El 04 de noviembre y la mentalidad colonial



Escribe: José Luis Ayala | Política - 05 Nov 2017

¿Qué razones hay para que se festeje, aunque con otra denominación, la vergonzosa “Fundación española de Puno”? Lo que ha ocurrido es que se ha repetido durante décadas una imaginada fecha consignada por José Antonio Encinas: 04 de noviembre de 1668.


Nadie le ha infringido a Puno tanto daño histórico como el Conde de Lemos. No hay fecha más nefasta y vergonzosa que el 4 de noviembre de cada año. Tampoco existe en el mundo ningún pueblo que festeje robos, crímenes y destrucción, y celebre una fundación inexistente y signifique una afrenta letal. En ninguna parte de América hay un pueblo que baila, venera y celebra a un personaje que arrasó y cambió su destino para siempre. No hay historiadores que traten de justificar un hecho imperdonable como fue la destrucción del fuerte San Luis de Alva.

Sin embargo, la mentalidad colonial proviene de la falta de conocimiento y análisis de los hechos históricos, de una verdadera revisión de la historia oficial e iniciar una polémica, un debate acerca de una inevitable descolonización ideológica. Se trata entonces de formar una distinta identidad regional para encarar el futuro. ¿Qué razones hay para que se festeje, aunque con otra denominación, la vergonzosa “Fundación española de Puno”? Lo que ha ocurrido es que se ha repetido, durante décadas, una imaginada fecha consignada por José Antonio Encinas: 04 de noviembre de 1668. El gran maestro peruano no pensó que la errada fecha como Fundación española de Puno, sería repetida como si se tratara de una verdad inamovible.

¿Desde cuándo se festeja cada 4 de noviembre como día de la Fundación española de Puno? Después que se publicó el texto Historia de la Fundación de Puno, cuyo autor es José Antonio Encinas. El texto apareció en 1924, cuando Encinas tenía treinta y ocho años, y además de ser un reconocido ideólogo liberal izquierdista, era un educador nato y distinguido abogado, pero fundamentalmente un político republicano defensor de campesinos para que alcanzaran la educación pública y defendieran sus derechos. Encinas creía que el Estado Peruano, al educar a las masas campesinas y trabajadores, los liberaría de la opresión y la pobreza, pero no fue así. El sistema educativo, al contrario, se encargó de mantener una mentalidad sumisa y colonial.

Es necesario reiterar lo que realmente sucedió, de modo que los jóvenes conozcan la verdad de los hechos. La Municipalidad de Puno, en 1918, convocó a un concurso acerca de la Historia de Puno. José Antonio Encinas, que sin duda tenía mayores recursos intelectuales y contaba con una adecuada fuente bibliográfica, ganó el certamen intelectual. Recibió la medalla de oro otorgada por la municipalidad el 28 de julio. El folleto se publicó en la tipografía de Eduardo Fournier, ubicada en la calle Arequipa Nro 100 en 1924. Es decir, seis años después de emitido el fallo. Desde entonces, la mentalidad local colonial de la sociedad dominante puneña, impuso una fecha ficticia, imaginada.

La Historia de la fundación de Puno, no es precisamente un texto elaborado con estricto rigor científico, académico y fuentes fehacientes. Carece de crítica dialéctica, sobre todo del concepto que la historia no es solo una relación de hechos reales o imaginarios, sino una acción pedagógica para educar el subconsciente colectivo. El folleto de Encinas es una relación de acontecimientos imaginarios que pertenece a la historia novelada, es un relato de ficción histórica. El ilustre maestro no se propuso escribir historia sino fabular, elaborar un cuento con contenido histórico, inventó un mito para contentar al jurado, elaboró una fantasía creíble desde la historia, imaginó libremente antes que analizar; inventó, no elaboró un texto crítico. Pero todo cuanto escribió pasó a ser una versión oficial, una verdad histórica. Desde entonces la mentalidad colonial no ha sido revisada, criticada, derrotada ni mucho menos desterrada.

Sin embargo, el maestro Encinas escribió libros esenciales para entender al Perú del siglo XX, por ejemplo: Problemas de la Educación Nacional (1909); La educación: su función social en el Perú, en el problema de la nacionalización (1913); Un ensayo de escuela nueva en el Perú (1959); Historia de las Universidades de Bolonia y Padua (1935); Higiene mental (1936); La Reforma Universitaria (1930-1932), publicada en 1973. Entonces, hay una enorme diferencia entre el autor de Historia de la fundación de Puno y sus libros para reconocernos mejor en el curso del tiempo y juicio de la historia.

Durante los últimos años se han publicado varios libros, artículos y referencias que han incidido o no sobre la inexistente Fundación española de Puno. Sin embargo, no se ha cuestionado la mentalidad colonial y necesidad de conseguir un cambio de mentalidad y distinta visión de la historia. Ese es un tema esencial, está pendiente todavía un gran debate destinado a reeducar, desterrar para siempre el falso orgullo de haber tenido como fundador a un virrey asesino, que cambió para mal la historia de la región Puno. Ninguna de las nuevas investigaciones incide en la necesidad de reeducar la memoria colectiva y eliminar la falsa versión de la fundación española de Puno. ¿Hasta cuándo? Todo indica que será bien difícil luchar contra una idea enraizada en lo más profundo de una mentalidad reacia a los cambios sociales. No obstante, habrá que insistir a riesgo de ser agredidos, como ya nos ha sucedido.

