*Columna del Director
Invocar el formalismo y legalidad, se convierte muchas veces, en la manera perfecta de demostrar arrogancia, soberbia y capricho.
Hace poco, el alcalde provincial de Arequipa, Omar Candia Aguilar, demostró que cumple con las características descritas líneas arriba, al excusarse de presentar un informe sobre lo que gestionó en su infructuoso viaje a China, amparado en que no existe norma legal que lo obligue.
Se desprende un tufillo de autoritarismo en esta posición legalista.
Candia deja de lado el ánimo de transparencia que debería acompañar a cualquier funcionario público, y prefiere ponerle un manto bordado con impunidad, al innecesario viaje que realizó al otro lado del mundo.
Como se recuerda, el burgomaestre fue invitado al igual que otras autoridades de América Latina, para un evento programado en Chengdu, China, con la organización del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por intromisiones políticas originadas en el conflicto internacional entre Estados Unidos y Venezuela, dicho foro técnico-político se frustró.
Por la diplomacia y seriedad de la actividad, todos los invitados fueron notificados de la suspensión.
Una muestra de esta decisión de los organizadores se confirma en el hecho de que muchas autoridades suspendieron su viaje por la cancelación del evento.
Pero Candia, que asegura que no se enteró de la suspensión del foro, viajó de todas formas a pasear y visitar a algunas autoridades o empresarios, pero sin una agenda formal u oficial.
Estuvo en calidad de no habido, durante la última semana de marzo pasado, porque ni sus funcionarios y asesores de confianza, sabían de su paradero, o recibían alguna información de sus supuestas gestiones.
Cuando volvió, se hizo el desentendido. Intentando justificar su viaje con algunas fotos de sus reuniones que no obtuvieron ningún resultado, y que solo sirvieron para confirmar que estuvo de paseo en el país asiático.
Y ahora, en lugar de allanarse ante cualquier crítica, y aclarar e informar los reales resultados de las reuniones o visitas registradas con su teléfono celular, Candia, prefiere callar, protegido por sus regidores de mayoría.
Quizá cree que le conviene callar para evitar más cuestionamientos, pero de por sí, su silencio, que demuestra arrogancia, soberbia y capricho, se convertirá en un rechazo frontal por parte de la ciudadanía arequipeña.
