La alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad que comparte en torno al 15 % de la población, y que se hace visible en los primeros años de vida. Los niños altamente sensibles (NAS) se caracterizan por ser muy reactivos a estímulos sensoriales, son empáticos y analíticos.
El niño hipersensible tiene determinadas características que pueden alertar a los padres:
1.- Respuestas excesivas ante ruidos repentinos, agudos, ruidosos o metálicos que para los demás son totalmente inofensivos.
2.- Distracción ante estímulos que pasan desapercibidos para los demás como los ruidos muy bajos.
3.- Le cuesta adaptarse a los cambios en su rutina cotidiana, es muy inquieto y suele tener problemas para hacer nuevos amigos.
No obstante, también existe otra variante, la hipersensibilidad, en cuyo caso se produce una disminución del procesamiento sensorial, en el sentido inverso, de manera que el niño prácticamente no reacciona ante estímulos. En estos casos se suele desarrollar una tolerancia al dolor tan alta que el pequeño ni siquiera se da cuando se expone a una situación peligrosa que le está causando daño.
¿Qué causa la hipersensibilidad?
Al cerebro le resulta difícil organizar la información sensorial y responder adecuadamente ante los estímulos. Aunque no se conoce a ciencia cierta sus causas, se hipotetiza que puede deberse a una deficiencia entre las conexiones de diferentes áreas del cerebro, lo cual, puede afectar la forma de procesar la información sensorial.
Por eso las pautas y las orientaciones para los padres son importantes.