Americo Huanco
Llenos de nostalgia y fe, miles de devotos y familiares abarrotan los cementerios de la región, anticipando la “Conmemoración de los Fieles Difuntos”, día posterior al día de “Todos los Santos”, para orar por aquel amigo o familiar que abandonó la vida terrenal.
PREPARATIVOS
En la ciudad de Juliaca, con coronas, cruces, flores y jarrones en mano, los familiares ingresan a los camposantos para dejar todo listo ante la llegada y convivencia espiritual con aquellos que en vida fueron un ser querido.
Según los deudos, la preparación y armado de ofrendas para los difuntos puede llegar a superar los 3 mil soles, dependiendo de la pomposidad de los altares y la cantidad de las provisiones preparadas por las familias.
Jerónimo Flores, por ejemplo, es un fervoroso hijo que acude de manera sagrada al cementerio “La Capilla” con días de anticipación, a fin de realizar arreglos al nicho de su fallecido padre. Él, al igual que otros devotos, opina que la conmemoración no debería reducirse a un solo día.
CAMPOSANTOS
Si bien la atmósfera previa a la visita en los cementerios es apacible, el día de mañana estos albergarán a una gran cantidad de familias, músicos y rezadores. Agustín Gutiérrez, rezador añejo, expresa que así como se guarda el respeto por las “almas”, el ambiente puede llegar a convertirse en una fiesta.
En ese sentido, Marco Moreno, administrador del “Cementerio Central” de Juliaca, calcula que cerca de 40 mil personas visitarán mañana el camposanto, hecho por el que vienen realizando el mantenimiento de las instalaciones.
Sorprendentemente, en Juliaca la muerte se ha vuelto un gran negocio; 10 camposantos congregan a fieles que pagan mínimamente 4 mil soles por un aposento, monto que aumenta año tras año.