Por Sergio E. Mostajo Cuentas*
Cuando oímos a los jueces quejarse de la alta carga procesal que tienen no me sorprende, creo que las varias instancias judiciales, desde mi punto de vista, terminan convirtiendo cada proceso en un interminable viacrucis.
Los juicios se inician cuando se interpone la demanda, esta pasa por una etapa de evaluación, una vez admitida y tras un largo proceso deviene una sentencia.
Esta es, casi siempre, apelada por una de las partes, sube a sala, recorre otro largo camino, notificaciones, audiencias y otros actos para terminar con otra sentencia; ídem, esta es apelada, va en recurso de casación a la Corte Suprema, en Lima, pasado un largo tiempo se notifica que se debe fijar domicilio procesal en la capital y viajar para cuando se fija audiencia.
Finalmente termina con otra sentencia, esta casi siempre echa abajo los procesos, los devuelve a fojas cero o termina ordenando una serie de cambios que desvirtúan la demanda inicial, el expediente vuelve al juzgado de origen para reiniciar todo el camino.
El litigante que no tiene recursos termina abandonando el proceso.
Otros hartos de idas y venidas, apelaciones, audiencia, pago de aranceles, pago de honorarios a abogados, viáticos, copias y un larguísimo etcétera, también abandonan el juicio.
Les comento un caso personal, sigo un proceso de indemnización por despido arbitrario, antes gané un proceso de reposición, tras largos 4 años, en ese lapso tuve que trabajar en varios lugares, volví al que fuera mi centro laboral, todo había cambiado mucho, no había futuro ni perspectivas de crecimiento profesional, terminé renunciando e interponiendo la petición de indemnización, gané la primera instancia, también la segunda, la otra parte me llevó, en recurso de casación a Lima, allí ordenaron recalcular el monto a través de peritos, esta ratificó la suma de dinero con ligeras variaciones, y hace unos días el juez emitió sentencia fijando como indemnización ¡la cuarta parte! del cálculo fijado por la perito.
Sacando cuentas, pagando lo que tengo pendiente de pagar, presumo que me quedará un vuelto para un pollo a la brasa.
Han pasado larguísimos 8 años.
¿Tan mala fue la sentencia inicial para que el caso termine así? ¿Hay tal disparidad de criterios? ¿Los jueces supremos son infalibles? ¿O me faltó buscar una ayuda extra? ¿Tal vez un ‘cuello blanco’, verde o rojo?
No crean que el monto inicial de la indemnización era muy alto, solo buscaba hacer justicia, he visto a influyentes exmagistrados o políticos cesados o despedidos, ganar procesos por miles, e incluso millones de soles.
En mi caso, ¿no era más sencillo ratificar todo lo actuado y evitar ese largo y traumático camino? Todo estaba probado.
Pero no, apelé y apelé, no hay problema, que siga aumentando la carga procesal, después se quejan.
*Periodista