El sanguinario personaje a quien algunas personas le tienen consideración y hasta gratitud se llamaba Pedro Antonio Fernández de Castro, nominado como Conde de Lemos; fue séptimo marqués de Sarria, octavo conde de Castro y duque de Taurisano. Vino al mundo en Monforte de Lemos y fue bautizado el 20 de octubre de 1662. Se casó con su prima Ana Francisca de Borja y Centellas. Nombrado virrey del Perú el 21 de octubre de 1632, a su llegada a Lima fue recibido con gran pompa y algarabía por la sociedad colonial. Católico fanático, autoritario e intolerante, aparentó proteger a pueblos originarios, pero su verdadera vocación era eliminar cualquier brote de autonomía económica regional. Su odio personal a los hermanos Salcedo no tuvo límites.

Está probado que el Conde de Lemos, el 4 de noviembre de 1668, no fundó Puno; las pruebas son:

Uno. Según los Anales del Cusco, “Después de arruinado Laykakota hizo el conde la nueva población. Su fecha en Puno, 9 de setiembre. De regreso a este lugar entró el virrey al Cusco, miércoles 4 de octubre. Fue recibido por el cabildo, justicia y regimiento… Salió del Cusco miércoles 7 de noviembre con dirección a Lima, donde murió el 6 de diciembre de 1672”.

Dos: El Informe del Conde de Lemos del 27 de diciembre de 1668 a la regenta Mariana de Austria, madre de Carlos II no consigna ninguna fundación. No se trata de una omisión sino de una justificación de los actos crueles, necesidad de cortar toda posibilidad de desarrollo regional y posible formación de un sentimiento peruano regional, muy peligroso para la administración virreinal.

Tres: No hay ni habrá documento alguno sobre la Fundación española de Puno con fecha 4 de noviembre de 1668. Toda fundación española de una ciudad tenía su propio canon y protocolo. La autorización era tramitada ante el virrey en Lima y ese hecho tomaba mucho tiempo. Debía tener la condición de un puesto de avance militar y ser un centro cultural como religioso. Debía tener abundante pasto para el ganado, agua para los vecinos, terrenos para construir nuevas viviendas. Debía convocarse mediante un pregón para llamar por lo menos a treinta pobladores antiguos como a los recién llegados. El trazado consistía en armar un damero para una distribuir terrenos, entregar solares a la iglesia y curas, a instituciones virreinales y principales vecinos, etc., etc.

Cuatro. En toda fundación se redactaba un acta que daba cuenta sobre todo de la fecha. Se consignaba el nombre del capitán fundador y de quienes asistían como testigos, luego era el primer documento del cabildo. Se realizaba una ceremonia de fundación previa misa, se presentaba el escudo y denominaba por lo general “Muy noble” o “Leal ciudad”. Nada de estas exigencias oficiales hubo en Puno.

Cinco: Existe un mural ubicado en el primer patio del Convento San Francisco del Cusco, en el que aparece el rostro del Conde de Lemos, cuyo autor es Santa Cruz Pumaqallo. La inscripción dice: “El excelentísimo S. D. P. Fernández de Castro Conde de Lemos de Andrade entró en este convento el 5 de noviembre en el año 1668”. (1)

Estas son pruebas irrefutables de que el Conde de Lemos no estuvo en Puno el “día de la fundación española”, debido a que se encontraba en el Cusco. No hay ni nunca aparecerá un acta como testimonio de un hecho inexistente. No hay fundación española por encargo, delegación, designación, suposición, compromiso ni forma atípica. ¿Puede haber un defensor de un desventurado, malvado, infortunado y desnaturalizado ser humano como el Conde de Lemos? Sí. Todo es posible en una mentalidad colonial que se aferra al pasado y, no permite el necesario cambio de una visión histórica derrotista, humillante y persistentemente pro hispana.

¿Se podrá conseguir un cambio de mentalidad? Sí. No hay otra alternativa, es preciso reescribir la historia para tener la convicción y necesidad vital para refundar el Perú.

NOTAS:
1.- José Luis Ayala. El lago de los brujos. Editorial San Marcos. Pág. 8.2007. Lima.


ESPACIO PUBLICITARIOS

Video



Encuesta

¿Está usted de acuerdo con el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas de Puno?



Archivo
Telf.: +51-51-350775, +51-51-327436 | Dir.: Jr. Cajamarca Nro. 274 - Puno, Jr. Salaverry 411 Of. 307 Plaza de Armas - Juliaca.
CORPORACION DECANO ALTIPLANICO S.A.C. Diario Los Andes
Diseño y Desarrollo Web: G!