Salud pública autómata y con anteojeras

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Entrevista a Carlos Ismael Cornejo-Roselló Dianderas

Carlos Ismael Cornejo-Roselló Dianderas es un distinguido médico puneño de notable incursión propositiva e innovadora en el escenario de la Salud Pública, que continúa la trayectoria médica de su señor padre, don Carlos Renato Cornejo-Roselló Vizcardo, pionero de la Atención Primaria, considerado como el continuador de la misión de Manuel Núñez Butrón. El hijo prolonga al padre enalteciendo una cruzada en bien de poblaciones menos favorecidas e inclusive marginadas, aun en esta época en la que hipócritamente los poderes constituidos se plantean enrevesadas luchas contra la pobreza y la marginación, sin remover las causas centrales que ocasionan la exclusión. Se enfrenta al enemigo utilizando las armas que el propio enemigo provee. Nos referimos a la vigencia de un modelo de crecimiento y no de desarrollo que estructura programas que privilegian intereses monopólicos que desdeñan a la población y medran a costa de negocios y ganancias sin pausa de enero a diciembre desde hace más de 30 años. Ese modelo ha convertido al Perú en patrimonio de unos pocos volviéndolo hoy social y culturalmente en una feria economicista de compra y venta. Y la salud no se salva porque es un negocio automatizado desde el MINSA para ventaja ajena a la población y al servicio de modelos foráneos. Con este distinguido médico salubrista y puneñista dialogamos fraternalmente.

Jaime Barrientos Quispe

De menos a mucho menos

¿En general permítame preguntarle cómo está la calidad de la Salud Pública en el Perú?

Venida a menos y en deterioro lento y progresivo. Desde el primer gobierno de Fujimori hasta el presente, la concepción de Política de Salud imperante, sea soterradamente o de forma explícita, es la que institucionalmente el Banco Mundial concibe y ha impuesto para los países que como el nuestro padecen y soportan su crisis utilizando mentalidad y tecnología importada. Ahora ya no existen élites de gobierno en Salud Pública con autonomía pensante y actuante. Tenemos la lamentable constatación de que importante cantidad de población vive excluida del escenario de servicios de salud. Esta política trivializa el papel del Estado sin generar una adecuada propuesta de Reforma Sectorial, porque las ensayadas, básicamente orientan la atención reparativa de la Salud a servicios privados y al negocio de los seguros, y la pública, actúa anclada en la organización sanitaria nacional, supuestamente descentralizada, pero desmantelada no solo de recursos sino y especialmente de valores tradicionales como la vocación de servicio y la capacidad de engrandecer la gestión.

¿Hemos retrocedido socialmente en cuanto a Salud?

Hemos retrocedido. La Salud Pública como disciplina social que se nutre de muchas ciencias, tiene como eje para su práctica la movilización y acción de las familias de una comunidad y de una sociedad, de sus organizaciones y autoridades para lograr vivir en mejores condiciones de salubridad en su vivienda, acceso al agua, empleo digno, alimentos nutritivos y no dañinos, aire limpio, recreación, alivio del dolor y sufrimiento, protección de sus derechos y todo ello en términos de sus valores y raíces culturales, y que se encuentran animados por profesionales y técnicos de un Sistema de Salud solidario, participativo y comprometido. Eso no se da y solo les preocupa a los estrategas de nuevo cuño el crecimiento económico que no genera mejores condiciones de vida. 

Actualmente la práctica de la Salud Pública se desenvuelve en un escenario atestado de expertos funcionarios de escritorio y biblioteca que presumen saber más y mejor lo que las familias requieren para alcanzar salud y destino seguro. ¡Ironías o absurdos de la vida! Por ejemplo, estos expertos organizan programas de Presupuesto por Resultados para acciones de Salud Pública orientadas a la madre o al niño o al control de la tuberculosis, etc., en busca de la eficiencia interna de procesos que, obviamente, no consideran las coordenadas existenciales de la vida y que su orientación básica es el control centralizado y omnímodo del dinero, el mismo que como se sabe es cada vez más escaso e insuficiente.

Gozamos…sin buena Salud

¿Los peruanos gozamos de buena salud? ¿Cuánto vale la salud en el Perú?

