El susto en la tradición andina

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Conoce la clave para recuperar tu alma y energía

El “mal del susto”, también conocido como mancharisqa en la tradición quechua, es una afección cultural profundamente enraizada en la cosmovisión andina. Este síndrome se atribuye a la pérdida o desconexión del alma (ajayu) debido a eventos traumáticos o sorpresivos que alteran el equilibrio espiritual y físico de la persona afectada.

A través de siglos, las comunidades andinas han desarrollado un sistema de sanación que combina rituales espirituales, conocimientos ancestrales y conexión con la naturaleza.

¿CÓMO SE ORIGINA EL MAL DEL SUSTO?

El susto puede desencadenarse por una amplia variedad de acontecimientos, todos ellos vinculados a experiencias que generan un estado extremo de miedo o conmoción. Estos pueden incluir:

Accidentes o caídas:

Experiencias físicas inesperadas que impactan no solo el cuerpo, sino también el espíritu.

Encuentros sobrenaturales: Ver entidades espirituales o fenómenos inexplicables, como sombras, apariciones o ruidos.

Pérdidas emocionales: Muerte de un ser querido o separación repentina de alguien cercano.

Ambientes considerados negativos: Lugares percibidos como cargados de energía negativa, como cementerios o cruces de caminos.

En la tradición andina, el alma es vulnerable a “fugarse” de su refugio corporal durante estos episodios, lo que deja al individuo expuesto a debilidades físicas y emocionales.

SÍNTOMAS DEL SUSTO

Las personas afectadas presentan una variedad de síntomas que van desde lo físico hasta lo espiritual. Entre los más comunes se encuentran:

• Debilidad extrema y fatiga.

• Insomnio y pesadillas recurrentes.

• Pérdida del apetito.

• Diarreas frecuentes y dolores abdominales.

• Sentimientos de desconexión emocional o vacío.

En muchos casos, estos síntomas no responden a tratamientos médicos convencionales, lo que lleva a las familias a recurrir a curanderos o chamanes.

RITOS DE SANACIÓN EN LA TRADICIÓN ANDINA

El tratamiento del mal del susto implica una serie de rituales que combinan espiritualidad, plantas medicinales y participación comunitaria. Algunos de los procedimientos más comunes son:

Llamado del ajayu

Este ritual busca atraer el alma de regreso al cuerpo.

Se realiza en un espacio sagrado, a menudo con hojas de coca, que son sopladas al viento mientras el curandero invoca los nombres del paciente y los lugares donde pudo haber quedado atrapado el ajayu.

Limpias energéticas

Se usan hierbas como ruda, albahaca y muña, combinadas con alcohol o huevo, para “limpiar” las malas energías del cuerpo. Este proceso incluye rezos dirigidos a las deidades andinas, como la Pachamama.

Ofrendas a la tierra

(pago a la Pachamama) Se prepara una mesa ritual con productos como coca, maíz, lanas de colores y dulces, que se entierran o queman como ofrenda para restaurar el equilibrio con la naturaleza.

Baños de florecimiento

Consisten en el uso de hierbas aromáticas y flores mezcladas con agua tibia. Estos baños no solo purifican, sino que también revitalizan la energía del paciente.

Uso de amuletos y protección futura

Después del tratamiento, el curandero suele entregar al paciente un objeto protector, como un saquito de hierbas o un pequeño amuleto, que lo resguarde de futuros sustos.

En la cultura andina, el susto no es visto únicamente como un problema individual, sino como un desajuste que afecta a toda la comunidad. Los rituales de sanación suelen involucrar a familiares y vecinos, fortaleciendo los lazos sociales y recordando la importancia del equilibrio colectivo. Además, este fenómeno subraya la relación íntima entre los seres humanos y la naturaleza, destacando que el bienestar espiritual está profundamente conectado con el entorno.

A pesar de la globalización y la influencia de la medicina occidental, los tratamientos para el susto permanecen vigentes en las comunidades andinas. Estas prácticas son no solo un testimonio de la resistencia cultural, sino también un ejemplo de cómo las tradiciones pueden adaptarse a contextos urbanos, especialmente entre migrantes que buscan preservar su identidad.

El mal del susto, con su complejidad y riqueza cultural, ofrece una ventana única hacia la sabiduría ancestral de los Andes. Más allá de ser una enfermedad, representa una forma de entender el mundo donde cuerpo, mente y espíritu están profundamente entrelazados.

Por: Los Andes

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