De candidatos y candidatitis en Puno: nuevas formas con viejos vicios


Votación: 388 votos

Escribe: Luis F. Vilcatoma Salas | Política - 28 Feb 2016


La abundancia de candidatos al Congreso de la República en la región Puno es alucinante: más de 80 soñadores despiertos dispuestos a sudar la camiseta en un pelotón en febril carrera, del cual solamente cinco serán los ungidos por la votación popular el próximo 10 de abril. Sobre sus antecedentes, su historia personal, sus fortalezas y debilidades, no sabemos, a la fecha, mucho; salvo en el caso de algunos que por haber ocupado algún cargo público y haber construido un edificio de 15 pisos y hablan el inglés, creen reunir los méritos suficientes para sentarse en una curul parlamentaria; o de otro que, también, por haber sido hombre público y que construyó algunos puentes y pavimentó algunas carreteras, aunque dejó el cargo regional con múltiples observaciones, la ciudadanía tendría que brindarle su favor en las elecciones que se avecinan. Y así, vemos progresivamente discurrir la misma y empalagosa canción de años anteriores con ofrecimientos populacheros, forzadas sonrisas, saludos hipocritones, abrazos fingidos y mucho derroche de “pisco y butifarra” con lo que solían excitar la imaginación popular los candidatos liberales y conservadores de la época de la República Aristocrática. Por cierto, no se puede negar que ha cambiado la época, han cambiado los escenarios, ha cambiado el guión del circo y se ha desarrollado la tecnología comunicacional. Ha cambiado el mundo circundante, en otras palabras, pero mucho del ser social e individual no ha cambiado o se ha reproducido con una perversidad a toda prueba, como por ejemplo el acendrado caudillismo basado en una sociedad atomizada y la ausencia de toda capacidad para actuar mancomunadamente; la demagogia que se apoltrona en la mentira y el engaño, y la transgresión escandalosa de normas morales fundamentales en la sociedad.

¿Cuál es la relación de estos candidatos con los partidos políticos que formalmente representan y qué es lo que ofrecen regionalmente en esta supuesta representación? Son algunas de las interrogantes que afloran a primera vista buscando explicación.

Si una de las características importantes de un partido político es la sistemática (coherencia, eslabonamiento, unidad) en toda la organización nacional y regional de su cuerpo institucional, por lo menos de una sistemática balbuceante y tullida, entonces cada uno de estos 85 apelotonados aspirantes al sillón congresal deberían mostrar y poner a prueba en el ámbito regional el discurso programático y, de ser posible, doctrinal, de las colectividades políticas por las que sudan la camiseta y sueltan la faltriquera en la Región Puno. Deberían, mejor dicho, traducir racional y emocionalmente con sabia intelección el ideario macro del partido político en el cuadro regional objetivo meso (necesidades, problemas, tendencias de la Región Puno) donde se funda realmente la política práctica y efectiva. Lo que no está sucediendo, hasta la fecha, donde se evidencia más bien la ruptura o el fraccionamiento del discurso providencial regional y local de los más voluntariosos e interesados, respecto a las macro propuestas de los partidos nacionales especialmente ubicados en la orilla de la derecha política, el modelo económico neoliberal y las políticas de ajuste estructural. Estamos de este modo ante una realidad preñada de enajenación, de candidatos que se enajenan de mutuo proprio de su establishment político-institucional nacional, por un descontrolado interés personal o por mediocridad e insuficiencia en su formación política; de candidatos enajenados del cuadro objetivo regional donde deberían fundamentar racionalmente su política; y de una situación cultural engendrada por esta forma de hacer política que pretende enajenarnos a los ciudadanos votantes haciéndonos creer que estos señores una vez encaramos con uñas y dientes en el sillón congresal, tendrán la autonomía y la capacidad suficientes para actuar diferentemente al interés de los colectivos nacionales que representan y por los cuales llevan el logo y el número en el pecho y, en última instancia, a las normas y leyes generales de desenvolvimiento del capitalismo globalizado en nuestro país.

No nos engañemos, el logo y el número representan a partidos políticos de derecha y de izquierda y, en el caso de la derecha política, a partidos que han fracasado en su experiencia de ejercicio gubernamental como es el caso más reciente del aprismo, el fujimorismo, el toledismo y el ollantismo, por citar a algunos; y consiguientemente, sus expresiones políticas en el ámbito regional, los candidatos, tienen que, también, dar cuenta pública de ello e incluirse en el debate político nacional desde la perspectiva regional. No pueden “pasar piola” distrayéndonos en urgencias que no son importantes ni relevantes en la ficción de que la praxis de su vida política real podría, de ser el caso, girar fuera de o en los contornos de la racionalidad política y los interés a que sirven los partidos políticos de la derecha mesocrática en el Perú, incluyendo los grandes poderes reales que históricamente han controlado el poder político nacional. Cuando ha sucedido lo contrario, es decir cuando algún congresista (por razones de interés personal o de discrepancias doctrinales) se ha declarado insumiso a la trayectoria ideológica y política del partido con el cual llegó al Congreso, la expectoración ha sido inmediata y el transfuguismo su inevitable y repugnante derivación. Además, la coyuntura política nacional complicada estructuralmente por las condiciones de desaceleración de la economía y sus efectos en los espacios regionales como la Región Puno, exige de los candidatos una “oferta” política realista, global, razonable y trascendente para Puno que no puede anclarse en un menú de obras sueltas para todos los gustos y urgencias, sino en una propuesta global, integral, racional, estratégica y trascendente donde se vislumbre claramente finalidades, ejes estratégicos y proyectos de igual naturaleza (gas, cluster, agro exportación, turismo, vía férrea, minería, educación, salud, seguridad, etc.) para impulsar el desarrollo de Puno, modificando raigalmente su estructura productiva con valor agregado, diversificación y provisión de servicios públicos con calidad. Necesitándose, para ello, recuperar y profundizar la demanda por la descentralización regional, la participación social informada y efectiva en el diseño e implantación de los políticas nacionales y regionales, y el desarrollo agropecuario obviado por los sucesivos gobiernos neoliberales en el país a los cuales están representando, como hemos dicho, regionalmente los candidatos de marras.

¿Cambiará en algo la calidad de la representación puneña en el próximo Congreso nacional? Si las cosas comienzan así con una reedición de viejas prácticas y la adición de nuevas mañas en la forma de llegar al curul, simplemente tendremos más de lo mismo mediante un insufrible acto circense de generalidades, ambigüedades, alucinaciones, mezquindades y un escandaloso derroche de recursos económicos.


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