No. De ninguna manera. Existe un hecho histórico nefasto para la salud de los habitantes del país. El gran “paquetazo económico” del 8 de agosto de 1990 que nadie lamentablemente recuerda. Los representantes de las ciencias sociales se han olvidado de lo que en ese entonces se estableció como “pobreza irreversible”. ¿Cómo es la salud biológica y mental de los peruanos sobrevivientes que nacieron en esa década y soportaron esas calamitosas, dramáticas y absurdas condiciones de vida que golpearon a la mayoría del país? Familias que además ya eran pobres antes de ese paquetazo que llevó a extremos irreversibles tal situación que surgió de la inimaginable hiperinflación de Alan García y del partido aprista en el gobierno. Sabemos las consecuencias de la anemia y la desnutrición crónica, de las enfermedades infecciosas de la primera infancia en el corazón del adulto como la fiebre reumática, de la alta probabilidad de obesidad y diabetes o hipertensión arterial en niños que nacieron con bajo peso, etc. Arrastramos mala salud desde hace décadas y hemos olvidado que con Fujimori se empezó a desmantelar el Estado y agudizar la dependencia hacia los mercaderes del exterior.

La Salud Positiva significa que una persona sana controla las tareas cotidianas de su existencia, controla los permanentes estresores a los que siempre está expuesto, mantiene excelentes relaciones personales y amicales, tiene sentido y propósito de vida, contribuye con su pensar y actuar al bienestar de su familia y de la sociedad y se dispone a la prosperidad común en escenarios éticos y morales y, todo eso  mantiene su cuerpo saludable con una mente que enfrenta con alegría los problemas de la existencia, que defiende sus derechos y vive seguro y orgulloso de lo que es. Como el huayno que dice… “nadie nos pisa el poncho, azangarina cholada”. Vive en trance de hacer el bien personal y común.  

Me preguntas que cuánto vale la Salud. No tiene precio es invalorable, aunque para los mercaderes de la Salud tiene precio y es negocio. Halfdan Mahler que fue Director General de la Organización Mundial de la Salud en tres períodos consecutivos que en su gestión tuvo como organizador al Dr. David Tejada de Rivero para la Conferencia sobre Atención Primaria de Salud en 1978 en Alma Ata, Kajastan, ex URSS, dijo que el potencial de energía más grande que tiene el planeta tierra es la “energía humana”, que el combustible que la mantiene es la salud, y la chispa que la enciende es la imaginación. Ello no tiene precio.

Lo que sí cuesta y mucho es curarse de la enfermedad que lamentablemente le llega a uno, y ello sucede así sé esté afiliado a algún tipo de seguro. La patología  de la atención a la enfermedad es vasta y altamente compleja y va desde la relación médico paciente humanizada o deshumanizada y la tecnología disponible, su conocimiento y uso por las especialidades médicas comprometidas en el diagnóstico y tratamiento junto a la disponibilidad de recursos, especialmente de medicamentos, insumos y materiales médicos, de horarios de atención, de turnos, citas, buen o mal trato en tantos sitios como admisión, caja, módulos etc.; todo ello independientemente del tipo de enfermedad que lo aqueja a uno. Obviamente, todo ello se alivia si el paciente o su familia disponen de dinero para pagar cada paso del proceso de atención. Y como se sabe no tiene porqué, pagar. Lo del cobro por debajo de la sábana es bien conocido y tolerado. Se tolera todo el mal recurriendo al modo de ser estoico que siglos de explotación nos han dejado como huella. Con tal que me sane, no importa. No se trata solo del costo en soles sino del que hace daño a la inteligencia y a la voluntad. ¿Cuánto cuesta mantener el equilibrio emocional ante las injusticias y la impunidad? Pero, en términos de soles se ha estimado que más o menos el 40% del gasto en salud sale del bolsillo del paciente.

En dicho estimado entran a tallar otras variables de gran interés atravesadas por procesos patológicos desde su génesis. Se trata de la industria farmacéutica de un lado y de otro del complejo médico industrial, y del despliegue de su mercado monopólico, que no es otra cosa que la negación del concepto ortodoxo de mercado, y que los precios de sus productos van en claro desborde sin control de ningún tipo. Todo ello se ve facilitado por la mayor incidencia y demanda de enfermedades crónicas y degenerativas.

En la nave y al garete

¿Hay objetivos a largo plazo respecto de lo que quiere el Perú sobre el Sistema de Salud?

El Ministerio de Salud ha publicado un Plan Estratégico que incluye al 2019 hasta el 2021. Los objetivos que plantea se relacionan con las actividades que se deben hacer para controlar las enfermedades que constituyen prioridad, mejorar el acceso a los servicios etcétera. Son “miradas” pragmáticas de corto plazo. No tienen nada de “estrategia”.  Nada de largo plazo. Nada que esté relacionado con el “Sistema de Salud” y su complejidad. ¿Qué se puede esperar de una institución en las que en los últimos tres años ha tenido por lo menos cinco cabezas y cada una de lo más sui generis por decir lo menos? Recuerdo que una de ellas le dijo al momento de agradecerle al presidente de la República su designación como Ministro de Estado en la cartera de Salud: “Presidente gracias, pero hubiera preferido que me designe en la cartera de Educación”.

