ESCRIBE: J. CARLOS FLORES VARGAS
La muerte de una joven trabajadora del Parlamento abrió una auténtica caja de pandora que involucra sexo, política y sangre, además de potenciales problemas para los “padres de la Patria“.
Desde el destape de una supuesta red de prostitución al interior del Congreso, las revelaciones no han cesado, al punto que se ha identificado lugares y circunstancias donde congresistas y supuestas prostitutas se juntaron. La conocida Gabriela Serpa dio su testimonio sobre la forma en que captan mujeres para la satisfacción de congresistas.
“Recibí una llamada (…) Te cuento que necesita una anfitriona moderna, tú sabes. Son dos congresistas. Corre al hotel nada más, son mil dólares (…) una anfitriona en un hotel”.
Ella dice que no aceptó, pero la que, aparentemente sí lo hizo, fue la joven Isabel Cajo Salvador en el mes de mayo.
FIESTAS
El organizador de esas reuniones era Jorge Torres Saravia o “Coqui” para sus amigos. Para tal fin, alquilaba departamentos a través de la plataforma Airbnb.
De acuerdo a la investigación de Hildebrandt en sus Trece, tras la fiesta, pasaron pocas semanas para que Isabel Cajo, a sus 26 años, sea contratada por el Congreso.
No tenía un buen currículum pero sí un buen cuerpo. Las fotos que publicaba en la red social de “OnlyFans”, dan fe de ello.
Inicialmente fue contratada para un puesto con el pago de S/ 4 mil 700 sin tener siquiera bachillerato.
EDWIN MARTÍNEZ
Entre sus actividades estuvo el haber visitado el despacho de un congresista importante y, en alguna de las reuniones hizo contacto con el congresista Edwin Martínez.
Este último congresista no dudó en contratarla por casi el doble de sueldo una vez que Cajo dejó de “trabajar” en la oficina de Asesoría Legal del Congreso.
Además, defendió la contratación de Isabel Cajo indicando que no se necesita ser profesional y esgrimió el argumento de que están manchando honras para eludir el tema de la prostitución.
¿TRABAJAN?
Trabajar era un dicho. Los testimonios citados en la revista Hildebrandt en sus Trece señalan que ella y señoritas como ella, faltaban constantemente y jamás sufrían descuentos ni sanciones.
Una de ellas, la “China”, Andrea Vidal, quien también trabajaba en la oficina Legal y Constitucional del Congreso, presumía constantemente de ganar dinero en tal cantidad que no era necesario gastar el dinero pagado por el Congreso.
PELEA
Jorge Torres y Andrea Vidal eran muy cercanos. Según la denuncia, Jorge Torres se encargaba de señalar a las mujeres y Andrea Vidal las contactaba para traerlas en el Congreso.
Una de las contactadas fue la abogada Alexandra Gil, quien fue despedida tan pronto se negó a ser parte de la red de Jorge Torres.
Sobre Andrea, se reveló que, en una noche de borrachera, Jorge Torres abusó de Andrea Vidal.
Existen un audio en el cual, la pareja de Andrea encara a Torres y este le da a entender que, efectivamente pasó: “Perdóname porque a veces cometemos estupideces”, le dice.
Hay un segundo audio en el cual Alexandra Gil cuenta: “Me vi con el pantalón abajo, la blusa sacada. Él tenía la ropa interior. Jefe qué me hizo, le dije y me respondió: es que te tenía Ganas. ¿Cómo me va a responder así?”, cuenta la joven a un interlocutor.
A fines de noviembre, los trabajadores de la oficina fueron testigos de una fuerte discusión entre ambos, tras lo cual, la señorita fue separada del Congreso.
¿QUÉ SABÍA?
Lo delicado de este asunto es que, según Hildebrandt en sus Trece, Jorge Torres dejaba registro de las encerronas en los departamentos.
“Los testimonios recogidos para este reportaje coinciden en que Torres Saravia solía tomar fotos y grabar a sus invitados en las fiestas que montaba (…) En una ocasión, señalan las fuentes, Torres difundió en un mensaje temporal de WhatsApp, la fotografía de un alto funcionario congresal ligero de ropa”.
El nombre más sonado fue el del expresidente del Congreso.
El congresista Juan Burgos, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso, declaró que, bajo su entendimiento, existía una supuesta red de prostitución que habría operado dentro del Parlamento con el objetivo de ofrecer favores sexuales para influir en las decisiones de voto de los legisladores en diversos temas debatidos.
Evidentemente son hechos conocidos y callados por todos.
ASESINATO
La noche del 10 de diciembre en el distrito de La Victoria, se dio un ataque brutal. Murió un conductor de taxi mientras que su pasajera quedó muy mal herida.
En una ciudad azotada por las bandas de extorsionadores, se pensó que se trataba de un atentado más, pero se pudo saber que tres motos lineales rodearon al auto de Andrea Vidal. Los delincuentes usaron armas con cacerinas largas, todas con balas de nueve milímetros con los que dispararon más de 40 veces, matando al conductor de inmediato.
Andrea sobrevivió con dos impactos en la cabeza, pero falleció 7 días después y la noticia de su muerte desató el escándalo.
Un video registrado a poca distancia del atentado, demostró que una patrulla policial pasó cerca al lugar sin que los efectivos del interior hagan absolutamente nada a pesar del intenso sonido de las balas.
DESCONTROLADO
Torres Saravia, además, acumula un historial de denuncias y ocurrencias policiales que ponen en entredicho su conducta. En febrero de 2014, fue intervenido por la policía en Trujillo, acusado de conducir bajo los efectos del alcohol.
En 2019, fue denunciado por violencia psicológica contra una mujer, mientras que, en enero de 2020, una acusación aún más grave lo señaló como responsable de violación sexual a una persona en estado de inconsciencia en Pacasmayo.
Según la denunciante, Torres Saravia habría aprovechado su vulnerabilidad tras ingerir bebidas alcohólicas.
Sin embargo, esta acusación nunca llegó a los registros oficiales de la Fiscalía, lo que levanta dudas sobre el manejo de la investigación.
Es inminente que se revele el nombre de algunos “parroquianos” que tomaron los servicios de los congresistas, por lo cual hay tensión en el interior del Congreso de la República a poco de la Navidad.
Este hecho de muerte fue el punto de partida que ha permitido revelarse una presunta red de prostitución en el interior del Parlamento.