El Siku: Primer Instrumento Prehispánico Universal

Fecha:

Sikuris 27 de Junio Nueva Era

César Suaña Zenteno

La década del 60 y primeros años del 70 del siglo pasado, los 3 conjuntos de sikumorenos de la ciudad de Puno eran los del Barrio Mañazo, Juventud Obrera y Panificadores. Su composición social estaba formada por arrieros, carniceros, panaderos, mercachifles, sastres, albañiles y otros. Es decir, población trabajadora de la ciudad y de los sectores sociales considerados “más bajos” comparado con el dominio de los gamonales, terratenientes y sus autoridades en la región. Y en el resto del departamento, sólamente los “indios” de las comunidades lo ejecutaban.

Ha pasado medio siglo, y hoy, nuestro siku altiplánico, se ha convertido en un símbolo de los puneños y todos los sectores sociales lo ejecutan, especialmente su juventud. Ha saltado de las comunidades y de los barrios a los grandes teatros, la televisión, las redes sociales y se ha convertido en un fenómeno de masas en nuestra región y el país (principalmente Lima). No hay una sola celebración festiva de los puneños y de reclamos sociales (también en la capital de la República) que no tenga como actor musical a una tropa de sikuris.

Y los migrantes puneños y de otros lugares del país y que han adoptado como suyo a nuestro siku ancestral, lo han llevado a casi todos los países de sudamérica (con excepción de Uruguay y Paraguay) y al hemisferio norte del planeta, especialmente Norteamérica y Europa, donde se van recreando nuestras tradiciones festivas. Pero no solamente se ejecuta la música sikuriana en sus diversos estilos, sino que los integrantes de los conjuntos son los que más reflexionan y teorizan sobre el instrumento y su práctica y ello se refleja en diversos simposios, congresos y otros eventos realizados en Lima, Buenos Aires, Santiago de Chile, Estados Unidos, España, etc. donde inclusive se publican revistas y libros con contenido relacionado al siku.

Y es obvio mencionar que nuestra región Puno es el centro musical sikuriano por la diversidad de estilos existentes (sikumoreno, sikuri, kallamacho, satiri, q’oto, ayarachi, laquitas, palla palla, pulla pulla, ch’allpa sikus, tita tita, isla sikus, sata sata, choclo, etc.) y la enorme cantidad de conjuntos, tanto en las ciudades como en las comunidades puneñas y se ha convertido en una especie de “centro de peregrinaje” o Meca que es obligatorio visitar por parte de quienes ejecutan este instrumento en cualquier lugar del planeta.

¿Cómo este instrumento prehispánico que en algún momento estuvo en riesgo, se ha masificado en el país y ha logrado “saltar” a otros espacios sociales y continentes? A la tenaz persistencia de nuestras comunidades y los barrios urbano marginales de nuestra región y los migrantes en diversas ciudades del país por ejecutar este instrumento de sus ancestros, se sumó la década del 70 un acontecimiento social y político ocurrido en Puno y que tuvo repercusiones significativas en Lima: los acontecimientos del 27 de junio de 1972 que generaron varios mártires en defensa de los intereses de nuestra población como Roger Aguilar, Augusto Lipa, Candelaria Herrera y Pablo Mamani y que motivó una insurrección de los puneños.

Los medios de comunicación controlados por la dictadura militar de Velasco Alvarado distorsionaban completamente lo ocurrido en esa fecha, y sin embargo las cartas de familiares que llegaban a Lima, principalmente a los estudiantes universitarios de “clase media”, contaban la verdad de lo ocurrido en ese entonces. Esos estudiantes nucleados principalmente en la Asociación Juvenil Puno fundado en 1970, empezaron a ejecutar los sikus en 1972, y además de reivindicar a este instrumento ejecutado por los sectores sociales marginados de la sociedad puneña, lo utilizaron para denunciar lo ocurrido el 27 de junio en Puno en espacios diferentes a los tradicionales de los migrantes: universidades, sindicatos obreros, pueblos jóvenes, concentraciones culturales y movilizaciones sociales.

Este hecho de salir a otros espacios de difusión motivó un acontecimiento social importante: muchos jóvenes provenientes de diversos lugares del país hicieron suyo al siku o zampoña. ¿Por qué no se motivaron a reivindicar, ejecutar y difundir los instrumentos propios de sus regiones y optaron por el siku? Hay sólo una respuesta: por la fuerza y potencia colectiva de esta música y por su gran capacidad movilizadora, tanto de sus ejecutantes como de los danzarines y acompañantes. A ello hay que sumarle la coyuntura política y social signada por protestas crecientes contra el gobierno militar.

