El obispo de la prelatura de Juli, Ciro Quispe López, manifestó que la semana pasada 28 sacerdotes y 4 diáconos de la prelatura tuvieron una actividad de reflexión en la región Cusco.
Precisó que en dicho cónclave se abordaron diversos problemas de nuestra sociedad, como el abandono de los niños, ancianos, dificultades que tienen los sacerdotes para acercarse a los pueblos, entre otros temas.
Entre las conclusiones a las que se arribaron, destacaron: primero, que en todas las parroquias debe nombrarse a un sacerdote que hable el idioma materno de la población local, es decir, si en Huancané se habla aymara, deberá de haber un sacerdote que hable el aymara. Así en todas las parroquias.
Segundo, que este primer punto no es suficiente; en ese sentido se está implementando que si en Huancané se habla el aymara, esto no es impedimento para que se hable el quechua. Considerando esto, el párroco debe aprender el quechua; el objetivo es implementar prelaturas “trilingües”.
Asimismo, precisó que en algunas parroquias, como en Taraco, Pusi y Yunguyo, ya se han tomado las acciones para que en ellas los sacerdotes escuchen a la población en su idioma originario.
Tercero, se resaltó que en un plazo determinado se implementarán las misas en idiomas nativos como el quechua y el aymara en horarios ya establecidos, con el objetivo de llegar a los fieles en sus propios idiomas, además del español.
Finalmente, manifestó que el hablar nuestros idiomas es un orgullo, y que es por ello que debemos revalorarlo. “Para esto, todos los sacerdotes deben hablar, aparte del español, el idioma quechua y aymara”, manifestó.