Los Andes

La anunciada presencia del artista plástico, Juan de la Cruz Machicado, provoca en los diversos círculos de arte, un inusitado interés. Hay demasiadas interrogantes que necesitan explicación. En primer término, en estos últimos meses hemos sido testigos de diversas muestras en la galería de la Casa de la Cultura. ¿Hay renovación en nuestra pintura? ¿Un cambio que nos permita hablar de arte revolucionario? Pregunto nuevamente, no soy crítico de arte, apenas un amante de la belleza, ¿si nuestra pintura se encuentra en su mejor momento, qué nos hace diferente a las regiones del país: Cusco, Ayacucho, Cajamarca, Arequipa, solo el contexto? Las interrogantes se deben a que tengo vergüenza ajena. Un artista plástico expone sus obras y acaba en el mayor silencio. Una información periodística no basta. El problema nuestro se debe a que no hay críticos sobre pintura ni gente que consuma. Los artistas plásticos, durante sus exposiciones, dan cuenta de su experiencia pictórica, el cómo llegaron a expresar sus formas, su textura, el color sin convencerlos del todo. Y el público, sin esa costumbre, se queda sin una apreciación personal de la obra que el artista ofrece.

Repetidas veces, expresé que la presencia de David Frías en la ciudad de Puno me pareció importante. Innovó la textura de la pintura –se consideró siempre un discípulo de Fernando de Szyszlo–, la temática nuestra la hizo suya. Fue el primer oxígeno que se respiró mientras estuvo con nosotros. Unos lo imitaron y otros se quedaron en sus abrevaderos iniciales. Y los más rumiaron aquello que no podían decirlo a boca de jarro. David Frías se convirtió en una especie de paradigma en los jóvenes pintores de nuestra ciudad. Y como es natural, más adelante encontraron su propio lenguaje. La dependencia es solo momentánea. Ocurre lo mismo en la narrativa o en la poesía. Su paso de David Frías por estas tierras fue de aprendizaje y de enseñanza. Ahora la crítica internacional valora su trabajo. Viaja constantemente por el norte y centro de América.

Mi preocupación se debe a dos hechos: en la década del 60 conviví en la ciudad del Cusco, por un largo período, en la calle Pumacurco 336, interior 8, con pintores, poetas, dramaturgos, periodistas, músicos, narradores. Especie de cenáculo donde se practicaba el arte total. La revista Llaqta, en sus 26 números, da cuenta de esa grata experiencia. Y valgan verdades, en la ciudad de Puno, no soy testigo de ningún movimiento plástico en estos últimos 50 años. Solo hay individualidades. Nada más. Hubo el Grupo Quaternario que lideraba el poeta Alberto Cáceres, sin ninguna trascendencia. Creo que ha llegado el momento de revisar los antecedentes de nuestra pintura. Por ejemplo, cuánto hemos avanzado desde el Grupo Laykakota hasta el día de hoy: ¿Se repite el mismo contenido? ¿Posee la misma fuerza plástica de ese entonces? ¿Es un arte regresivo o estancado?

Muchos han hecho su aprendizaje en Europa y en América del Norte y han regresado con nuevas perspectivas, que sirvieron de influjo en las nuevas generaciones, como es el caso de Juan de la Cruz Machicado. Por supuesto, que hay artistas que se aferran a sus propuestas envejecidas, deteniéndose en el tiempo y en el espacio. En literatura ocurre el mismo fenómeno, por eso Vargas Llosa clasifica a los escritores de América Latina en arcaicos o primitivos y escritores creadores, en el primer grupo se hallan: Ciro Alegría, Alcides Arguedas, Rómulo Gallegos, etc.; y, en el segundo: Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar, este último grupo innovó la técnica de narrar. Quizá convenga viajar al extranjero, sobre todo, a Europa y al Norte de América para constatar los diversos movimientos pictóricos y evaluar lo que aquí se viene haciendo. Conocer talleres, técnicas, estilos.

La presencia del artista plástico, Juan de la Cruz Machicado, quizá sea un pretexto para expresar lo que realmente sentía desde hace un buen tiempo, respecto a la pintura. Conozco a muchos pintores, amigos entrañables, es por esa razón que no digo nombres. Algunos se consideran demiurgos, tienen el ego por encima de sus sombreros, pero no se han renovado. Sé que nos hallamos inmersos en la globalización y que buscamos autodefinirnos como un acto de fe y de afirmación personal. Se puede convivir con las técnicas foráneas, pero no se puede abandonar la raíz de donde se proviene y a partir de ella trascender al plano universal.