Lo que se viene planteando proviene de la Organización Panamericana de la Salud. Se trata de las “Redes Integradas de Salud”. Un sistema basado en servicios de todas las organizaciones de Salud existente en un territorio, que coordinan entre sí como si se tratara de una red. Los documentos normativos para ello aún están en carpeta tecnocrática, en consultas. Hay experiencias piloto en la capital del país y aún no se conoce sus resultados. Estarás de acuerdo en que todo es posible en el reino de las ideas o de la fantasía que proviene de mentes que se suponen estar por encima de la realidad.

Un Frankenstein que manda

Quiere decir entonces, que el rol del Ministerio de Salud pareciera reducirse a los servicios de Salud hospitalarios, Centros de Salud, etc. ¿Cuál debería ser su verdadero rol?

Su rol en y para la Salud de la población, en el momento actual, es reduccionista y marginal al que cumplen otros Ministerios como el de Desarrollo e Inclusión Social y especialmente al de Economía y Finanzas que sí desempeña un rol protagónico. El Ministerio de Salud es una organización compleja con dos Vice Ministerios, muchas Direcciones Generales y más Direcciones Ejecutivas y supuestamente gran cantidad de expertos en gerencia de servicios y Salud Pública. En los últimos 15 años han producido innumerables normas y planes. Los hechos indican, no las normas, que cada “cubículo” de la organización se constituye como una especie de fin en sí mismo y dispone lo que considera conveniente sobre, por ejemplo, el control de la anemia, y resulta que no lo es para otro “cubículo” y para un tercero lo que le conviene es otra cosa, de manera tal que hay una especie de desorden del que lamentablemente no surge un orden, ya que no existe una inteligencia integradora para lograr ello. El tema es grave ya que repercute negativamente en los niveles intermedios de gobierno. El “centralismo” es más vigente que nunca a pesar del proceso de descentralización que lleva tres lustros. La verdad es que la descentralización ha resultado ser un cuento chino. La rutina en la gestión a nivel regional es absoluta y pasivamente dependiente de las disposiciones del nivel central de la organización sanitaria, es decir del Ministerio de Salud. Se cumplen las ordenes a pesar de saber que no encajan o no tienen sentido en el escenario de la realidad de la Salud y enfermedad y la idiosincrasia de la población que es tan heterogénea en el país.

El deterioro de la atención médica reparativa en términos de la oferta de infraestructura y equipamiento con tecnología de punta es inmenso. La brecha de profesionales y técnicos de la Salud, no solo es cuantitativamente impresionante sino cualitativamente grande y decepcionante con oferta muy pobre, especialmente a nivel de sub especialidades de medicina. Este rol no es asumido a cabalidad. Se recure al expediente fácil y cínico de responsabilizar a los Gobiernos Regionales. La muletilla es: No tienen proyectos, no gastan ni la plata que tienen”. No existe una propuesta seria para reflotar y fortalecer este tipo de atención en el país. Un rol que el Ministerio debería sumir.         

El rol que se dice y se recurre a él como verdad acabada y única es el de “Rector” sin que en realidad se lo ejerza con propiedad. El rol rector del MINSA solo está escrito. La Organización Mundial de la Salud respecto a este rol sostiene que la rectoría es algo más y algo diferente a “autoridad o jefe” que no es otra cosa que un personal ocupando un cargo jerárquico. La rectoría adecuadamente ejercida pone en alto relieve la capacidad de visión de las autoridades, la disponibilidad de información sólida y fluida y la capacidad para ejercer influencia en otros sectores y poderes del Estado y de la Sociedad Civil. La OMS sostiene que lo que está mal en la “rectoría” en salud es que los Ministerios de Salud a menudo padecen “miopía”, así como la estrechez de miras en sus funciones rectoras. No se trata del ejercicio burocrático de la autoridad que posee un cargo. Los Ministerios de Salud a veces hacen de la vista gorda ante problemas contingentes y competencias específicas.

