Los Andes

Determinaron que los aimaras y quechuas son considerados e identificados por los organismos internacionales y nacionales como pueblos indígenas, nativos y originarios.

Los especialistas Jeamil Esthiff Terán Toledo y Luperio David Onofre Mamani, expusieron ayer la pericia antropológica ante los magistrados Roger Fernando Istaña Ponce, Víctor Calisaya Coila y Yesica Condori Chata, quienes conforman el Juzgado Penal Colegiado de Puno, que juzga a los 18 acusados del caso “aimarazo�, que va llegando a su final.

Los expertos expusieron ante el colegiado sobre diversos puntos, uno de los cuales se refería al sentido de pertenencia étnico cultural de los acusados que viven en las comunidades habitualmente, y de los que siendo naturales de la comunidad ya no viven o han salido de ella. Así, se determinó que todos los involucrados en ese proceso pertenecen y se identifican con la cultura aimara o quechua.

También dieron a conocer las conclusiones de ese estudio. Los antropólogos determinaron que las poblaciones aimaras y quechuas estudiadas son consideradas e identificadas por los organismos internacionales y nacionales como pueblos indígenas, nativos y originarios, tal como lo ratifican los fundamentos teóricos, consuetudinarios y legales del Perú.

Asimismo, llegaron a la conclusión de que los aimaras y quechuas mantienen su propia cosmovisión, la cual está sustentada en sus sistemas de valores, mitos, creencias, costumbres y rituales, y también comparten patrones culturales, donde hay una fuerte relación del hombre con sus divinidades tutelares, como son los cerros (Achachila - Apus), la tierra (Pachamama) y el agua (Mamacocha).

Aseguraron que los acusados tienen pertinencia cultural porque viven en sus comunidades campesinas y también revaloran sus manifestaciones culturales, a pesar de tener influencia de otras culturas urbanas, como se pudo apreciar en los distritos que visitaron.

También decidieron que la defensa del territorio es uno de los principales derechos colectivos que conocen y afrontan con mayor fuerza, reconociendo el uso del convenio 169 de la OIT, para que sean consultados ante cualquier proyecto que desee emprende el Estado en las zonas donde habitan, porque la tierra representa su divinidad, su vida, su proyecto y sobre todo su fuente de alimentación.