El gobernador regional de Puno, Richard Hancco Soncco, se ha caracterizado por su negativa a cambiar de rumbo, aun cuando a veces parece irse al barranco político. Un claro ejemplo de esto es su insistencia en avanzar en proyectos cuestionados, confiando en personajes comprometidos y manteniendo a funcionarios mediocres, tal como lo han observado varios analistas políticos.
Este lunes, día de rendición de cuentas, reafirmó su intención de mantener, cueste lo que cueste, la decisión de construir la nueva infraestructura para el hospital Manuel Núñez Butrón en el terreno de la avenida El Sol y, de paso, informó que piensa construir el hospital de contingencia en un espacio cercano al “Club del Pueblo”.
Ante esta decisión, el congresista Carlos Ceballos observó que resulta mucho más costoso construir un hospital de contingencia, cuando sería más económico utilizar la actual infraestructura ubicada en la Avenida del Sol, mientras se construye en otro lugar.
Además, señaló que la infraestructura antigua debe ser demolida. Comparando los costos, si se considera la construcción de una infraestructura para proteger el terreno de Jallihuaya del agua de la quebrada que lo afecta, la opción más económica no estaría en la Avenida del Sol. Por otra parte, se ha advertido que al menos dos terrenos que forman parte de la extensión prevista para construir el hospital no están saneados.
Sin embargo, Richard Hancco no ha mostrado intención alguna de reconsiderar su decisión; por el contrario, se ha mantenido firme en su postura. Otro aspecto en el que ha mostrado absoluta incapacidad para dialogar o conciliar es en el concurso para la adjudicación del contrato del gas sintético en el Estadio Enrique Torres Belón, proceso que está salpicado de irregularidades, pese a los intentos de los funcionarios por encubrirlas.
De manera similar, en la compra de maquinaria, especialmente en la adquisición denunciada por el dirigente Orlando Fernando Cejas y parcialmente confirmada por la Contraloría General de la República, el gobernador, a pesar de haber sido desmentido por la misma Contraloría, insistió en defender su proceso y a sus funcionarios, negándose además a ofrecer las disculpas que previamente había exigido al dirigente antes de la publicación del informe de la Contraloría.
Fuentes cercanas al gobernador revelan que su terquedad, como se dice popularmente, está generando malestar entre sus colaboradores más cercanos.
Su negativa a escuchar o reconsiderar sus decisiones ha contribuido a la división del gobierno regional en dos facciones que, periódicamente, filtran denuncias para perjudicar al otro bando y, de paso, deteriorar aún más la ya opaca imagen del gobernador. Se ha visto al gobernador caminando entre los manifestantes sin ser reconocido y entrando a la sede del gobierno regional como un anónimo más.