Ante el hecho reconocido de que la realidad de la Salud y enfermedad son altamente complejas y causalmente indeterminadas, con escenarios inciertos, se requiere un Ministerio de Salud con un rol de liderazgo con intención y orientación explícita para hacer cosas que cambien situaciones que se consideran inconvenientes, injustas, desequilibradas o que no tienen armonía con lo que se espera como normal. Para ello se hace indispensable hacer uso de principios derivados de la racionalidad cognitiva y ya no sólo de la instrumental y lo que es realmente trascendente es impulsar lógicas de comportamiento ético-moral y no sólo guiarse por la eficiencia interna de los procesos como es la lógica actual de los programas de Presupuesto por Resultado que constituyen la bandera del éxito del MEF en el campo de la Salud.  

Formando profesionales sin alma social

¿Qué opina de la formación académica en Salud que ofrecen las universidades en el país?

La Salud y la enfermedad son fenómenos sociales complejos e indefinidos. En su composición y estructuración intervienen gran cantidad de variables, muchas de las cuales son inestables y según circunstancias aparecen nuevas o desaparecen otras, por lo que se manifiesta un contexto de incertidumbre e inestabilidad y además de ello en innumerables hechos o casos, no se expresa con posibilidades de verificación fáctica la causalidad entendida desde el enfoque hegemónico del positivismo lógico.

Este escenario hace inconsistente la formación de los profesionales de la Salud ya que, a pesar de lo que esté escrito en los planes de estudio de cada universidad una formación integral, humanista etc., la realidad del modelo de atención se impone. Docentes con teoría y práctica impregnada del modelo de atención, lo replican por lógica en su enseñanza. Modelo en el que valen con peso específico propio las capacidades cognitivas que permiten describir y explicar científicamente los procesos patológicos que afectan al cuerpo de la persona enferma, y las capacidades instrumentales que permiten intervenir con eficiencia, ya sea en el propio diagnóstico como en el tratamiento. Como consecuencia de ello vienen las capacidades actitudinales que no son otras que las que insuflan el contenido valorativo a lo que se hace, a lo que finalmente constituye el criterio de éxito de la profesión, que no es otro en una sociedad de consumo, que el tener cosas.

Lamentablemente, en el caso de la profesión médica se introduce de manera acelerada un sesgo importante hacia las capacidades instrumentales. El criterio clínico viene  constituyéndose en marginal para el diagnóstico a expensas del tecnológico instrumental que es cada vez más determinante. La formación profesional se viene consolidando de esa manera. La formación educativa que permite poner de relieve la capacidad para pensar reflexivamente, dudar y crear, está casi ausente.

Las humanidades como los estudios de historia de la profesión, filosofía, ética, antropología, investigación brillan por su ausencia. Los modelos pedagógicos son los bancarios. Solo se aprende contenidos que están enlatados en los libros de texto. Las ciencias fácticas son las de mayor contenido relevante. No se aprende a ser ni a convivir. La medicina por la manera cómo se forma al médico, está perdiendo su cualidad profesional humanista y hoy no se diferencia de un mero oficio pragmático con la diferencia que hace uso de tecnología de punta y con altísimo costo.      

Se aprende en la cancha

El SERUMS es un requisito obligatorio del servicio de Salud del Perú, que tienen que cumplir todos los profesionales de salud. ¿Esta política no es discriminatoria e inconstitucional?

Desde mi punto de vista fue una de las reformas importantes que se hicieron en el Gobierno del General Juan Velazco Alvarado. Por algo hasta la fecha continúa. La propuesta parte de la hipótesis de que, si bien en las aulas universitarias se forma académicamente y de allí salen a ejercer la profesión en la ciudad o el campo, conviene que por lo menos un año tengan contacto con la realidad social y cultural de la población que vive en exclusión permanente en el país para desarrollar sus capacidades profesionales y por tanto mostrar su competencia o incompetencia ya que la tecnología disponible no será la suficiente.

Importante también resulta la posibilidad que al profesional que ejerce su primer año se le facilite el escenario ideal para desplegar, si es que está motivado, su ingenio para pensar y poner en practica actividades no aprendidas en la universidad y que le permitan cumplir con objetivos institucionales fácticos como vacunar, organizar charlas, coordinar con alcaldes de distrito, conversar con dirigentes de comunidad, hacer visitas domiciliarias, etc., lo que se llama “estrategias”. Trabajando y confrontando conflictos y dificultades u obstáculos es como se aprende la estrategia, nunca en un aula o en un libro de texto.  

La obligación de su práctica es relativa ya que solo funciona para los servicios de Salud públicos, no para el ejercicio privado de la profesión. Es bueno indicar que el profesional SERUM tiene sueldo o salario, ahora denominado eufemísticamente, compensación económica que está presupuestada por ley y además los profesionales Serums que se desempeñan en sedes alejadas, medio rural inhóspito o selva, tienen como bono altos puntajes en su currículo, que les permite acceder a programas de post grado con mayor facilidad.  

