Fauna y vegetación: coca y minería ilegal invaden selva virgen en Puno


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Escribe: Los Andes | Regional - 03 Jan 2016


COCA Y MINERÍA ILEGAL INVADEN SELVA VIRGEN

Rolando Waldo Gomez Poma

“Constantemente sobrevuelan por la selva avionetas, existen áreas tomadas como por asalto y en muchos kilómetros a la redonda ponen espías que sirven de vigías y son de otros países, les dicen ‘colombianos’, nadie puede entrar por esas zonas porque allí están produciendo la droga, inclusive por los poblados transitan en unas motos que van muy rápido…”, nos cuenta un poblador de la zona (Putinapunco) que evita ser identificado por temor a represalias, pero su más grande preocupación es la cantidad de fauna y vegetación que nunca podrá ser conocido ni estudiado por los especialistas, porque los narcotraficantes por un lado talan árboles sin mediar responsabilidad y dejan zonas descampadas para los aeródromos y zonas de tratamiento del estupefaciente y, por otro lado, están los mineros ilegales que con solo una bomba de agua a gasolina con sus mangueras en sus espaldas y comida para unas semanas, se internan en la selva virgen y se apoderan de las laderas de los cerros donde van lavando la tierra y extraen pepas de oro.

Los nativos que cultivan productos alternativos a la hoja de coca ya no saben qué hacer ni a quién quejarse, porque las autoridades del nivel central, como el sector agricultura, Ministerio de Defensa, policía nacional, DEVIDA, Enaco,… solamente hacen labor de escritorio o realizan informes superfluos como para justificar sus remuneraciones, contrariando su labor efectiva en la ceja de selva y selva puneña, donde las mafias organizadas de traficantes de estupefacientes hicieron de este territorio agreste y alejado de la civilización su edén, desconociéndose a ciencia cierta la cantidad de hectáreas destinadas al cultivo ilegal de la hoja de coca y otros cultivos alucinógenos; pero lo que sí es cierto, es la cantidad de vuelos a baja altura que realizan avionetas por la zona, sin que puedan ser identificados, pero que tienen conexión directa con las yungas bolivianas, donde al parecer hacen el acopio y distribución a los diferentes mercados negros del orbe.

Si de cultivos de coca se trata en lugares debidamente fiscalizados por el Estado Peruano, no hay mayor problema, porque los productores de coca los destinan para el consumo humano, teniendo en cuenta que entre la población rural del ande es costumbre mantener la boca con un bocado de coca que sirve como energizante para las arduas labores cotidianas o simplemente destinado a labores curativas, pago a la tierra,… que es considerado poco remuneradas por los fiscalizados, teniendo en cuenta que la entidad estatal de adquisición de la hoja de coca no se abastece y el precio que abona por paquete es mínimo, por lo que prefieren expender este producto en los diferentes mercados de la región, donde la venta es al menudeo, pero tienen el problema de transportarlo porque en los controles los efectivos policiales les arranchan su mercadería y necesariamente tienen que pagar una cuota extra para poder trasladarlo sin problemas.

Además, los programas de sustitución de hojas de coca por cultivos tropicales para el consumo masivo de la humanidad no tienen mucha relevancia, teniendo en cuenta que la rentabilidad no es satisfactoria para los colonos, en razón a que no cuentan con las vías de comunicación adecuada y que productos como la papaya, plátano, cacao, café,… en la zona, tienen precios irrisorios, lo que es aprovechado de manera sustancial por los comerciantes intermediarios que sí cuentan con unidades móviles de buen tonelaje y tienen la facilidad de transportar estos productos a los diferentes mercados de la región, teniendo jugosas ganancias, o es que simplemente para realizar el cambio de cultivo el tiempo que demora para la producción es muy largo y la premura del dinero hace que desgraciadamente se tengan que refugiar en los cultivos fiscalizados, porque saben que la rentabilidad es superior con respecto al esfuerzo que hacen en los demás cultivos.

Entonces, el Estado Peruano prácticamente ha abandonado a su suerte a los productores nativos de la selva peruana, porque no tienen la industrialización adecuada para que los cultivos alternativos puedan combatir de manera decidida contra el cultivo de la hoja de coca y los personajes de dudosa reputación que pululan zona, cometiendo una serie de latrocinios, como violaciones a las mujeres de la zona, agresiones a los comuneros que tratan de luchar contra los mafiosos, prácticamente se encuentran entre dos frentes; por un lado los narcotraficantes y sus diferentes formas de captar el poder bajo sentencias dirigidas, y por el otro el Estado Peruano que, lejos de acometer de manera coordinada con los productores de la zona, los amedrentan porque supuestamente están sembrando coca y lo que saben hacer es fumigar indiscriminadamente con productos nocivos que llegan a perjudicar extensas áreas de vegetación, inclusive no catalogados por los científicos.

Por otro lado están también los invasores que buscan oro en las diferentes cuencas hidrográficas de la selva puneña; el presente gobierno, de la mano del ahora candidato Daniel Urresti, hizo una lucha frontal contra la minería ilegal en toda la cuenca Ramis y aledaños. Así, para el bienestar de la población que vive de la ganadería y agricultura, se logró destruir una cantidad indeterminada de maquinaria pesada y que, además, por infidencia de algunos malos efectivos del orden los mineros clandestinos lograron poner a buen resguardo una cantidad indeterminada de maquinaria pesada, que hoy al parecer está operando indiscriminadamente en algunos recodos de afluentes de la selva virgen que inclusive está en zonas declaradas por el Estado como reserva (Manu, Bahuaje Sonene) tallando extensas áreas de selva virgen, inutilizando las aguas que otrora eran fértiles para las especies ícticas y que ahora son veneno para la flora y fauna de la zona, porque utilizan productos químicos para separar el oro del lodo.

La zona de ingreso de los mineros ilegales es por la interoceánica, parte baja de San Gabán, y se internan utilizando la corriente de agua a la espesa selva virgen, donde sin mediar el derecho ambiental, explotan las laderas, deshierbando la zona, talando los árboles que tienen cientos de años de vida y extensas zonas de selva virgen se convierten paulatinamente en desiertos, sin que autoridad alguna pueda ejercer el imperio de la ley.


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