¿Cómo es posible que hagas un llamamiento público antidemocrático?
Esta vez sí que has llegado más allá de los límites de la tolerancia que todo hombre culto, demócrata, intelectual y escritor debe observar. Más aún cuando se trata de una persona que como tú ha merecido el Premio Nobel de Literatura. Por este hecho, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, los escritores peruanos y el Perú en general expresamos en reiteradas veces nuestra complacencia y reconocimiento.
Sin embargo, tu odio visceral y mortal a quienes conforman las grandes mayorías pauperizadas por el sistema neoliberal, no tiene límites. Te opones a la posibilidad de cambios sociales en el Perú, que de todos modos se darán en el curso del tiempo. La historia no tiene leyes. Mañana puede ocurrir un hecho que cambie de curso y trayectoria histórica en la República Peruana. Nada es eterno, todo está en movimiento. Una nación es un organismo vivo en permanente mutación y cambios.
Cómo es posible que digas: “Si Castillo gana la segunda vuelta y establece un modelo venezolano o cubano para el Perú, no se puede descartar que haya un golpe militar. Haya un golpe militar o de izquierda o de derecha, porque el Ejército Peruano está dividido en secciones. Yo no creo en la izquierda que es muy minoritaria, de tal manera que probablemente sea de derecha”.
En las imágenes y audio que es posible ver y escuchar por internet, surge después una voz con acento fascista que afirma: “La Fuerza Armada tiene que estar muy atenta para meter un zarpazo y cuadrar la figura en menos de 24 horas”.
No puede ser. ¿No te das cuenta de que se trata de un llamamiento insólito y antidemocrático? ¿Quién crees que eres para tocar las puertas de los cuarteles? ¿Qué autoridad moral tienes para amenazar el nombre de una entidad a la que has demostrado tener un marcado resentimiento? ¿Por qué no vienes a votar en la segunda vuelta? ¿Por qué no viajas a Lima para exponer en una conferencia las razones para propiciar un golpe de Estado?
Ha trascendido que Alberto Fujimori Fujimori, desde la cárcel dorada donde permanecerá por varios años más, a quien tanto has combatido y odias a muerte, te ha hecho llegar un saludo especial de agradecimiento. Es más, te ha pedido que no te opongas cuando la señora K. llegue a la presidencia de la República y le otorgue libertad, contraviniendo a la frondosa legislación internacional inherente a los derechos humanos. Me parece un infundio cruel. Pero ahora ya no se puede confiar nada en ti. Todo es posible. Por eso, deberías estar acá para desmentir esta versión que te hace más daño. Sin embargo, nada te importa. Estás tan lejos no solo en referencia a la distancia entre el Perú y España, sino de nueva la realidad nacional.
Como sabes, Mario, por las leyes dialécticas inherentes a la historia, tienen que haber cambios sociales sustantivos; si no es ahora, será después. Se trata del curso de los hechos que no se pueden detener. No hay otra alternativa. Hemos llegado a un punto en que el Perú recupera la dignidad humana o seremos más pobres de lo que somos. Será preciso además afrontar las consecuencias de la pandemia y la miseria.
Has tomado una posición en contra del pueblo del Perú. Te has opuesto una vez más a que ejerzamos nuestros derechos sociales y estás en contra de las grandes mayorías. Te opones a toda clase de reivindicaciones históricas. Llamas a un golpe de Estado y no te acuerdas de lo que escribiste en referencia a Manuel A. Odría y su ministro del interior en “Conversación en el catedral”
Es una pena, Mario, que los últimos años de tu vida termines como un apátrida, un paria que no recordarán con respeto y gratitud las futuras generaciones.
No sabes la inmensa pena que me produce escribir esta carta.