Thursday 18.04.2024 | Actualizado 11:08 (hace 1984 días)
León Trahtemberg
Un inevitable estallido. 1) Sumen la frustración acumulada en el tiempo por los bajos salarios y escasa valoración profesional, promesas y expectativas incumplidas, inseguridad laboral ante la posibilidad de ser despedidos en caso de fallar en evaluaciones, irritaciones diversas por los beneficios impagos pendientes, heridas que aún quedan de la fusión de la Ley del Profesorado Nº 24029 y la Nueva Ley de Reforma Magisterial N.° 29944 que nominalmente “bajó de nivel” a los antiguos, la obligación de cumplir con formatos burocráticos engorrosos aunados a la presencia de “acompañantes” neófitos que cuestionan la capacidad profesional del docente acompañado, concursos de nombramientos o ascensos en los que la mayoría desaprueba, unos 150,000 docentes contratados que luchar anualmente por un contrato, la escasa representatividad del Sutep como sindicato único nacional; 2) Colóquenlo en un contexto de lustros de discursos presidenciales triunfalistas respecto al avance de la economía peruana (manchados de corrupción) y un gobierno débil arrinconado en Cusco por las marchas por el contrato de Chinchero, que liquidaron ministros y ese contrato, enganchando con el contestatario magisterio puneño con historia acumulada de disputas con CENSutep-Patria Roja; 3) Resultando un movimiento huelguista viral en todo el país, con maestros que no se preguntan por la filiación ideológica de sus líderes y siguen a quién tiene la capacidad de organizar un gran movimiento de protesta, levantar la voz y confrontarse con las autoridades.
Ojalá que la temporal descompresión política pos-huelga no vuelva a mandar a la periferia del interés gubernamental la urgente reformulación de las políticas educativas y de revalorización magisterial como ha sido desde hace 50 años hasta hoy, porque ello tan solo hará invernar el malestar docente hasta un próximo estallido, que posiblemente será más radical.
Ojalá también que este terremoto político haga que de una vez por todas la gente del gobierno y en particular los economistas y administradores del MEF y del Minedu miren el tema magisterial (y médico) con visión estratégica, como lo propone el Consejo Nacional de Educación, y no como ítems del presupuesto que hay que mover muy conservadoramente. En ello, la mirada alerta y propuestas consensuadas entre Ejecutivo y Congreso, los intelectuales, empresarios y los candidatos a las próximas elecciones será esencial.
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