Juan de la Cruz Machicado, no obstante de su gira permanente por países europeos y norteamericanos, no perdió ni abandonó su identidad, pero se nutrió de los movimientos plásticos foráneos. ¿Hasta dónde avanzó? No lo sé, pero lo esencial en su arte es la belleza, su estilo y la textura. Uno de los duros cuestionamientos que se hace a los pintores de ayer y de hoy, es la invasión del paisaje rural en sus obras. Se les tilda de copiones de la realidad, que no hay creación. Si Miguel �ngel no hubiera partido de la realidad no estaría en el altar de los grandes, pero su arte trasciende lo real. En la novela, sino hay el elemento añadido, según Vargas Llosa, nos encontraríamos ante una obra arcaica o primitiva. Para él, la ficción, las técnicas y la imaginación son vitales para la existencia de una gran obra.

Durante estos días, hemos sido testigos de varias muestras pictóricas. Benigno Aguilar Paucar, con un estilo muy propio, expuso sus obras por casi un mes; se percibe la imaginación y valores de nuestra cultura andina, con un tono social de un pasado que nos arrebataron. Luego, vimos a Raúl Castillo Gamarra con sus acuarelas. El poeta Luzgardo Medina Egoavil nos dice: “Sus acuarelas son los ojos de los apus, es la misma sangre de las qochas, es la misma nieve que cae lentamente sobre el blando corazón de la pena�. Pero más allá de la poesía, es posible que haya, dentro el cenáculo de artistas plásticos, un posible divorcio entre el artista y la creación. En todo caso, un divorcio entre los mismos artistas. ¿Podemos hablar de una generación de pintores en la ciudad de Puno? Porque los movimientos artísticos han servido para evaluar las tendencias que hay en los grupos o en las individualidades.

Dentro de estas exposiciones pictóricas, hallamos la presencia del taller de Arte y Artesanía: Nueva semilla, La Mujer en la Historia. Es un trabajo colectivo de las mujeres que sufren prisión en la cárcel de Chorrillos. El ego desaparece, y las mujeres enfrentan un trabajo colectivo con la más rigurosa experimentación estética. Es una muestra alrededor de un tema común: La mujer en la historia: prehistoria, culturas preincas e incas. El artista plástico, Leonardo Casimiro, nos cuenta, que para la materialización de este proyecto ha tenido que convocarse a historiadores, sociólogos, antropólogos, artistas plásticos con el fin de manejar toda una teoría sobre la Historia del Perú, analizar su contenido ideológico y su forma plástica hasta encontrar los bocetos iniciales y terminales y concluir con el proyecto mural. Sin duda, que hay influencia de los muralistas mexicanos: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco sobre todo del primero, quienes le otorgaron un nuevo rol al arte en la sociedad; a través de sus murales dieron a conocer la historia de su nación, de las luchas de su pueblo. Las mujeres de Chorrillos rescataron el papel de la mujer en la historia peruana, su participación en la construcción del Imperio Inca. Las artistas plásticas de Chorrillos al no contar con los materiales, ni siquiera para trazar una línea dio origen a un cromatismo no variado, con predominio del rojo. Usaron el zumo de las aceitunas, algunos pigmentos que la naturaleza nos regala, carboncillos obtenidos en la oscuridad de la noche o la sangre mezclada con grasa. Fue un reto, pero al final, encontraron no solo ese toque antiguo o arcaico, propio de la época, sino el lenguaje plástico logrado por elementos visuales más expresivos. Pues, la tarea era una sola: Desentrañar la historia de un pueblo y una cultura, donde la condición humana subyace en el color y en la forma. Como expresa, Marco Tulio Cicerón: Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetir sus tragedias. Esta es otra forma de creación artística, que habría que considerarla.

Nuestra región es rica por su pasado. No nos hemos despersonalizado. Nos encontramos en pleno desarrollo: poética, pictórica y narrativamente, buscando una expresión, que tienda a crear nuevas formas y un estilo propio. No podemos permanecer bajo una contemplación pasiva. Entonces, seamos testigos de la muestra que expondrá el artista plástico, Juan de la Cruz Machicado en la Casa de la Cultura del Municipio de Puno, con motivo de celebrar sus 50 años en el ejercicio del arte pictórico, después de haber vivido y haber expuesto en Europa y Estados Unidos. Después de ver, saquemos nuestras propias conclusiones.