OFIUCO: EL NUEVO SIGNO DE LA SERPIENTE

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Si naciste entre el 30 de noviembre y el 18 de diciembre, la constelación que te rige es Ofiuco, en vez de Sagitario.

Llamamos constelaciones a las agrupaciones de estrellas que se corresponden con la mitología celeste heredada de la antigua Grecia. Las del zodiaco son 12 y se encuentran ubicadas en una zona muy particular del cielo, la línea por donde avanza el Sol durante el año.

Si pudiéramos ver las estrellas detrás del sol diríamos que en cualquier momento del año el Sol ‘está’ en alguna de las constelaciones zodiacales, ya que en su recorrido anual el astro siempre aparenta ocupar una de estas parcelas. Y cuando decimos que alguien es Aries o Sagitario, lo que indicamos es la constelación en la que estaba el Sol en el momento de su nacimiento: el signo zodiacal no es más que una referencia astronómica a la posición del Sol en el cielo con respecto a las estrellas de fondo.

OFIUCO Y LAS SERPIENTES

Sin embargo, estos signos no están bien calibrados. Si utilizamos un planisferio celeste veremos que entre el 30 de noviembre y el 18 de diciembre el Sol ocupa una de esas constelaciones poco famosas: Ofiuco u Ophiuchus el Serpentario o encantador de serpientes. Los nacidos entre estas fechas son, por necesidad, de signo zodiacal Ofiuco.

Si seguimos observando la relación entre la posición del Sol y el fondo de estrellas, veremos que poco coincide con el calendario de signos al que estamos habituados según los horóscopos

¿Por qué no aparece Ofiuco como constelación zodiacal en el horóscopo? ¿Por qué no coinciden las fechas?

No lo hacen porque hace 2.500 años, cuando se originó el horóscopo en la antigua Babilonia, el Sol pasaba en fechas diferentes por cada una de las constelaciones zodiacales, aproximadamente cuatro semanas antes.

Nuestros astrónomos registran que ahora, cada año, el sol entra en Aries el 19 de abril, como un reloj. Pero debido al movimiento de precesión terrestre, el Sol es como un reloj que atrasa aproximadamente un cuarto de hora cada año. Al cabo de muchos siglos ese retraso se ha ido acumulando y ahora el Sol entra en Aries casi un mes después de lo que registraban los babilonios, y de lo que marcan los horóscopos.

Podría entonces decirse que a cada persona le corresponde realmente el signo inmediatamente anterior al que marca su horóscopo. Pero tampoco es cierto. El Sol solo transita una semana en Escorpio, mientras que en Virgo pasa mes y medio: estos tiempos de paso son iguales ahora que hace 2.500 años, y difieren mucho de la división de un mes por cada signo del horóscopo que establecieron de manera arbitraria los astrólogos babilonios, que decidieron prescindir de Ofiuco y quedarse con un número más redondo de 12 signos, como en el calendario de 12 meses.

La Nasa había modificado las fechas de los 12 signos del zodíaco para añadir un decimotercero llamado Ofiuco. Esta fue la noticia de una revista británica que puso de cabeza a los astrólogos, y que sin embargo, solo sería la mala interpretación de una página educativa de la propia agencia aeroespacial americana destinada a los más pequeños. No obstante, lo que sí sostiene la agencia aerospacial es que desde aquellos lejanos días las posiciones de esas constelaciones han cambiado, por lo que ahora no se encuentran en los mismos puntos donde estaban en la época en la que fueron datadas por esa cultura mesopotámica.

La Nasa tuvo que salir al paso de la información con una nota oficial asegurando que “no hemos cambiado los signos del zodíaco, solamente hicimos cálculos” y añadió que “el artículo explica que la astrología no es la astronomía y que se trata de una reliquia de la historia antigua, proveniente de observaciones del cielo nocturno”. También puso de relieve que su trabajo es astronómico y no astrológico.

A pesar de las controversias, la mayoría de astrólogos excluyen a Ofiuco bajo la premisa de que Constelaciones no son lo mismo que signos.
El signo se considera a partir de lo que se llama ‘punto vernal’, el momento del año en el que el sol cruza el Ecuador celeste y constelaciones hay muchas.

Tenemos entonces un largo camino de disputas que nos permitirá seguir explorando en nuestra bóveda celeste.

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