociedad emergente y andina se han diluido tanto. Hoy tenemos una clase media emergente y hay solo un quinto de peruanos en la pobreza. Además, por primera vez la ley no excluye a ningún peruano del voto y la propiedad. Es decir, estamos a un tris de que el sueño de los padres fundadores se haga realidad. No obstante, surgen varias preguntas, entre ellas qué partido representa mejor los intereses y demandas de esta nueva sociedad emergente. Para algunos analistas quizá sea el movimiento fujimorista el que de alguna manera intenta representar al Perú real. En la izquierda han empezado debates de cómo acercarse a los sectores populares. ¿Y en el Apra?

Con el fracaso electoral a cuestas, el Apra ha comenzado el largo y complejo camino hacia la renovación partidaria. No obstante, la renovación aprista parece no tomar en cuenta el debate republicano, la sociedad emergente o las nuevas clases medias. Al interior del Apra hay quienes creen que una renovación se trata solamente de nombres, rostros y grupos nuevos. Otros creen que la renovación es liquidar lo que se denomina como “alanismo�, e incluso algunos creen que la renovación versa sobre eficiencia, gestión, reingeniería o procesos. Esto último puede tener alguna validez, ya que la tecnología arropa a la política con fuerza y se necesita una organización partidaria horizontal. Pero, valgan verdades, el debate principal en el Apra no es ni por asomo todo lo antes descrito.

El debate crucial en el Apra debe ser sobre cómo el partido que fundara Haya de la Torre se prepara para hacer frente a los desafíos del Perú en este momento de su vida republicana. Quizá valga recordar que la formación del Apra se debió, en parte, al fracaso de la República Aristocrática, ya que sus partidos —Civil y Demócrata— no representaron los intereses de las clases medias emergentes a principios del siglo XX. Haya, de forma inteligente, entendió que aquella sociedad emergente, distante de la sociedad aristocrática, necesitaba una representación política. De allí que, en vez de irse a los brazos del leninismo, Haya fundara un movimiento de masas, policlasista, de trabajadores manuales e intelectuales. El partido de la representación emergente.

Pero pensar en clave republicana implica en el Apra otro debate. ¿Cuál es la promesa republicana aprista para el Perú? ¿La socialdemocracia o la izquierda democrática? Pues bien, si es así, la promesa socialdemócrata se ciñe a un estado de bienestar, fruto del pacto entre capital y trabajo. Pero, ¿cómo podría existir un estado de bienestar peruano si el 75% de la economía está en la informalidad, así como el 70% de la fuerza laboral? Menudos detalles.

En todo caso, es momento de que la renovación en el Partido Aprista empiece en serio. No se trata de nombres, sino de cómo se proyecta un partido para alcanzar, de una vez y en su totalidad, el sueño republicano.