Escribe: Héctor Tintaya Feria
En un descaro sin precedentes para una democracia o estado de derecho, cómo asumimos que aún se vive en el país, el ministro de Educación ha dicho en alusión al estallido social al inicio del gobierno de Dina Boluarte, que los Derechos Humanos son para “las personas y no para las ratas” en desprecio por las víctimas en provincias. Sin el más mínimo sentido de inteligencia y sensibilidad, ya que se trata de un ministro de Educación, incluso sabiendo que muchas de estas víctimas ni siquiera participaron de las revueltas y eran ocasionales peruanos que se encontraron con las balas del Ejército, ósea del Estado Peruano.
Sin embargo, esta arremetida del ministro no es aislada. El gobierno y operadores políticos y mediáticos han vuelto a las cortinas de humo con este pretexto tan cómodo y conocido como la pena de muerte. La propia Dina Boluarte con sus encendidos discursos y dislates sobre el tema y sobre otras “torpezas”, como los diez soles bastan para comer en el Perú, entre otros argumentos frívolos que de día en día sacan los ministros o algunos de sus aliados, son libretos armados para desviar la atención de la desesperación que existe en este gobierno.
No puede considerarse sólo como torpezas viles de un gobierno sin legitimidad y nula popularidad. Sino como un guión sin escrúpulos de un grupo de políticos que se aferran al poder con sus aliados para intentar llegar al 2026 con leyes amañadas para su protección sin importar el costo que esto representa. Pues si no, no se entiende cómo todos estos disparates como los que dijo Norman Quero no representan una censura o un despido inmediato.
¿En qué va a acabar todo este operativo psicosocial que es obvio que se genera desde el Ministerio del Interior? Lo más probable mayor desorden y violencia de lo que estamos viviendo. Porque todo régimen de estas características necesita una población atemorizada para distraerla, manipularla y controlarla. La violencia verbal que se genera con estos libretos está en sintonía con la violencia social y delincuencial que se observa por todo lado y que al gobierno le gusta que así sea. Con un ambiente así, es facil que la gente incluso tolere al gobierno ante el miedo mayor de caer en manos del lumpen desorganizado, porque el otro, el que crea estás cortinas de humo ya supo encontrar la forma más chata de actuar hasta el 2026.
