Durante los primeros días del 2025, Perú registró 99 suicidios, con Arequipa como la región con más casos. En 2024, la cifra nacional alcanzó los 731 casos, casi el doble que en 2023.
Escribe: Jean Carlo Frisancho
Según datos del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), 20 personas en Arequipa han perdido la vida por suicidio en lo que va del año, una cifra que está por encima de Lima, una región con mayor densidad de población. Esto equivale aproximadamente al 20 % de los casos a nivel nacional, a pesar de que la región representa solo el 4 % de la población del Perú.
La situación en Arequipa es alarmante. Presenta la tasa más alta de suicidios por cada 100 mil habitantes, con una población de aproximadamente 1.5 millones. Esta disparidad evidencia la urgencia de implementar medidas efectivas para abordar la crisis de salud mental en la región.
Durante 2024, el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades señaló que el suicidio fue la segunda causa de muerte más común en Arequipa, solo superada por los accidentes de tránsito.
A nivel nacional, el incremento de casos no es un hecho aislado. En 2024, 731 personas se quitaron la vida, un aumento significativo en comparación con los 391 casos registrados en 2023. Arequipa fue la región más afectada, acumulando 119 suicidios, seguida de Lima con 115, Cusco con 70 y Puno con 59.
El incremento sostenido de estos números debería encender las alertas de especialistas y autoridades, pero hasta el momento no se han tomado medidas efectivas para enfrentar el problema.
SIN INVERSIÓN
Uno de los factores críticos en la crisis de salud mental es la escasa inversión del Estado en su prevención y tratamiento.
En 2024, el Gobierno destinó 704 millones 546 mil 337 soles a este sector, lo que equivale a un promedio de apenas 20 soles por persona al año.
Para 2025, la situación ha empeorado: el presupuesto se ha reducido a 671 millones 419 mil 177 soles, disminuyendo la inversión a aproximadamente 19.75 soles por peruano.
En Arequipa se aprobó una inversión de 30 millones 881 mil 518 soles para salud mental, lo que equivale a 20.59 soles por habitante.
Regiones que tienen una inversión menor per cápita como Puno que recibe una asignación de 23 millones 320 mil 724 soles, aunque al dividirse entre su población, representa un gasto aún menor de apenas 15.55 soles por persona.
El bajo presupuesto destinado a la salud mental contrasta con la magnitud del problema. Mientras las cifras de suicidios siguen en aumento, la falta de recursos pone en riesgo la capacidad de respuesta del sistema de salud, dejando sin apoyo a miles de personas que podrían necesitar ayuda profesional.
DESINTERÉS
Pese a que no es un problema nuevo nada se ha hecho al respecto, aunque ha habido promesas de diversos niveles de gobierno.
En su mensaje a la nación del 28 de julio de 2024, la presidenta Dina Boluarte manifestó que “la salud mental es quizás más importante que la salud física para garantizar el bienestar y calidad de vida personal, familiar y social”.
Sin embargo, el presupuesto asignado ese año a la salud mental contradice el manifiesto de la mandataria, pues los más de 704 millones de soles representan apenas el 2.6 % del total asignado al sector Salud. Para el año 2025, la situación parece ser aún más preocupante, pues la inversión en salud mental, que asciende a 671 millones 419 mil 177 soles, representa aproximadamente el 2.15 % del presupuesto total destinado a salud en la nación, que es de 31,163 millones 951 mil 935 soles.
Por su parte, al gobernador de la región de Arequipa, Rohel Sánchez, se le ha ofrecido aportar a diferentes proyectos de salud mental, como el enmallado del puente Chilina, lugar donde cientos de arequipeños han perdido la vida, pero no hay una respuesta en concreto. Además, se le solicitó su apoyo en el planteamiento del primer hospital de salud mental de la región, aunque aún no se tiene información sobre su avance.
DATO.
Pese a ello, la región solo cuenta con 14 Centros de Salud Mental Comunitaria. Existen planes para abrir otros 14 centros , pero muchos de los que funcionan actualmente carecen de medicamentos, personal de salud e incluso de servicios básicos.