No importa cuánto sino qué se hace bien

En Puno, la dispersión poblacional y la atomización de las Redes de Salud es impresionante ¿Cómo es posible que exista en Puno 11 Redes de Salud? ¿En cambio, Arequipa que cuenta con mayor población solo opera con 4 Redes de Salud?

En Puno, como en ninguna otra región del país, la población vive distribuida en el territorio con más racionalidad, con la salvedad de que este equilibrio se viene rompiendo, ya que en Juliaca se concentra cada vez más población, por ejemplo, trabajadores de Salud que laboran en Azángaro ya no viven allí sino en Juliaca. Van y vienen cada día. En sus descansos ejercen su profesión no en su sede de trabajo permanente sino en Juliaca. También sucede entre Puno ciudad e Ilave. Se rompe el equilibrio dinámico entre hombre y geografía.

Paralelamente a ello debe correr la asignación de recursos públicos para el cuidado de la Salud. Eso es organización.  Si son 11 o 10 o 5 Redes de Salud las unidades administrativas básicas, que gozan de autonomía relativa en el manejo de su presupuesto, no tiene mayor relevancia siempre y cuando  se conserven las capacidades y competencias para resolver los problemas, aprovechar las oportunidades y cumplir con su misión y visión, actuando como un todo orgánico y dinámico a la vez que flexible y en permanente proceso de aprendizaje colectivo y transformador.

Si cada “unidad básica” baila con su propio pañuelo y a su único ritmo y, ello avalado por otra autoridad, en este caso, situada en el Gobierno Regional de Puno y su sede central, entonces surge el despropósito, el desorden anárquico del cual no puede surgir jamás un orden organizado superior. La misión de la organización se va al tacho del desperdicio.    

¿El esquema de atención biomédico, biométrico en los hospitales, cuán beneficioso es? ¿Se está humanizando el servicio de Salud? ¿Por qué hay insatisfacción en el ciudadano que busca atención? ¿Qué se debe hacer para que exista una atención con diligencia y respeto?

El Modelo de Atención descansa en diagnóstico y curación de las personas que enferman. Este proceder es el eje sobre el cual gira todo lo demás, las vacunaciones, etc., diga lo que diga la teoría o lo que esté escrito en los manuales y políticas o planes. Los hechos siempre serán los hechos, y son más poderosos cuando están avalados por el ejercicio de las propias profesiones que alimentan el modelo y lo que es más por la propia población que se atiende y por la crítica que se hace, por ejemplo, desde el periodismo.  

Aplicar este modelo no solo es de muy alto costo e imposible de financiar con los recursos públicos existentes. Para enfrentar contingencias se requiere personal profesional y no profesional que despliegue lo que se viene perdiendo aceleradamente, vocación de servicio y formación humanista que ya no existe.

La receta consiste en cambiar el modelo lo que es imposible de hacer en el escenario de una sociedad capitalista, basada en el consumo y en el concepto de la Salud como negocio rentable, en el que las industrias y los empresarios siempre tienen que ganar. ¿Qué hacer? Al momento lo que se pueda para controlar los excesos y llenar los vacíos que tiene el modelo. Ello requiere de élites profesionales de la gestión en Salud que piensen con cabeza propia, lo cual es muy difícil y casi imposible de encontrar. Ante eso se apaña realidades y hasta encubre contingencias

Aparte de ello, está presente, aunque no se la vea claramente, el camino de la Salud Pública que tiene instrumentos poderosos para modificar situaciones en el orden social y cultural que alimentan el modelo. ¿Es posible admitir que en una familia exista un familiar con diabetes y que al ser atendido en el hospital se muera por cualquier otra cosa menos por diabetes y sus complicaciones? 

El MINSA solo ordena y siempre se equivoca

Estamos hablando de Promoción de la Salud. “Es mejor prevenir que curar y que lamentar” ¿Por qué la Promoción de la Salud solo se aborda de manera sectorial?

