Sofía tiene dos años y unos grandes y hermosos ojos marrones. Rodrigo y Alejandra, sus padres, están enamorados de la mirada de su pequeña, pero desde hace unas semanas han notado que Sofía no suele fijar la mirada y, en cambio, tiende a entrecerrar los ojos al jugar con sus muñecas. Ante esta situación, la pareja ha pensado en acudir a un pediatra oftalmólogo, pero no están seguros si Sofía es todavía muy pequeña para someterla a un examen de la vista.
Aunque Rodrigo, Alejandra y Sofía son los protagonistas de esta historia, día a día miles de padres se hacen las mismas preguntas y muestran dudas ante la preocupación de que sus hijos sufran de alguna condición congénita. Para el doctor Javier Ferreyros, de Pediatras Asociados, en la oftalmología de hoy es muy importante la detección temprana del problema, pues de esto dependerá el éxito del tratamiento. Por ello, afirma Ferreyros, el pediatra juega un rol muy importante para detectar tempranamente cataratas, estrabismo, déficit de visión y otros. “Durante los primeros meses de vida de un niño será el pediatra quien lo examinará en cada control para descartar que alguna alteración en la vista”, explica Ferreyros.
Más allá de los exámenes pediátricos en los primeros meses de vida, Oscar Llerena Morales, oftalmólogo de SANNA Centro Clínico Chacarilla, explica que una buena edad para una primera visita al oftalmólogo son los tres años, aunque “en caso existan antecedentes como prematuridad o infecciones durante el parto, es importante que el niño se someta a un control en los primeros tres meses de vida para descartar cualquier indicio de lesión en la retina, u otras afecciones”, refiere el especialista, quien añade que durante los siguientes años de vida será necesario descartar o identificar de forma temprana cualquier problema refractivo, a fin de iniciar un control y tratamiento adecuado buscando preservar la función visual.
ANTEOJOS: CUANTO ANTES, MEJOR
Muchos padres son reacios a que sus hijos pequeños usen anteojos correctores, en gran parte por miedo a la burla de otros niños, sobre todo cuando se inicia la etapa escolar. Al respecto, Llerena explica que, una vez que se determina un defecto refractivo en el niño, es recomendable el uso de los correctores para mejorar el campo visual del paciente, siendo de gran ayuda para desarrollo de las actividades que realiza. “El sistema visual termina de madurar aproximadamente a los 7 años, momento importante considerando que se inicia la edad escolar, por lo que cualquier defecto refractivo como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo pueden afectar su rendimiento académico o causar fatiga ocular”, refiere el médico de SANNA.
PANTALLAS PELIGROSAS
Preguntado por el efecto nocivo de estar expuesto a largas horas frente a pantallas táctiles de teléfonos o televisores, el doctor Llerena refiere que en tiempos en los que el uso de los dispositivos digitales son de uso rutinarios, “es importante entender que la utilización indiscriminada de estos dispositivos en los niños menores va a conllevar al aumento de la incidencia de miopía, debido al excesivo enfoque de la visión de cerca y a los múltiples estímulos luminosos de estas pantalla”, afirma, al tiempo que sugiere a los padres de familia que supervisen y eviten el abuso en el uso de estos dispositivos.
Con toda esta información, es posible hacer una lista de cuatro sencillos consejos que todo padre debería seguir para garantizar la salud oftalmológica de sus hijos, y así evitar que eventuales afecciones o defectos refractivos en el tiempo.
1. Asegurarse que en los controles del niño sano se revisen los ojos del pequeño o pequeña. Aunque en los controles los pediatras deben seguir un protocolo que incluye la revisión de los ojos, es importante estar atento y confirmar que la vista del niño haya sido examinada.
2. Primera visita al oftalmólogo, a los tres años. Los expertos consultados coinciden en que los tres años son una buena edad para un primer examen de ojos completo, pero resaltan que, en caso de prematuridad o infecciones durante el parto, será necesario acudir al oftalmólogo durante los primeros tres meses de vida del niño.
3. Uso de anteojos correctivos a partir de los siete años si el oftalmólogo así lo recomienda. Los padres de familia deben ser rigurosos con las indicaciones de los oftalmólogos y pediatras, pues las medidas correctivas buscan mejorar el campo visual del niño, y evitar que cualquier defecto refractivo evolucione.
4. Supervisar el uso de pantallas de teléfonos móviles o televisores en niños. La larga exposición a pantallas puede conllevar al aumento de la incidencia de miopía por un excesivo enfoque de la visión de cerca, y a los múltiples estímulos luminosos de estas pantallas.