José Luis Ayala
Cuando en 1924 se publicó el folleto Historia de la fundación de Puno, cuyo autor es José Antonio Encinas Franco, tenía 38 años y era abogado, pero no historiador. Jamás imaginó que su texto serviría para consagrar una supuesta Fundación Española de Puno. El Concejo Provincial de Puno en 1918, convocó a un concurso para que los historiadores presentaran trabajos de investigación en referencia a la Historia de Puno. El trabajo de Encinas mereció la Medalla de oro. Debido a los reclamos constantes de Encinas, el Municipio de Puno publicó el texto en 1924. La edición estuvo a cargo de la Tipografía Fournier, cuyo dueño era Eduardo Fournier y el taller funcionaba en la calle Arequipa nro. 100.
Fue el Instituto Americano de Arte de Puno, la entidad que impulsó la idea de la supuesta Fundación Española de Puno. Enseguida, el Concejo Provincial de Puno se sumó a un supuesto hecho histórico que nunca hubo. Estas entidades dirigidas por personas con mentalidad colonial, se dedicaron durante muchos años a fomentar, sostener y festejar el 4 de noviembre como aniversario de la Fundación Española de Puno. De ese modo se impuso y estableció una impostura oficial. Estas entidades se dedicaron a convocar a los “Concurso Departamental de Estudiantinas”. “Concurso de belleza indígena”, etc., etc. Los
colegios desfilaban y hasta hubo una representación teatral del supuesto hecho histórico en el Estadio Enrique Torres Belón.
Cuando Jorge Basadre en 1945 publicó “El conde Lemos y su tiempo”, que es una biografía del Conde de Lemos como historia política, social y económica del Perú del siglo XVII, las entidades oficiales en mantener el síndrome de la invasión, ataque de España monacal a la administración incaica y coloniedad ideológica, se negaron a aceptar la verdad histórica. Entonces, hubo un cambio de lenguaje pero no de convicción histórica. Se arguyó que se trataba de una tradición, del “Día Cívico de Puno”. En el fondo se decidió mantener la forma de coloniedad y dependencia mental en vez de rememorar la gesta liderada por José Gabriel Túpac Amaru II, el 4 de noviembre de 1780.
Guillermo Lohmann Villena en 1946 publicó el libro: “Conde de Lemos” (Madrid.Estades-Artes Gráficas), demostró que el Conde Lemos el 4 de noviembre de
1668, destruyó en el Fuerte San Luis de Alva, ahogó las minas de Laykakota, ordenó el asesinato de los hermanos Salcedo y luego visitó el Santuario de Copacabana. Cada 4 de noviembre deberíamos los puneños rememorar esa fecha como vergonzosa y nefasta. El Conde de Lemos al destruir la minería puneña condenó a Puno al más severo ostracismo y marginación. No hay en el mundo un pueblo que festeje como aniversario hechos crueles, asesinatos y destrucción de una economía floreciente.
Empezando por José Antonio Encinas, tanto Emilio Romero, Humberto Luna, Vladimiro Bermejo, Teobaldo Loayza O’bando, Ignacio Frisancho Pineda, Enrique Cuentas Ormachea y Mario Núñez Mendiguri, construyeron una falsa historia que lamentablemente se ha repetido durante varios años. En cambio, Augusto Ramos Zambrano y José Tamayo Herrera, escribieron una versión moderna sustentando sus tesis en trabajos rigurosos de investigación académica. No ha faltado quien haya sostenido desde una falta de información una fundación atípica. En historia no hay nada atípico ni se puede hablar de hechos supuestos, salvo que se acuda a la ucronia.
Ignacio Frisancho Pineda, al escribir “Aclaraciones sobre la Fundación Española de la ciudad Puno”, publicado en “Puno, cultura y desarrollo”, noviembre 2002, hizo un esfuerzo inútil para demostrar que Puno fue fundado el 9 de setiembre de 1668. No presentó la documentación inherente. Nicanor José Rodríguez Faura, en cambio hizo un trabajo debidamente documentado, demostrando la formación de una sociedad colonial que después dio nacimiento a distinta convivencia humana. Félix Palacios Ríos, al referirse a este tema, señala que una fundación debería ser de acuerdo a la Leyes de la Indias y ese hecho no se produjo en Puno. René Calsín Anco ha presentado nuevos documentos en referencia a la Historia de Puno, pero no ha tratado en lo referido al tema central.
A través del libro “El lago de los brujos” publicado en el 2007, ha quedado demostrado que el 4 de noviembre de 1668, el Conde de Lemos estuvo en Cusco. Las pruebas son: el mural pintado por Basilio de Santa Cruz Pumaqallo, ubicado en el primer patio del Convento de San Francisco de Asís. El texto dice: “El excelentísimo S.D. P. Fernández Castro Conde de Lemos de Andrade entró en este convento el 5 de noviembre del año 1668 ya (uindo) visto acá. En la obra y pintura de la vida de N.P.S. Francisco (cabó) mucho y admiró su Ex. Que Dios (…) para bien de este reino y amparo de nuestra sagrada escritura”.
El mural bastante deteriorado por lo que se entiende la primera versión. Ricardo Palma como director de la Biblioteca Nacional, publicó en 1901 el libro “Los anales del Cusco” (1600-1750), en la página 146 detalla la presencia de tan siniestro personaje realizando actividades de orden administrativo. La correspondencia igualmente consigna el mes de noviembre de 1668, días en que firmó varias cartas así como documentos oficiales. El miércoles 4 de octubre fue recibido por el cabildo, hubo una misa solemne en la que comulgó y luego se le brindó un gran agasajo. Finalmente, el miércoles 7 de noviembre viajó a Lima a caballo. Falleció el 6 de diciembre de 1672.
Entonces la pregunta es: ¿Por qué se continúa festejando la Fundación Española de Puno o llamado también “Día cívico de Puno”? La respuesta es, debido a que no se ha producido un cambio de mentalidad colonial y dependencia ideológica del síndrome de la colonia. Sobre todo de la añoranza respecto a la dependencia histórica. Lamentablemente hasta ahora no tenemos un historiador totalizador, dialéctico, crítico y académico, capaz de analizar el pasado y nos demuestre, qué hemos sido, qué somos y qué podemos o debemos ser en el futuro? Un libro de historia social que no responde a estas preguntas y no propone cómo debe ser el futuro de Puno y el Perú, carece de toda posibilidad de formar una nueva mentalidad, en un mundo en permanente cambio. Mucho más ahora, que se trata de establecer el nuevo orden mundial y es fin de la posmodernidad, como consecuencia de la pandemia que tanta muerte ha causado.
El debate dialéctico y creativo hace bien, el esclarecimiento contribuye a la formación de una nueva mentalidad. De modo que es necesario reeducar el subconsciente colectivo para forjar una generación diferente, dotada de valores referentes a la identidad local, departamental y nacional. Precisamente ahora es el momento de meditar en el futuro del Perú. En otras palabras, repensar el Perú y forjar una visión de futuro. Nunca como ahora es oportuno para los científicos sociales hacerles una pregunta: ¿Qué clase de sociedad debería ser Puno y el Perú a fines del siglo? Veremos qué respuestas tendremos.
[…] hasta cambiar las serpentinas y pica pica , por el uso de la mica y mascarilla. Y es que es así, Puno es festivo, es color, es danza, es pasión y diversión. Pero, también es sabio y cauto. La ciudad sabe pelear sus batallas, en particular, la del […]