Melgar ha caído en un trance de inestabilidad futbolística que aunque no pone en riesgo el cupo que obtuvo a la semifinal del Descentralizado, llega en un momento donde debería fortalecerse más anímicamente.
En el marco de la fecha 14 del Torneo Clausura, el dominó perdió 0-1 a manos de un Cantolao tácticamente ordenado al momento de diluir las intenciones ofensivas de un cuadro mistiano que, pese a haber registrado el 70% de posesión de la pelota, no supo trasladarlo al resultado.
Las ocasiones más claras estuvieron en los pies de Luis Iberico y Emanuel Biancucchi, a quienes les faltó categoría al momento de la definición. Después, el dominio melgariano volvió a ser inocuo, sin ideas para imponerse a un rival que hizo la simple en los momentos de apremio.
Más allá de las ausencias que, sin lugar a dudas, restan el potencial del rojinegro, lo que cuestiona el hincha es la falta de un plan de contingencia para hacer frente a situaciones donde el plantel parece no encontrar otros recursos.
La segunda derrota consecutiva, que es la primera en la era del técnico Hernán Torres, además de romper el invicto en condición de local que estaba labrando el colombiano, llega en el momento menos oportuno, ad portas de un desenlace, donde nada está dicho.
Más allá de prolongarse la definición de un Clausura que todavía no tiene un monarca, lo importante para Melgar es aprovechar el receso para recuperar a los lesionados, expulsados, suspendidos y, sobre todo, para recuperar la autoconfianza.
Para rematar, el gol que le dio el triunfo al “Delfín” fue obra de otro exrojinegro, el delantero Diego Pizarro, quien se suma al ramillete de jugadores que vistieron las sedas “sangre y luto” y que pasan a ser sus verdugos cuando les toca estar en la vereda opuesta.
Para variar
Tema aparte es la mano en el área de Josimar Atoche, un penal que pudo cambiar la historia del duelo que se jugó en el estadio Monumental Arequipa y que pasa a formar parte de jugadas que los árbitros evitan cobrar y que incrementan el abanico de suspicacias sobre una imparcialidad que está en tela de juicio.