Alan Chinoapaza Turpo nació el 18 de mayo de 1986, en San Rafael (Puno). Es licenciado en Administración y Negocios Internacionales; asimismo, licenciado en Educación en la especialidad de Lingüística e Inglés.
Poeta, fotógrafo, pintor, escritor y catedrático de la Universidad Peruana Unión. Actualmente es el director del Club de Escritores Escolares: “Gabriel García Márquez” y miembro de la Casa del Poeta Peruano. Publicó 6 libros de poesía y otros académicos. Entre sus innumerables premios figura como Campeón regional de Declamación poética 2017 y Campeón Nacional del VIII Concurso de Poesía 2019.
¿Para usted qué es la poesía?
La poesía son los capulíes que traen en los ojos todas las mujeres. La poesía es la belleza del cielo y tú, tú, quien lee estas letras, tú eres poesía, porque eres lo mejor y lo más lindo que Dios ha creado. También poesía es la sonrisa de un niño, el canto de un pájaro, el llanto de una sirena y el corazón azul de tu madre. Todo lo bello es poesía.
¿Por qué escribes?
Como dice Félix Romero, escribo porque soy diferente y para ser diferente. Indudablemente escribo para ser feliz. Escribo para no morir y ser eterno aun después de muerto. Escribo para contar mis secretos, para reír, hacerte llorar o seducirte. La verdad que toda mi escritura es en base al amor, al amor a la mujer y a su belleza. Y si continúo escribiendo, es que no concibo un día que no escriba; porque amo escribir.
¿Cómo se inicia en la poesía y cuáles fueron sus primeras lecturas poéticas?
Un día un tipo aparece mientras yo estaba en clases, en primero de secundaria, y él declamó el poema titulado “Malú”; fue tanta la emoción que provocó en mí, que lloré de alegría, por primera vez había escuchado un poema de amor; ese día me enamoré de la poesía. Y, pues, con el tiempo comprendí que todos nos volvemos poetas el día que nos enamoramos o nos decepcionamos de una mujer. Pasados los años conocí al poeta Filonilo Catalina, que escribió el poema “Malú”. Mis primeras lecturas fueron los poemarios de Pablo Neruda.
Alguna anécdota literaria que haya ocurrido en su vida
En la final de un concurso de declamación poética, vi a alguien en el público que me causó raras cosas en el alma y me olvidé el poema. Lo único que me quedó hacer, fue inventarme un poema en el momento, e improvisar. No sé qué pasó, pero gané el concurso, es algo que recuerdo con cariño.
¿Cuál debe ser el rol del escritor puneño en un país dependiente y subdesarrollado, como el nuestro?
Nunca dejar de promover la cultura, aunque a nadie le interese. En mi caso personal, como maestro, todos los días les declamo un poema a los alumnos antes de empezar mis clases. Porque la poesía es mi negra alma. Y yo creo que en vez de sangre a mí me corren letras por las venas. También pienso que los escritores puneños debieran mostrar que existen y fomentar la poesía y la cultura incansablemente.
Algún mensaje para los jóvenes que se quieran dedicar a la literatura y la poesía…
Aquí no valen los consejos. Uno debe ser fiel a su intuición. Uno debe ser lo que desea ser: feliz o triste. Yo decidí ser poeta porque amo las bellas letras, y si soy profesor, es porque no puedo vivir solo como poeta, porque la poesía no paga, y menos en este país donde la gente no lee, a excepción de los alienígenas y algunos terrícolas diferentes.
¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?
Me considero nerudiano, nunca me ha faltado un libro de él al costado de mi cama y a veces los he usado de almohadas. Admiro también a Pablo de Rocka, Vicente Huidobro, César Vallejo… Y si tengo que recomendar un poemario, recomiendo leer “Memorias de un desaparecido” de Juan Cristóbal. Del mismo modo, “Cuaderno de ceniza” de Darwin Bedoya Bautista.