Columnista: Walter paz Quispe Santos
La intervención del Ministerio Público especializado en corrupción de funcionarios, para corroborar la existencia de una mafia que traficaba con las pruebas de admisión, pone en evidencia que las cosas no van bien en nuestra primera casa de estudios. Es saludable que se inicie con un proceso de desarticulación de las organizaciones criminales que actúan con alevosía y ventajismo para favorecer a estudiantes postulantes en el proceso de admisión, cobrando cupos de 10 mil a 15 mil soles. Los hechos ponen en evidencia que se trata de una mafia integrada por docentes, estudiantes, docentes de academias pre universitarias, postulantes que deberían ser inmediatamente juzgados por varios delitos graves y escandalosos. Esperamos que todo el peso de la ley caiga sobre ellos para que estos hechos no queden impunes.
Estos lamentables sucesos que ocurren en la Universidad del Altiplano nos permiten abrir varias preguntas sobre las mafias que operan en distintos procesos que se han dado en distintas épocas en estos últimos años. No se trata de una sola mafia, es decir, de una sola organización, sino de varias que se encuentran al interior de la universidad: mafias que operan sobre casos de contratos de profesores, mafias relacionadas con el nombramiento de profesores, mafias que tienen que ver con proveedores en las obras que ejecuta la universidad, mafias que intervienen en la adquisición de bienes y servicios de la universidad, entre muchas otras, que deberían ser investigadas como corresponde por las entidades fiscalizadoras del Estado. Las mafias también tienen que ver con el enfrentamiento de grupos que luchan por controlar el poder dentro de la universidad y que para el desarrollo regional constituyen un atraso.
La Universidad del Altiplano no aparece en los rankings de calidad, investigación, y otros rubros que se evalúan anualmente. Y si aparece en alguna, ocupa los últimos lugares, y esa realidad debe cambiar. Es indignante ver que nuestra universidad no esté a la vanguardia del desarrollo regional y nacional, y más destaque por hechos escandalosos como la presencia que señalamos al inicio de nuestra columna. La misma prueba de admisión que solo valora el memorismo mecánico ya debió ser reemplazada desde hace muchos años por otras que sean más concordantes con la selección del talento humano, como hacen las buenas y mejores universidades del mundo, en tanto que las peores siguen revalorando el memorismo que en el extremo permite que sobre ese tema se organicen asociaciones ilícitas para delinquir. Finalmente, si la UNA Puno se arroga ser una entidad licenciada, también lo debe demostrar en sus evaluaciones a nuevos estudiantes y no vivir momentos dolorosos, corruptos, inmoralmente miserables en los que ha caído en estas últimas horas.
