Juliaca vive una nueva edición de su emblemático carnaval, una de las manifestaciones más fastuosas y prolongadas del país. Más allá del colorido y la alegría, esta celebración representa un importante motor económico.
Escribe: Zenaida Zea
Juliaca, la vibrante Ciudad de los Vientos, se convierte cada año en el epicentro de una de las celebraciones más fastuosas del país: sus carnavales. Desde el 20 de enero, con la Qashwa de San Sebastián y hasta fines de febrero o los primeros días de marzo, la ciudad se llena de música, danza y alegría.
Más que una fiesta, los carnavales de Juliaca son una manifestación de identidad cultural. Además, representan un motor económico y una oportunidad de desarrollo para la región. Su impacto beneficia al comercio, el turismo y el bienestar de la comunidad.
Promocionado, como el “Carnaval más fastuosos y prolongado del Perú”, las actividades centrales llegan a su cumbre el miércoles de ceniza, con la quema de Ño Carnavalón y el concurso de danzas autóctonas “Pinkillo de Oro”. Ambas actividades se realizan en la urbanización La Rinconada.
En los días siguientes, los concursos “Varilla de Oro” en el mercado Manco Cápac (jueves); “Sombrero de Oro”, en el barrio Túpac Amaru (viernes), “Tokoro de Oro” en el anfiteatro natural del cerro Huaynarroque (sábado) y Señor de la Amargura en el distrito de Caracoto (domingo) alcanzan su máximo esplendor. Como cierre magistral, ellunes se lleva a cabo la Gran Parada Folclórica.
MEJORAS Y PROYECCIONES
Según el presidente de la Comisión de Carnavales de la Municipalidad de San Román, Arturo Oroz Bocángel, basado en experiencias previas, se busca optimizar los baños químicos, el orden, la seguridad y la limpieza. Además, se mejora la iluminación y se instalaron extintores. También se incentivó a los palqueros para brindar mayor comodidad a los espectadores.
Con miras al centenario de Juliaca, un funcionario destacó la importancia de mejorar la organización del carnaval. Propuso conformar la comisión organizadora desde mayo para una mejor planificación, pues el corto tiempo desde su designación en enero limitó la organización.
Criticó el desorden en Túpac Amaru, donde a la una de la madrugada los danzarines seguían en las calles. Subrayó la necesidad de establecer directivas y ordenanzas municipales para regular las actividades y garantizar un evento más ordenado.
Para mejorar la organización, planteó coordinar con la Asociación de Presidentes de Conjuntos Folclóricos y los organizadores de concursos. También resaltó la importancia de educar a danzantes y participantes, promoviendo el respeto por las normas y la tradición.
PATRIMONIO CULTURAL
En el marco del centenario de Juliaca y considerando que el carnaval juliaqueño es reconocido como “el más fastuoso y prolongado del país”, se busca su declaración como Patrimonio Cultural de la Nación. Para ello, se plantea la conformación de un comité de salvaguardia que impulse este ambicioso proyecto.
Según Oroz Bocángel, este re-conocimiento no sería difícil de alcanzar, dada la riqueza cultural, identidad, sincretismo y tradiciones ancestrales que caracterizan el carnaval. Además, la declaratoria de la Qashwa de San Sebastián como Patrimonio Cultural de la Nación serviría como un precedente favorable.
El subgerente de Cultura y Deportes, Jean Baylón Ibáñez, informó sobre propuestas de reglamentación para el carnaval, enfocadas sobre todo en la parada folclórica. Se evaluarán vestimenta, originalidad, decoro y se prohibirá la participación de danzantes en estado etílico. Además, se busca que todas las agrupaciones se inscriban en una sola asociación.
Otras medidas incluyen que cada conjunto folclórico cuente con un plan de contingencia y colabore en el recojo de residuos. Respecto al caos vehicular generado por las actividades dancísticas, se coordinará con las organizaciones de transportistas para mitigar el impacto.
El éxito de las mejoras dependerá de un plan de capacitaciones en seguridad, Defensa Civil y gestión de residuos. Además, la Gerencia de Cultura y Deportes ha impulsado eventos como el concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Juliaca y la retreta de bandas, enriqueciendo el carnaval.
IMPACTO ECONÓMICO Y TURÍSTICO
Los carnavales de Juliaca son una gran celebración y un motor económico regional. Durante estas semanas, la ciudad experimenta un aumento en la actividad comercial. Hoteles, restaurantes y comercios se benefician del incremento de visitantes.
El transporte también se ve favorecido con mayor demanda de servicios terrestres y aéreos. Artesanos locales aprovechan para exhibir y vender sus productos tradicionales. La venta de trajes, máscaras e instrumentos musicales impulsa el comercio.
El carnaval de Juliaca no solo es un importante atractivo turístico que destaca por su riqueza cultural en danzas y música. Su impacto impulsa la economía con la generación de empleo y nuevas actividades turísticas. Eventos como el concurso Sombrero de Oro realzan la tradición y atraen a numerosos visitantes.
El diario Los Andes consultó a la gerenta de Desarrollo Económico de la Municipalidad Provincial de San Román, Maribel Solórzano, sobre las cifras del impacto económico durante el carnaval juliaqueño; sin embargo, no brindó ninguna respuesta al respecto.
DATO.
La celebración de los carnavales en la ciudad de Juliaca se prolonga durante toda una semana donde destacan cada uno de los concursos que se realizan, con una variedad de danzas que alegran los corazones de todos.
