Alexandra Ramos
Tráfico excesivo, comerciantes molestos, usuarios descontentos, contaminación e insalubridad, son algunas de las consecuencias que trae consigo la obra de mejoramiento de la avenida Simón Bolívar, proyecto que empezó hace dos meses.
Pese a que los comerciantes y vecinos presentaron quejas a la Municipalidad Provincial de Puno, y a la promesa de Martín Ticona, de reubicar a los vendedores de la Feria Sabatina para no generar inconvenientes ni molestias, la obra se ha convertido en una “olla de grillos” por los problemas que sábado a sábado presentan.
Los escombros provenientes de la pista y veredas, regados en lo que será la berma central y extremos proyectados para aceras, han provocado que los comerciantes atiendan a sus clientes allí mismo, generando alertas de insalubridad e inseguridad.
Javier Sánchez, hijo de un comerciante de la Feria Sabatina y vendedor de especias, señaló: “La necesidad hace que vendamos aquí, a pesar de que esté prohibido; si vamos a donde nos han reubicado, los caseros no nos encuentran y perdemos ventas”.
Por otro lado, el panorama de la obra empeora con el trato inadecuado de los desechos de la pista, que junto a la basura acumulada hacen que sea un foco infeccioso.
“Yo estoy de acuerdo con la obra, pero estos problemas aún continúan; si esto sigue así, yo no compraré más aquí. Es insalubre, el polvo de la pista hace que los productos estén sucios y eso puede traer enfermedades a largo plazo”, indicó Dayane Mayta, madre y compradora de la Feria Sabatina.
Contrariamente, Fiorella Ticona, estudiante de Ingeniería Civil e hija de comerciantes del Mercado Unión y Dignidad, aseguró que los feriantes no deberían vender en la pista en construcción, debido a que se les reubicó en jirones paralelos a la avenida Simón Bolívar.
“Ellos no deberían estar vendiendo aquí, se les ha prohibido por su seguridad, pero algunos señores no entienden y siguen vendiendo. Es la imprudencia de los vendedores de aquí”, declaró.
Otros perjudicados son los dueños de las tiendas ubicadas en la avenida Simón Bolívar, por la demora en el tratamiento del desmonte, que permanece en las frenteras de las viviendas, generando desconfianza en los establecimientos que expenden comida y abarrotes.
En tanto, la obra tiene aproximadamente un 30% de avance, situación que seguirá generando malestar cada sábado a vendedores y clientes, los cuales rechazan la idea de que esta megaobra sea culminada en 7 meses, tal como está establecido.