En el Ministerio de Salud no existe internalizado ni hay el compromiso de asumir como propia la tarea de movilizar recursos y energía humana para “despertar” al conjunto de los sectores del Poder Ejecutivo y especialmente a las organizaciones de la Sociedad Civil para enfrentar y vencer conflictos derivados de los denominados Determinantes Sociales de la Salud, especialmente la iniquidad social, en su acepción de perversidad y, maldad, más que de desigualdad. Digo “iniquidad” y no “inequidad”

Ello no es posible ya que en el Ministerio en lugar de convocar, persuadir y concertar de manera abierta y dialogante intervenciones para lograr, por ejemplo, una mejor movilización social en defensa de procesos como la interculturalidad, motivar a la Universidad Peruana para que asuma este reto asignando recursos y generando debate, así como en el campo del derechos y equidad de género, por ejemplo, en las acciones para combatir la anemia entre otras. En lugar de ello todo el tiempo se la pasa defendiendo, con razón o sin ella, la labor de los funcionarios ante los desastres de la atención médica reparativa en el país y cuando propone algo, lo hace mediante una norma legal, siempre en complicidad con los legisladores del Congreso que creen que resumen la realidad de los hechos y que sus legislaciones reflejan sabiduría. Además, el MINSA nunca dialoga, solo ordena y casi siempre se equivoca.

La lógica perversa dice, si la Promoción de la Salud consiste en el empoderamiento de los actores sociales en la Sociedad Civil para que usen sus capacidades y volverse competentes en la lucha contra la iniquidad, entonces los primeros en caer seriamos nosotros, los de Gobierno, los del MINSA y demás. ¡Claro! Entonces, no hay que agitar las olas de un mar tranquilo, que el pueblo siga dormido.      

Formatitis inflamatoria contra la Salud

Respecto del sistema de información del sector Salud. ¿La información que se brinda es confiable, completa y transparente?

No. Existe un sistema de información débil ya sea en infraestructura como en capacidades cognitivas, además de fragmentado. Sus datos no se procesan en información que permita tomar decisiones y generar conocimiento. La información es incompleta, lo poco que existe jamás es oportuno y siempre la transparencia es relativa, en su momento se maquilla y maquina según la conveniencia de cada autoridad. No ser transparente no quiere decir mentir o falsificar datos. En la mayoría de las veces se dice lo que conviene y no se dice lo otro. Además, se clasifica y ordena los datos para un objetivo y no para otro. Es curioso que, por ejemplo, los datos con que trabaja la Oficina de Epidemiología no concuasan con los que utiliza la Oficina de Planificación o con la que ha producido el área usuaria, por ejemplo, la que estima la proporción de deserción en el tratamiento de pacientes con tuberculosis, entre otros tantos casos.  

El personal que atiende está sobresaturado de formatos que debe llenar. Usa más tiempo en esa tarea que en conversar con su paciente o con autoridades o familiares.  Cada programa pone su formato. El Formato Único de Atención del Seguro Integral de Salud es una adicional a lo mismo que se hace en el HIS tradicional del MINSA, además de lo que se escribe en la Historia Clínica, también se llena en Formato SIEN y la Historia Peri Natal etcétera, etcétera. Un laberinto kafkiano.

En el campo de la gestión se programa tanto los recursos y las actividades en el sistema electrónico de abastecimiento como lo que se va a gastar en el sistema también electrónico del financiamiento; cada uno de estos incorpora modificaciones en sus códigos cuando lo estima conveniente, sin avisar oportunamente, y lo peor es que los datos ejecutados vienen en “cubos” que no son accesibles al que toma decisiones, sino al experto que lo maneja y que está lejos de los escenarios de decisión. Un desastre.

Comunicación que incomunica

Se constata que no hay política comunicacional para educar, solo existe para la prevención de males. ¿Considera que esto debería de cambiar? ¿Cómo podemos mejorar la Salud Pública a través de la educación, la cultura, la investigación y la innovación? ¿Podría proponernos tres medidas que, a su entender, supondrían un cambio radical en este aspecto?

Yo digo que ni siquiera se comunica bien para la prevención de males. Se comunica sin considerar el polo de referencia del receptor en el proceso de la comunicación. El mensaje preventivo es homogéneo, como si en el país todos fuésemos occidentales puros, solo español hablantes y nuestra cosmovisión fuera impuesta y asumiera que solo el reino animal tiene vida y no lo vegetal y menos lo mineral. Son mensajes monocordes, aburridos y muchos de ellos estúpidos y además no se refieren al meollo de las situaciones ya que la industria de la Salud podría verse afectada o los intereses de alguna institución corporativa y con poder como la Iglesia Católica. Se cree que todos tenemos el mismo cerebro y que quizá este, esté cuadriculado.

