Arequipa. La fugaz y primera experiencia de Binacional en el escenario internacional dejó, obviamente, rostros de tristeza, pero con una cuota de tranquilidad de haber intentado materializar un milagro.
Sabedor de su superioridad, Independiente se impuso 2-1 a ‘El Poderoso del Sur’, que humanamente trató de inquietar a punta de ganas, a un rival cuyo principal argumento fue el peso de su nombre a nivel continental.
Este tipo de partidos dejan muy pocas conclusiones para analizar. No era un secreto que individual y colectivamente ‘El Rey de Copas’ contaba con los pergaminos para clasificar caminando a la Segunda Fase de la Copa Sudamericana, y así lo hizo.
Lo que una vez más no puede pasar por alto es un detalle que debería ser motivo de reflexión. El último club peruano que se despidió de la Sudamericana es nada más y nada menos que el actual puntero y firme candidato a ganar el Torneo Apertura.
Subjetivo es pensar qué hubiese pasado si el compromiso de vuelta de la Primera Fase se llevaba a cabo en los 3800 metros de altitud de Juliaca. Algunos sostienen que por lo menos los celestes hubiesen ganado, al margen de si avanzaban a la siguiente instancia.
Queda clara la competitividad de la Liga 1 respecto a torneos internacionales, sigue estando en el sótano desde varios puntos de vista. Realidad que algunos no llegan a asimilar, pero que pinta de cuerpo entero lo que futbolísticamente vivimos.
El sueño de Binacional terminó sin pena ni gloria, con un marcador global de 6-2 (4-1 en la ida y 2-1 en la vuelta) a favor de Independiente y en un frígido estadio, tanto por el clima de la temporada, como por las poco más de 1500 personas que fueron a ver una historia con un final predecible.
