Recibimos constantes mensajes que nos dicen que beber litros de agua todos los días es el secreto para una buena salud, tener una piel más sana, o para perder peso. Y se recomienda a las personas, tanto adultos como niños, que carguen una botella de agua y la lleven consigo a sus actividades diarias.
Alimentar este apetito por el agua es la «regla de 8×8»: el consejo no oficial que recomienda que bebamos ocho vasos de agua de 240 ml por día, casi dos litros, además de cualquier otra bebida.
¿Tomar mucha agua nos hace mal?
Aquellos que aspiran a tomar ocho vasos de agua por día no se provocan ningún daño.
Pero la creencia de que necesitamos beber más agua de la que nuestros cuerpos piden puede llegar a ser peligrosa.
Tomar mucho líquido puede ser grave cuando causa una dilución de sodio en la sangre. Esto crea una inflamación del cerebro y los pulmones, a medida que el líquido se desplaza para tratar de equilibrar los niveles de sodio en la sangre.
En la última década, Kipps conoce al menos 15 casos de atletas que murieron por exceso de hidratación durante eventos deportivos.
Él cree que estos casos son en parte porque desconfiamos de nuestro propio mecanismo de sed y creemos que necesitamos beber más de lo que nuestros cuerpos requieren para evitar la deshidratación.
Ese fue el caso de Joahanna Pakerham que en 2018 corrió el maratón de Londres y terminó internada en el hospital.
«Mi amiga y pareja pensaron que estaba deshidratada y me dieron un gran vaso de agua. Tuve un ataque masivo y mi corazón se detuvo. Me llevaron en avión al hospital y estuve inconsciente desde la tarde del domingo hasta el martes siguiente», cuenta.
Pakenham, quien planea correr más maratones, dice que el único consejo de salud que recibió de amigos y carteles promocionales de las competencias fue beber mucha agua.
«Quiero que la gente sepa que algo tan simple puede ser mortal», dice
«Todo lo que necesitaba para estar bien era unas pocas tabletas de electrolitos, que aumentan los niveles de sodio en la sangre. He corrido algunos maratones antes y esto no lo sabía», afirma.
¿Cuánto se debe tomar?
La idea de que debemos hidratarnos constantemente hace que muchas personas lleven agua consigo todo el tiempo y beban más de lo que sus cuerpos necesitan.
«El máximo que una persona puede tomar en el calor más extremo posible en medio del desierto puede ser de dos litros en una hora, pero esto es muy difícil», dice Hugh Montgomery, director de investigación del Instituto de Deporte, Ejercicio y Salud de Londres.
Por eso, para el especialista no es necesario cargar alrededor de 500 ml de agua en un viaje de 20 minutos, porque «nunca te vas a calentar lo suficiente como para transpirar a esa velocidad, incluso si estás empapado de sudor».
Para aquellos que se sienten más cómodos siguiendo las pautas oficiales en lugar de la sed, el Servicio de Salud de Reino Unido recomienda beber entre seis y ocho vasos de líquido al día, incluida la leche baja en grasa y las bebidas sin azúcar, té y café.
También es importante recordar que nuestros mecanismos de sed pierden sensibilidad una vez que tenemos más de 60 años, por eso los adultos mayores son más propensos a deshidratarse que los jóvenes.
«A medida que envejecemos, es posible que tengamos que estar más atentos a nuestros hábitos de consumo de líquidos para mantenernos hidratados», dice Davy.
La mayoría de los expertos coincide en que nuestros requisitos de fluidos varían según la edad, el tamaño corporal, el sexo, el entorno y el nivel de actividad física de una persona.
«Una de las falacias de la regla 8×8 es su simplificación excesiva de cómo los organismos responden al medio ambiente en el que estamos», dice Rosenberg.
«Deberíamos pensar en los requisitos de fluidos de la misma manera que los requisitos de energía, donde hablamos sobre la temperatura que tenemos y el nivel de actividad física en que estamos involucrados».
La mayoría de los expertos están de acuerdo en que no tenemos que preocuparnos por beber una cantidad arbitraria de agua por día: nuestros cuerpos nos avisan cuando tenemos sed, como lo hacen cuando estamos hambrientos o cansados.
El único beneficio para la salud de beber más de lo que necesitamos, al parecer, serán las calorías adicionales que gastaremos corriendo al baño con más frecuencia.
BBC