La comunicación cultural tiene más potencia que la educativa para cambiar, por ejemplo, estilos de vida que no son favorables para la Salud como comer hamburguesa con queso frito, que un estadounidense de clase media y con post grados académicos traga con placer, a pesar de saber muy bien el daño que le hace a sus arterias y la inminencia de padecer una muerte súbita por infarto de miocardio. Por nada nadie cambia el placer de demostrar que la hamburguesa de ese tipo es la mejor comida del mundo y él es el mejor hombre premiado o favorecido por Dios.

La comunicación cultural constituye el proceso individual y social de mayor complejidad que existe. Las diferencias entre entender y comprender son sustantivas. Hay procesos de la Salud y enfermedad que se entienden, pero no se comprenden o a la inversa. No todo tiene causalidad lineal y demostrable. En este escenario la “ética en el discurso” o “acción comunicativa” que sistematiza Jurgen Habermas tiene campo fértil para su aplicación y sentar bases de un cambio desde dentro y sustantivo de las lógicas de pensar y hacer en los servicios de Salud.

Un segundo campo de acción es concentrar los recursos de la Salud Pública más que en la gerencia de los servicios, en el análisis de problemas y descubrimiento de oportunidades, y planteamiento de alternativas con enfoque cultural, y ello en base a metodologías participativas libres y deliberadas formulando planes de acción abiertos antes que cerrados.

Finalmente creo que se debe, aunque sea difícil, pensar estratégicamente para tomar las decisiones, y ello debido a que el escenario de la Salud y la enfermedad está perfectamente centralizado y es sumamente complejo. Se requiere saber moverse sin hundirse. Lograr los cambios de coyuntura que preparan el terreno para las modificaciones estructurales de fondo. Ello se facilita o hace más llevadero el andar cargado de tareas, si se posee una visión sólida, así no sea alcanzable, de cómo está y deber estar la Salud del pueblo y sus mejores condiciones de vida y especialmente cómo este ejerce su dignidad en el campo de la defensa y protección de sus derechos y la calidad de la atención que merece.

Entre los condicionantes ambientales, ¿cuáles son los más importantes en relación con la Salud? ¿Podemos prevenir las enfermedades cuidando del medio ambiente? ¿Cuáles son los principales efectos del cambio climático en la Salud de la población a nivel mundial? ¿Y en el Perú?

El principal condicionante es el denominado saneamiento básico, es decir la disposición final saludable de los residuos sólidos y líquidos y el abastecimiento de agua potable. A ello se agrega la higiene de los alimentos y el aire limpio que, le consideran básicos. Todo ello fue denominado por Michael Foucault como la medicina de las cosas y que transformó ciudades como Paris y marcó a la medicina y su ejercicio desde el Estado como una biopolítica al concentrar intervenciones en armonía con la ciencia de la química para la asepsia y otros beneficios a la Salud, la alimentación, la arquitectura, la ingeniería civil, etc., El acceso a estos servicios se mide con indicadores que no procesa el sistema de Salud, les corresponde a las municipalidades.

Tofler describe estos indicadores como típicos de la primera ola, es decir de la Salud vinculada estrechamente con la Salud y la enfermedad en las patologías infecciosas y trasmisibles y la desnutrición. En el país y en Puno aún prevalecen estas patologías ya que la basura se amontona en lugares casi públicos, no hay rellenos sanitarios, los desagües se desbordan y todo es una calamidad social y deplorable estructuración organizacional gerencial.

Sabemos todos que el cambio climático es realmente incontrolable, progresivo y cuyo origen descansa en el modelo de crecimiento económico vigente sobre el que las personas no pueden hacer nada. Este cambio es nefasto para la Salud de las personas. Se viene perdiendo el equilibrio emocional, se incrementa la frecuencia de los trastornos degenerativos de la piel y otros órganos y sistemas y la Salud ocular se deteriora.  

Frente a la anemia, intacta derrota burocrática

La anemia infantil afecta en el país a poco más de un millón de niños menores de tres años, y lo más grave es que en los últimos tres años se incrementa, y más de 420 mil niños de esa edad padecen desnutrición crónica. ¿Hay conciencia sobre la gravedad de la anemia y la desnutrición infantil? ¿Cómo ve las políticas públicas contra la anemia y la desnutrición infantil?

El Estado peruano, especialmente el Ministerio de Salud está fracasando en la lucha para controlar la anemia en niños menores de 3 años y la derrota se encuentra a la vuelta de la esquina. Los números de la encuesta nacional desde hace muchos años, especialmente los últimos tres así lo demuestran. ¿Por qué sucede ello?

