Escribe: Juan Pio Mamani Chambi
9 de enero en Juliaca, volvían a reunirse ciudadanos para recordar aquel fatídico enero en el que 18 ciudadanos fueron asesinados por el gobierno usurpador, fue una cumbre de luchadores, ciudadanos con memoria que se dieron cita desde distintas latitudes, y de diversos oficios que intentaban reanudar los días, semanas, meses de lucha que se han emprendido desde todas las zonas del sur peruano.
Ciudadanos con diversos intereses u oficios: abogados, profesores, poetas, aimaras, artistas, músicos, sacerdotes, comediantes, políticos, religiosos, quechuas, víctimas, deudos, sentenciados, fotógrafos, espectadores, perseguidos, periodistas, sikuris, bailarines, infiltrados, marchantes, soplones y un gran etcétera, todos ellos reunidos para rendir homenaje a los asesinados.
Homenaje a los que entregaron sus vidas, a los que salieron a protestar contra el gobierno y terminaron asesinados, a los que caminaban por curiosidad y fueron sorprendidos por las balas perdidas, al que fue a auxiliar a los heridos y terminó asesinado, a los que lucharon y terminaron hospitalizados y vieron la frontera con la muerte, a los que viven todavía con los perdigones en el cuerpo, a los vecinos que fueron gaseados en su propia casa, a tantos anónimos que lucharon pero que nadie recordará el esfuerzo que han hecho para reivindicar la voluntad soberana del pueblo.
Entonces era un día memorable para volver a recordar los rostros aguerridos, las sonrisas de esperanza, las lágrimas de impotencia, de esos jilatas y waykes, que viajaron, que lucharon en la infernal Lima, a los que fueron apresados, los que fueron perseguidos, golpeados en las calles, los que fueron ninguneados y raceados, los que aceptaron que perdieron la batalla mas no la guerra contra el poder, todos ellos se volvían a juntar, para decir al gobierno que están presentes, que en cualquier momento se volverán a juntar.
También estuvieron los políticos que buscan figurar en las justas luchas del pueblo, estuvieron merodeando para ver qué contendores asistían, tal o cual candidato con qué personajes estaba acompañado.
También políticos nacionales, excongresistas, exalcaldes, exministros, que asistieron para tomarse una fotos y presumir su compromiso en las redes sociales, o para tomar contacto con el pueblo.
Todos en un mismo lugar, todos con las mismas banderas negras y blancas, wiphalas que fueron ninguneados, todos pidiendo justicia, esa palabra que es tan rara y a veces muchos ya duda de su procedencia, pero reconfortados por la resistencia y la memoria.
Porque el futuro todavía puede ser esperanzador, gracias a esta gente que todavía es la resistencia contra el poder.