Escribe: Héctor Tintaya Feria
Tal vez el mayor valor de Víctor Hugo Rivera (VHR) sea el de ser indeciso porque eso lo hace pasar desapercibido. A diferencia de Rohel Sánchez no ha tenido mayores sobresaltos con denuncias por temas de corrupción. Sobre él pesan más cuestionamientos de su ineficacia y pretextos sobre lo que debe hacer en gestión. Cómo si pensara que aún se está acomodando en el sillón municipal sin darse cuenta que ya pasaron dos años de su inadvertida alcaldía.
Para muestra un botón. Recién ha inaugurado el intercambio vial de la Av. Jesús después de haberlo recibido ya muy avanzado de la gestión anterior. Con cientos de pretextos supuestamente técnicos sobre el expediente y presupuesto, alargó su entrega y se comió en tiempo dos años de su periodo. Ahora ha anunciado un nuevo bypass en esa misma zona de la ciudad y obviamente ya nadie le cree, así como cuando habla, con falsa autoridad, sobre las reformas del SIT que, ya sabemos, no hará por encontrarse en una merecida soledad política.
Para articular objetivos políticos los alcaldes están obligados a encauzar alianzas que VHR no ha establecido ni con el Gobierno Regional ni con el gobierno central. Tal vez porque asumen que, al ser un connotado tránsfuga de nuestra política local, el único que podría cobijarlo, sin mayores arcadas, son los camaleónicos personajes de Acuñismo que están en búsqueda de alfiles.
Para congraciarse con el socio de este endeble gobierno, se distrae haciendo proselitismo encubierto porque no sabe qué destino tomar ahora que el Congreso resolvió no desaparecer los grupos regionales, esta circunstancia lo distraerá aún más pues si ya VHR tiene la vocación de ser candidato permanente, ahora con esta indecisión, lo vamos a ver más ausente que nunca, lo que lo llevará a la soledad política. Aunque los políticos creen que siempre tendrán formas de reinventarse o acomodarse, el caso del exárbitro parece ser un partido terminado.
