Los Andes

Al parecer ni el aumento desmesurado de sueldos hace que los efectivos policiales cambien de actitud; ahora, en una filmación realizada por un pasajero, se pudo identificar a una mujer policía que cobraba una coima por una infracción cometida por un transportista. A este paso, es notoria la deficiente formación policial en cuestión de ética y moralidad. Para los conductores de vehículos esta forma de actuar de los elementos policiales es común y todavía más descarada, porque con las últimas sentencias a los pegalones de los policías, ya nadie puede ni siquiera levantar la voz cuando son intervenidos ni menos pedir las garantías del caso, aunque el comando policial refiere que trabaja con honestidad, pero a ciencia cierta dudamos de esa ética en el cumplimiento de las funciones que el Estado les ha conferido.

Fuentes extraoficiales de la Dirección Regional de Transportes y Comunicaciones indican que por lo menos unas diez empresas de transporte de pasajeros interregional operan en la informalidad y tienen sus padrinos en las carreteras para continuar con la actividad del transporte. “Nosotros vivimos en zozobra porque solamente estamos ganando para aceitar a los policías, en cada zona ellos nos esperan y ya sabemos que junto al Soat y la tarjeta de propiedad tenemos que poner un dinerito para el policía�, dice uno de los afectados. Esa es la realidad del control policial; lo propio ocurre con el transporte interprovincial e interdistrital; el problema se agudiza cuando nosotros observamos el transporte urbano, taxistas y vehículos menores, es aquí donde los efectivos destinados a la Policía de Tránsito hacen su agosto en pleno mes de febrero.

Por otro lado, existe una falencia en la formación policial dentro de la escuela ubicada en Salcedo (Puno), por lo que urge una política de sinceramiento en el comando policial, porque se conoce que los puestos claves de comando y servicios son subastados al mejor postor, y esa sería la razón por la que los efectivos policiales cobran sus coimas.