Los Andes

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Pueden sobrar discursos, pueden aumentarles sueldos a los policías, pueden dotar de más vehículos a las comisarías policiales, pero nada de eso se refleja en el accionar de la policía en las carreteras alejadas de la región, como es el caso de la ruta Cojata - Vilquechico, (Huancané), donde ayer en la madrugada los delincuentes asesinaron a balazos a un humilde ciudadano, aumentando la cifra de fallecidos en esa vía, que se ha convertido en los últimos años en la más peligrosa de la zona norte de la región.

Los delincuentes se asentaron en diversas partes de esta ruta por su estratégica ubicación geográfica, debido a que pueden escapar con bastante facilidad perdiéndose en las lomas y barrancos que existen en el trayecto, sin que los efectivos del orden puedan ubicarlos, pues reaccionan tarde y simulan megaoperativos sin resultados concretos. Ayer mismo, la fiscalía se demoró más de seis horas para proceder con el levantamiento del cadáver, ¡imagínense ahora a la policía, que generalmente es lenta, el tiempo que tardó en llegar a la zona!

Esta situación desprotege radicalmente a los pobladores de los distritos de Cojata, Sina y otros poblados que utilizan esa ruta para trasladarse con fines comerciales, ya ni sería sorpresa que en pocos días también ocurra otro hecho similar y para el colmo en el mismo lugar; de hecho sería vergonzoso para las autoridades, que tienen como responsabilidad brindar seguridad a la población.

Para revertir esta situación, se deben tomar medidas concretas desde dos frentes: el primero desde el gobierno, y el segundo desde la sociedad civil. La policía, que representa en este caso al gobierno, debe comprometerse a brindar patrullaje diario en esta ruta, instalar un puesto policial en uno de estos poblados (Solitario o Pongoni), y proyectar la instalación de una comisaría en el distrito de Cojata (Huancané).

La sociedad civil, de su parte, tiene la responsabilidad de organizarse, conformando entidades parecidas a las rondas campesinas o urbanas. Por su lado, los transportistas también deben armar redes de seguridad, dotarse de implementos de comunicación para usarlos exclusivamente en zonas consideradas de mayor peligro, establecer alianzas con las comunidades campesinas asentadas en este trayecto, pues los delincuentes no solo generan zozobra a los viajeros, sino representan un grave peligro para los propios lugareños.

Para que las acciones planteadas tengan resultados y se combata con efectividad la delincuencia asentada en ese trayecto, es necesaria la unidad y el liderazgo que debe ser asumido por los alcaldes distritales, presidentes de las comunidades y de las organizaciones sociales, pues si no se acciona hoy, mañana seguiremos lamentando más víctimas.