Turismo manoseado por intereses económicos
El grupo de poder económico más poderoso del Perú está detrás del negocio de la venta de boletos a Machu Picchu, maniobra que está siendo rechazada por operadores turísticos de Cusco.
Como se recuerda, desde hace días los cusqueños protestan en contra de la entrega del sistema de venta de boletos (ya existentes ) a la empresa Joinnus, sin concurso, sin mejoras, sin inversión y con la amenaza de perjuicio a los mismos cusqueños.
Ante la desinformación y la complicidad de los medios de comunicación capitalinos, Los Andes ofrece un panorama de lo que se juega y los hilos que se mueven detrás de lo que sucede en la hermana región.
EL PAGO DE DINA
En la repartija del poder a continuación del golpe a Pedro Castillo, los ministerios fueron entregados a grupos de poder económico que, de inmediato, comenzaron a servirse de sus retomadas parcelas en el aparato estatal.
A la izquierda llamada “caviar”, le tocó el ministerio de Cultura y el Mincetur, las dos carteras que decidieron entregar el negocio de las ventas de boletos a Machu Picchu a Joinnus.
La persona clave en esta movida es Aída Naranjo, líder discreta de Nuevo Perú, agrupación que apoyó, en el exterior y el interior del país, el golpe de Castillo.
Cabe recordar que Ruth Luque, una cara visible de Nuevo Perú, fue increpada en Cusco por votar a favor de la vacancia y, en el exterior, Aída Naranjo le dio un ”empujoncito” a Boluarte al conseguir su reconocimiento con el Grupo Puebla.
Esa pequeña ayuda sirvió para que la hoy presidenta sea reconocida no solo por EE.UU. sino por algunos presidentes “progresistas”, como es el caso del jefe de estado chileno, Gabriel Boric.
Una por otra. Tras la caída de Castillo, apenas se formó el nuevo gabinete, el convocado para la cartera de Cultura fue Jair Pérez y, tras su renuncia por las matanzas, le sucedió Leslie Urteaga-Ambos, “fichas” de Nuevo Perú, organización que tiene como feudo el Ministerio de Cultura.
JOINNUS
En este punto entra en escena el Grupo Romero, habitual financista de las ONG de corte liberal, progresista e incluso de las con tendencia de izquierda, tales como Manuela Ramos.
Como es bien conocido, esta maraña de ONG son el músculo de las organizaciones de la llamada “izquierda caviar”, cuyo grupo político más conocido es Nuevo Perú.
La relación es tán estrecha que Naranjo tiene a su hijo, Luis Manuel García Naranjo, como subgerente de Marca y Comunicaciones en Interbank, y a su hija, Lucía García García Naranjo, como directiva de Alicorp (empresa del Grupo Romero).
No es pérdida de tiempo saber que Leslie Urteaga es hija de Yolanda Peña Boulanngger, secretaria y fundadora de Manuela Ramos, una de las ONG del “rebaño” de Grupo Romero.
El investigador Gino Román explica la cadena de favores de la siguiente manera: Grupo Romero financia a las ONG; las ONG le dan soporte a Nuevo Perú; Nuevo Perú apoya a Dina; Dina le da un par de ministerios y, desde los ministerios, Nuevo Perú favorece a Grupo Romero.
¿Cómo lo hace ? Pues el Grupo Romero, a través de Credicorp, es dueño de Joinnus. ¿Cuál es el negocio? Nada menos que el monopolio de la venta de boletos para el ingreso del mayor atractivo turístico de Sudamérica occidental.
Algo más: De acuerdo a investigadores como Francisco Durand, en la élite peruana, tiene suma importancia el parentesco sanguíneo. De ahí que se tiene hijos heredando puestos importantes o siendo contratados por una empresa a manera de pago a un servicio de sus padres.
Algo más: Para lavarse las manos, Nuevo Perú publicó sendos comunicados rechazando la “privatización”, pero tampoco va más allá.