Los Andes

El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, del partido Peruanos Por el Kambio (PPK), carece de una mayoría en el Congreso de la República, de 130 congresistas, pues solo tiene 18, frente a Fuerza Popular del fujimorismo, que tiene 73 congresistas, la mayoría absoluta. En tanto, el Frente Amplio, liderado por Verónica Mendoza, con 20 congresistas, es la segunda fuerza política; el resto corresponde a Alianza Para el Progreso, con 9, y cerrando está Acción Popular y el APRA, con 5 congresistas cada uno.

El historiador Antonio Zapata, en su artículo publicado en La República, el miércoles 13 de julio, señala que es la cuarta vez en la historia del Perú, particularmente del Congreso de la República, que el partido gobernante no tiene una mayoría en el Poder Legislativo.

Según Antonio Zapata, la primera vez fue en el gobierno de Bustamante y Rivero (1945-1948), que no tuvo mayoría en el parlamento y concluyó en golpe de Estado, dirigido por el General Manuel Apolinario Odría; la segunda oportunidad fue durante el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry, cuando en 1963 ganó la Presidencia de la República, sin lograr el control del parlamento, que lo tenía la coalición APRA-UNO, bloqueando sistemáticamente la gestión de Belaunde Terry, abriendo paso al golpe de Estado del General Juan Velasco Alvarado.

La tercera oportunidad se produjo en el gobierno de Alberto Fujimori, entre 1990 y 1992, que ante la debilidad de la propia bancada fujimorista y la minoría en la que se hallaba, culminó con el autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992.

Esta sería la cuarta oportunidad en la que PPK gana el gobierno nacional, pero no el parlamento, donde es la tercera fuerza; el control numérico absoluto lo tiene el fujimorismo, con 73 congresistas de un total de 130.

El reto que tiene PPK es gobernar en base a diálogo, acuerdos y compromisos, en un régimen democrático, sin caer en la tentación de buscar ser mayoría parlamentaria, estableciendo una alianza con Fuerza Popular, del fujimorismo.

El otro camino, antidemocrático, es disolver el Congreso de la República, aplicando la Constitución Política del Perú, después que este haya negado la confianza o censurando a dos gabinetes consecutivos, para que el Presidente de la República convoque a elecciones, a fin de completar el periodo constitucional de gobierno.

El camino que escoja PPK, entre una alianza con el fujimorismo, entregándose a sus manos, abriendo camino a un gobierno probablemente antidemocrático, con Fuerza Popular, que tiene sospechas de estar comprometido con actos de corrupción, deben ser aclarados para fortalecer la democracia peruana.

Hemos llegado al cuarto gobierno democráticamente elegido, en 16 años, desde el 2000, que se restableció la vida democrática con los Gobiernos de Valentín Paniagua Curazao, Alejandro Toledo Manrique, Alan García Pérez, Ollanta Humala Tasso y ahora Pedro Pablo Kuczynski.

Las fuerzas políticas del país, particularmente las 6 que tienen presencia en el Congreso de la República, tienen la responsabilidad histórica de dialogar, concertar y llegar a acuerdos que le permitan gobernar a PPK, poniendo por delante los intereses del país y las mayorías.

Recordemos que la elección de PPK como presidente de la República se produjo en segunda vuelta, cuando el debate y deslinde político estaba entre quienes se presentaban como una fuerza democrática, con el compromiso de combatir la corrupción (PPK), y el partido Fuerza Popular, heredero político y familiar del gobierno dictatorial de Alberto Fujimori, comprometido con hechos de corrupción, por los cuales está en prisión el expresidente Alberto Fujimori; muchos de sus dirigentes, figuras política o candidatos, bajo sospechas de estar involucrados con actos de corrupción, lavado de activos, narcotráfico, etc.

La izquierda peruana, agrupada en el Frente Amplio, con el liderazgo de Verónica Mendoza, apoyó la opción de PPK, bajo la concepción de que era preferible una opción política liberal, rechazando al fujimorismo, antidemocrático, autoritario y comprometido con supuestos hechos de corrupción.

En esta coyuntura de cambio de gobierno y toma de mando por PPK, hay que optar entre permitir que este gobierno, que se instalará el 28 de julio, pueda gobernar, en democracia, o no hacerlo y empujarlo a brazos de alternativas antidemocráticas.

De no permitir que gobierne el presidente elegido, Pedro Pablo Kuczynski, se le estaría empujando a brazos del fujimorismo, cerrando los espacios para el desarrollo de un gobierno neo liberal en lo político y económico.

La opción de permitir que el gobierno de PPK sea viable, es exigirle que sea consecuente con sus planteamientos liberales de libertad, igualdad y fraternidad; es exigirle consecuencia en su deslinde con la corrupción.