Milagros y tragedias de la economía boliviana

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Por: Jhon Carlos Flores

Con los triunfos futbolísticos como un fugaz consuelo, Bolivia espera un nuevo intento de Evo Morales por imponerse sobre el tambaleante gobierno de Luis Arce y abrir el camino hacia la presidencia en las próximas elecciones.

La convocatoria a la gran marcha para “salvar a Bolivia”, a partir del 14 de octubre, es el segundo llamado de los seguidores de Evo Morales para lograr el bloqueo total de carreteras, en medio de una crisis económica que ha debilitado considerablemente al gobierno.

Si bien la crisis es innegable, su magnitud ha sido exagerada por los medios de comunicación afines al poder económico en Perú, quienes aprovechan para iniciar una campaña de desinformación sobre los resultados de la política económica estatista y nacionalista implantada en Bolivia hace unos años, la cual tuvo una década de buenos resultados.

DATO MATA RELATO

De acuerdo con las proyecciones de crecimiento económico para 2024, actualizadas en marzo por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se estima que Bolivia crecerá un 1.9 %.

El país con el mayor crecimiento proyectado en la región será Venezuela, con un 4 %, mientras que para Perú se anticipa un crecimiento del 2.5 %. En contraste, la situación de Argentina es alarmante, ya que no se puede hablar de crecimiento, sino de una contracción económica. Se proyecta una disminución del PIB de -3.1 %, lo que constituye una verdadera catástrofe económica.

En cuanto a la pobreza, las cifras oficiales indican que en Bolivia la pobreza moderada se estima en un 36.4%, habiendo disminuido significativamente desde el 61 % registrado en 2005. Por otro lado, en Argentina, la pobreza afecta aproximadamente al 50 % de la población, con reportes de personas que recurren al uso de velas por no poder costear la electricidad.

A pesar de estos datos, los noticieros a menudo destacan a Bolivia y Venezuela como ejemplos máximos de crisis, mientras que la crítica situación en Argentina es frecuentemente minimizada.

 Este manejo sesgado de la información, similar a lo que ocurre en Perú con las regiones fuera de Lima, muestra cómo los medios de comunicación nacionales y algunos provinciales, alineados con ellos, no informan adecuadamente sobre la realidad en otras partes del país o del continente. Por ello, la información debe ser tomada con cautela.

SE DISIPA EL GAS

El modelo económico aplicado en los países no industrializados depende en gran medida de los recursos naturales, cuyos precios fluctúan o se agotan sin que los planificadores económicos puedan controlarlo.

En ese sentido, el gas para Bolivia ha sido tanto una bendición como una maldición. Este 25 de agosto de 2024, este hecho se hizo más evidente que nunca, ya que, tras 18 años de un contrato ventajoso con Argentina, Bolivia dejó de exportar gas a ese país.

Durante esos años, solo con Argentina, Bolivia facturó más de 2,370 millones de dólares, que, durante la época dorada del Movimiento Al Socialismo (MAS), se utilizaron para mejorar la infraestructura vial, los servicios educativos, de salud y para las borracheras del poder de los políticos bolivianos.

En 2014, las exportaciones de gas alcanzaron los 6,011 millones de dólares, mientras que en la actualidad se estiman en 1,880 millones de dólares menos. Este es parte del motivo por el cual el dólar es tan esquivo en Bolivia, un país sin salida al mar y con dificultades históricas para importar.

PATRIA O DÓLAR

A fines de agosto de 2024, en una choza al borde del camino hacia Los Yungas, en la selva boliviana, se encontraron los cadáveres de tres jóvenes bolivianos. Habían acumulado una gran cantidad de moneda boliviana y la habían cambiado por dólares. Lamentablemente, un ladrón vio en esto una oportunidad para robarles todo lo que habían reunido.

Este trágico suceso refleja la desesperación por obtener dólares en el país más nacionalista de América Latina. En Bolivia, donde incluso McDonald ‘s fracasó debido a un nacionalismo a prueba de hamburguesas, el dólar sigue siendo esencial para adquirir repuestos, maquinaria, insumos, celulares y una infinidad de productos que el país aún está lejos de producir o proyectar.

EL PETRÓLEO

Bolivia se caracteriza por su rico folclore: la morenada, la diablada, la saya, los Kjarkas, Kalamarka y el salay llenan de alegría la vida de los bolivianos. Sin embargo, los músicos no pueden trasladarse sin gasolina ni diésel.

El propio presidente Arce informó que el país importa el 58 % de la gasolina y el 86 % del diésel que consume. Hace algunos años, el gobierno boliviano optó por proveer combustible a precios bajos mediante subsidios, pero el efecto inesperado de esta medida ha sido el contrabando de combustible boliviano.

Mientras toneladas de oro entran desde Perú, cientos de camiones cisterna bolivianos, cargados con combustible subsidiado, salen de contrabando hacia el país vecino, lo que, curiosamente, termina subvencionando al Estado peruano.

Con los gigantescos cargueros rusos atascados en los puertos chilenos, el contrabando de combustible hacia Perú, y el férreo control en la frontera con Argentina, tanto los dólares como el combustible se han vuelto escasos en el país de Evo Morales.

EVO Y LUIS

En este contexto, se ha producido la ruptura dentro del MAS, que no es solo una división política, sino también social. Un gran sector, que busca identificarse como clase media, ha apoyado a Luis Arce, mientras que con Evo Morales permanecen los sectores que iniciaron la profunda reforma boliviana: cocaleros, campesinos y algunos mineros.

Luis Arce se distanció del círculo cercano que gobernaba con Evo Morales y prefirió rodearse de “técnicos”, lo que en América Latina generalmente significa rodearse de personas provenientes de las clases más privilegiadas del país. Las movilizaciones de Evo Morales no han logrado sacudir al país, y el intento de golpe de Estado le dio un respiro a Luis Arce.

A pesar de la intensidad de este enfrentamiento político, el resto del país lo observa con indiferencia, e incluso con cierta apatía, sin verse contagiado por este duelo fratricida. Mentiras, mentiras Si bien la crisis boliviana es tan profunda como la de los países vecinos, el panorama catastrófico que intentan pintar los grandes medios de comunicación no parece corresponder con la realidad.

El colapso de Bolivia, pronosticado para mediados de 2023, nunca ocurrió, ni se vieron las inmensas oleadas de bolivianos cruzando la frontera para refugiarse de la pobreza en Perú.

Mucho menos se materializaron los sueños más deseados por sectores de la derecha, que imaginaban a un general como protagonista y un golpe de Estado como escenario. Y por supuesto, el Sol peruano no es tan buscado como el dólar.

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