Si bien es cierto que la anemia por carencia de hierro, que es como una plaga no letal para la vida, sí es fatal para el destino laboral e intelectual de ese niño futura persona deficiente. Esta realidad va directamente relacionada con los niveles de pobreza de la familia y del drama social que acompaña esta situación. Bien, no es posible enfrentarla solo con adecuadas estrategias y suficientes recursos que permitan detectar tempranamente la patología y curarla con efectividad si no se resuelve la situación de pobreza, la que es indispensable revertir. Hay que vencer y salir de la pobreza si se quiere obtener resultados sostenibles en el control del mal a mediano y largo plazo.

En el comando nacional establecido para luchar en contra de la anemia existe una especie de consenso en que este problema, por su origen y mantenimiento que es multifactorial, controlarla es responsabilidad de todos. Una sentencia reza: “Si es de todos entonces es de ninguno”. La pelota va de uno a otro lado. ¿Quiénes cargan con los muertos? Nadie, ninguno de los operadores, excepto, como siempre, los dañados.

No existe liderazgo y desde el MINSA se imponen estrategias homogéneas más de orden publicitario como en el 2018 de movilización dominical mensual para todo el país sin que este tenga esta condición. Además, no se plantea con claridad el análisis causal del problema y lo que es más, la cantidad de recursos en términos de horas trabajador, especialmente de enfermería, es absolutamente insuficiente para alcanzar coberturas de atención óptimas. Se distrae escasos recursos al asignarlos desde el Nivel Central a los Gobiernos Locales en el presente año, y no a todos sino a unos cuantos, con actividades y estrategias inconvenientes para la gestión regional como asignar estipendio monetario a los que les han bautizado como “actores sociales”. Las cartas se juegan y corre la apuesta por el Gobierno Local y sabemos que en el tema de desarrollo e inclusión social la experiencia con esta instancia es siempre es incierta. 

Se suele presentar las muertes de cientos de niños cada año por causa del frío como una consecuencia prácticamente inevitable de las inclemencias del clima, pero en otros países con tanto o mayor frío que las zonas andinas del Perú no tienen esa mortalidad infantil. ¿Por qué?

El sustrato biológico no es el mismo. En Rusia se combate el frio con el frio. Con temperaturas bajo cero los niños se bañan con agua fría, juegan con hielo y no les pasa nada. En los países del norte no hay casa que no tenga calefacción. Se trata de los países centrales, nosotros somos parte de los periféricos. La riqueza de unos explica la pobreza de otros. Se trata de hechos dialécticos claramente demostrables. De otro lado, nosotros cada año esperamos y reclamamos ayuda, siempre estiramos la mano y la ayuda mal que bien se satisface y luego se la guarda para sacarla al año siguiente.  

Un padre y una convicción.

El 27 de julio se cumplen 100 años del nacimiento de su señor padre Carlos Renato Cornejo-Roselló Vizcardo ¿Qué recuerda de él? ¿Cuál fue su principal aporte a la Salud Pública en la región Puno?

La compenetración biunívoca de la Salud con el desarrollo humano, no solo desde una perspectiva conceptual sino operativa en términos de intervenciones planteadas para el campo de la nutrición aplicada, de la educación inicial no escolarizada, del cuidado infantil desde el claustro materno y procesos sociales de participación de la comunidad mediante Promotores de Salud y las parteras tradicionales capacitadas, así como el apoyo factico para que las enfermeras culminen su formación profesional como internas en Establecimientos de Salud del medio rural.

Todo ello y más con un inmenso temperamento y pasión por lo que se quiere, y con una absoluta integridad en el manejo de la cosa pública.

Su independencia de criterio respecto de los funcionarios del Ministerio de Salud fue, para mí, proverbial. Una vez, en un evento nacional sobre epidemiología, en plena clausura, cuando en las conclusiones se afirmaba que todo lo que anda mal en la Salud del país era responsabilidad de las regiones de Salud, él se elevó, alzó la mano y con el permiso respectivo desde la platea dijo a toda la plana mayor de la mesa de protocolo, incluido al Ministro, y con voz clara y sonora. “Todos los problemas que dicen ustedes existen se resolverían si nos dejasen trabajar” Nunca bajó la cerviz ante imposiciones y se enfrentó al tradicionalismo de los médicos de su tiempo que progresaban económicamente con la atención médica cobrando y cobrando en desmedro de la población. Para él la medicina no fue negocio.

¿Por qué se le reconoce tardíamente a su señor padre?

Así siempre sucede cuando existen propuestas, acciones y mentalizaciones que van por delante de su tiempo. Su visión de futuro la enlazó con su misión de intensa acción y compromiso.

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