La Asociación Juvenil Puno y su conjunto de sikuris que creció en diversos lugares del país y la región, lamentablemente en 1989 sufrió un cisma por diferencias en política cultural, y se generaron rupturas en Puno, Juliaca, Cusco, Arequipa y posteriormente Lima. Sin embargo, nuestra institución que hoy se denomina Sikuris 27 de Junio Nueva Era y que reivindica lo esencial de nuestra historia desde 1970, continúa con la ejecución y difusión de nuestra música orquestal de sikus, y además de nuestras actividades cotidianas en la región, el país y el extranjero (como los conciertos que ofrecimos en la ciudad de La Paz –  Bolivia los días 2 y 3 de agosto) nos aprestamos a realizar en febrero próximo el XII Encuentro Internacional de Sikuris al grito que hoy simboliza a los ejecutantes de este instrumento prehispánico tan vigente hoy y que se ha convertido en símbolo universal de los puneños: ¡Fuerza Sikuri! ¡Ch’amampi Sikuri!

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SIKURIS 27 DE JUNIO NUEVA ERA ENCANTÓ EN BOLIVIA

La Embajada del Perú en Bolivia, liderada por el Ministro Jesús Ponce Bravo, Jefe de Cancillería, fue el encargado de presentar el concierto “Olas danzantes”, música de sikus altiplánicos que ofreció el conjunto de Sikuris 27 de Junio Nueva Era de la ciudad de Puno en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore y el Teatro Municipal Modesta Sanjinés de la ciudad de La Paz, con motivo de saludar a la ciudad al pie del Illimani por el 210 aniversario de la gesta independentista que lideró Pedro Domingo Murillo y que tuvo como actor principal al puneño Juan Basilio Catacora Heredia, así como celebrar el 198 aniversario de la independencia del Perú y el 194 aniversario del Estado Plurinacional de Bolivia.

Además de directivos de la Confederación Nacional de Folklore de Bolivia, asistieron a los conciertos diversas agrupaciones musicales y culturales que quedaron impactados por la diversidad de estilos musicales que se practica en los pueblos ribereños del Titikaka y el Wiñaymarca, así como en sus montañas y ceja de selva de la región Puno, y señalaron que en Bolivia hay escasos grupos que se dedican a reivindicar los instrumentos tradicionales y las músicas de los pueblos originarios.

El conjunto de sikuris de Puno ofreció 17 temas recopilados a través de varias décadas de diversos estilos en el siku como chirihuanos de Huancané, q’otos de Conima, lakitas de la isla de Anapia, imillanis de las islas de Taquile y Amantaní, ayarachis de Sandia y Lampa, qhantus de Vilquechico, Sata Sata de Moho, marcha de los q’ejeres de Lampa, huayños de Huata, Turputía, Cojata, una captación de Italaque (Bolivia) y dos composiciones del grupo.

Durante el intermedio del concierto ofrecido en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF),  el Dr. Fredy Yana Coarite, directivo de la Confederación Nacional de Folklore de Bolivia, saludó la presencia de esta delegación musical y los felicitó por “difundir la música de nuestros ancestros y para nosotros es un grato placer y un orgullo tenerlos en la ciudad de La Paz (…) nosotros también tenemos nuestros sikuris y solamente nos divide lo político, y más al contrario nos une nuestra cultura, nuestro folklore”.

Deysi Loayza, directiva de sikuris 27 de Junio Nueva Era señaló que además de peruanos residentes en La Paz y público en general, asistieron agrupaciones culturales de investigación y grupos de sikuris femeninos, con quienes se han establecido relaciones fraternales y se programarán actividades en común.

César Suaña, presidente del grupo, destacó el gran apoyo que recibieron del MUSEF y de la Casa de la Cultura Franz Tamayo para las presentaciones, tanto en la difusión como en el personal destinado a la organización de los conciertos, que fue impecable. “Qué distinto a Puno, donde uno mismo tiene que poner su equipo de sonido, su propaganda y organizar su escenografía. En La Paz fue todo lo contrario, demostrando que la cultura en general y la música en particular, reciben un gran apoyo para su despliegue”.

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