Por: Alfredo Calderón
Puno no ha dejado de protestar contra el gobierno de Dina Boluarte desde el día que dejó el gobierno el ex presidente Pedro Castillo, el pasado 07 de diciembre del 2022. De esta manera Puno y en especial Ilave se ha convertido el símbolo de la resistencia aimara contra el actual gobierno que no ha tenido miedo de disparar contra ciudadanos indefensos en diversas regiones del país.
En el día 85 de paralización, el miércoles 29 de marzo, continúa bloqueada el puente Internacional de Ilave, el mismo que une al comercio y el tránsito de personas entre Perú y Bolivia. Los manifestantes duermen en sus vehículos para cuidar el puente de estructura metálica, abrigados hasta el extremo para vencer el inclemente frio del altiplano.
Un día antes, el martes 28 de marzo, en Juliaca las calles están vacías, los mercados cerrados y no hubo transporte público. Hubo bloqueo en Ayaviri, la vía que Arequipa. La demanda es única, que Dina Boluarte deponga su cargo para que el Congreso de la República convoque a elecciones generales, donde se pueda elegir a un nuevo presidente de la República que tenga legitimidad.
¿Porque los puneños pueden resistir en lucha tanto tiempo?
Es necesario reconocer que Puno es una región muy diversa en términos culturales y étnicos, con una gran variedad de grupos indígenas y mestizos que han habitado la región durante siglos. No obstante, la cultura andina, en particular, es muy presente en la Puno y se manifiesta en su música, danzas, artesanías y tradiciones.
En términos de cohesión cultural, aunque Puno es una región diversa, los habitantes de la región comparten una serie de valores y creencias que les permiten identificarse como parte de una misma comunidad. Por ejemplo, la importancia de la familia y la comunidad, el respeto a la naturaleza y la relación cercana con la Pachamama (Madre Tierra).
Precisamente esta cohesión cultural es fundamental en la resistencia de la lucha contra el gobierno de Dina Boluarte. Hoy los pobladores movilizados no demandan agua potable, o mejor educación para sus hijos, o mejores centros hospitalarios, o empleo para su desarrollo personal. Lo que exigen es respeto, que no afecten más su dignidad.
Es una lucha contra el ninguneo, contra la invisibilización. Recordemos que el gobierno de Dina Boluarte, el pasado 9 de enero disparó en Juliaca a 17 ciudadanos en la protesta social, luego la misma gobernante propaló una infeliz frase “Puno no es el Perú”, y esbozó una seria de diatribas y acusaciones contra la población puneña. Despertando la indignación generalizadas.
El gobierno no entiende a los ciudadanos movilizados de Puno, no tiene la capacidad de comprender la real demanda de los pobladores aymaras y quechuas: La dignidad. En contraste, continúa provocando con el anuncio de traslado de ayuda humanitaria con su programa “Punche Productivo”.