Del Titicaca a Jamesville

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Conocida como la “Sirena del Altiplano” por su destreza en la natación, en su juventud realizó 12 travesías al lago navegable más alto del mundo, lo que le valió sendos reconocimientos a nivel local, nacional e internacional.

Leonor Rossel Vargas es una nadadora puneña con 12 travesías al lago Titicaca, una marca que no ha sido superada hasta ahora. Hoy, alejada de la tierra que la vio nacer, desde Jamesville, en el estado de DEPORTISTA.Leonor nació en San Antonio de Putina y la natación ha sido en su vida su gran pasión. Carolina del Norte, en los EE.UU. le cuenta a Diario Los Andes, sobre su vida, su más grande pasión y su condición de una especie de embajadora de la cultura puneña y peruana en tierras norteamericanas.

Leonor, es natural de San Antonio de Putina y antes que leer y escribir aprendió a nadar. Cada tarde en la piscina de la ciudad donde nació, en sol, en lluvia o granizada, solía practicar su deporte favorito, con sus compañeros de la escuela y más adelante, del colegio. A los 11 años ya estaba en condiciones de competir y así lo hizo. En los torneos locales y departamentales, Leonor era siempre una de las grandes animadoras.

Hasta que, llegó el momento de partir. Leonor migró a Puno para estudiar ingeniería agronómica en la Universidad Nacional del Altiplano. Su papá, don José Rossel Fernández la animo a estudiar, más, su pasión por la natación marcaría el camino de su vida.

Alguna tarde, paseando por las orillas del lago Titicaca, su papá le propuso una especie de reto. “…y si cruzas nadando el lago desde la isla Esteves hasta el puerto…”, le comentó. Don José estaba impresionado por la resistencia de su hija y consideró que debía plantearse metas ambiciosas. Con quince años, Leonor empezó todo un ciclo de travesías que completarían doce. La primera comprendió el sector de Huajje y el puerto de Puno. Luego vendrían periplos acuáticos desde la isla Esteves, la isla de Los Uros, el estrecho de Tiquina. La “Sirena del Altiplano” había nacido y con ella su constante participación en competencias de natación.

Pero estaba entrenada y por eso me fue muy bien”, comenta Leonor.

Si bien la natación es hasta ahora la más grande de sus pasiones, Leonor, es en general una deportista, pues, ha practicado el vóley así como el taekwondo.

FORMACIÓN

Leonor se hizo profesora de Educación Física en el instituto de la ciudad de Lampa. Allí, en la Ciudad Rosada, conoció a quien es hoy su esposo, Bayardo Cáceres Camacho, con quien tiene tres hijos: Bayardo, José y Shanira.

La familia se fue a radicar a la ciudad de Arequipa. El “salto” a tierras norteamericanas ocurrió hace 24 años. De allí en adelante la “Sirena del Altiplano”, no ha dejado de entrenar un solo día. Su condición atlética le permite matizar sus días entre las labores del hogar y las clases de natación que da a niños y niñas de Jamesville, la ciudad donde radica. Es parte de un centro acuático, lo cual le ha permitido establecer contacto con personas apasionadas por este deporte al igual que ella.

Su espíritu deportista la obliga prácticamente a ser parte de cuanta competencia de natación esté a su alcance. Desde el 2014, Leonor ha participado en certámenes de estado y también en la nacional. Aunque no es necesariamente una motivación, ella suele ir de paseo a las playas donde también realiza largos recorridos a nado.

Haciendo una comparación, pone en relieve cuánto apoyo tienen los jóvenes deportistas en los EE.UU. y todas las condiciones que se les da para que desarrollen su talento.

“En Puno las autoridades apoyan, es algo que no se puede negar, sin embargo, se podrían hacer muchas cosas más para permitirles a los jóvenes mejores lugares de entrenamiento, tener una mejor alimentación, porque, son varios los factores que determinan la calidad de un deportista”, señala.

EMBAJADORA CULTURAL

Otra cualidad que posee Leonor es el baile y cada vez que se presenta la ocasión no duda en ataviarse con el traje de la morenada, pandilla puneña o alguna otra danza que represente a Puno. “Mi bandera la llevo a todas partes, no he perdido la identidad por mi patria, por el lugar donde nací, hoy que uno está lejos de su cultura, de las personas que quiere, realmente aprende a valorar todo lo bueno que tiene nuestra tierra”, dice emocionada.

Leonor no deja de hablar de las maravillas que tiene Puno y cada una de sus provincias, la nostalgia la embarga cada vez que recuerda esas grandes travesías al lago Titicaca, pruebas de resistencia que superó con creces. Para dar testimonio de estas grandes hazañas, Leonor ha ido recopilando fotografías y recortes de periódicos.

Valora lo que hizo, pues, sin meditarlo, ella es un referente de la natación, del deporte, de la vida saludable, de todo cuanto uno debe hacer para alcanzar sus sueños, llegar a la meta. Ella está a miles de kilómetros, pero esta su historia, puede inspirar a futuras generaciones, a quienes tienen el talento de la natación.

Leonor es otro de los motivos de orgullo para los puneños, para los peruanos; porque, allí, donde está ella, un pedacito de esta gran cultura irradia los colores y alegría de nuestro querido Puno.

Por Javier Calderón

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