Po: Juan Pio Mamani Chambi
Todo lo que acontece alrededor de nuestro sagrado lago Titicaca es muy admirado por los extranjeros, por sus majestuosos paisajes, y por todas las culturas milenarias que se han desarrollado junto al lago. Y como consecuencia sobre los mitos e idiomas que se han ideado para magnificar los misterios que se han conservado en su tradición oral.
Pero abordar la mitología andina siempre es muy riesgoso, más aún cuando no existen datos precisos que nos permitan afirmar “tras emerger de las aguas del lago Titicaca, la pareja mítica se dirigió hacia el norte con el objetivo de encontrar un valle donde fundaría un gran estado, esta fue la promesa que les había hecho su padre mítico, el dios Sol”, señalaba Rostworowski, es así que con nuevas investigaciones los mitos van cobrando historicidad, aunque estos mitos han sido por mucho tiempo menospreciados, escasos investigadores, estudiosos habían prestado atención a lo que nos estaban narrando las tradiciones de la oralidad andina, porque se creían que los cronistas recogía fabulas, ficciones para niños, invenciones para iletrados, cuentos tergiversados que pretendían explicar los sucesos del ande, y no se valoraba que estos mitos ayudarían a profundizar el pasado histórico, a entender la realidad de la civilización incaica, de acuerdo a los estudios arqueológicos, antes de los Tiahuanaco era la cultura Pucara, y posteriormente fue la cultura Tiahuanaco, y fue de allí que salió de ese gran lago la pareja mítica de Manco Cápac y Mama Ocllo. Y nuevamente volvemos con nuestras interrogantes para ensayar respuestas.
¿Qué lengua hablaba la pareja mítica Manco Cápac y Mama Ocllo? ¿Qué lengua hablaba los hermanos Ayar? ¿Cuándo Wiraccocha creó el mundo que lengua hablabaN puquina, uru-quilla, kallawaya, aimara, quechua, o alguna otra lengua desconocida, si se pudiera responder con precisión estas incógnitas, probablemente muchas especulaciones de nuestra historia y lenguas se dilucidarían.
Y quizá tendríamos más claro sobre el porvenir de nuestras lenguas que todavía se practican en nuestra región, pese a que desde el Estado en varios ministerios se han implementado políticas lingüísticas, sobre diversos aspectos y el objetivo mayor fue sobre la identidad lingüística, aunque su incidencia ha sido mínima.
Nos entregamos al pesimismo que está tan de moda y aceptar que nuestras lenguas ancestrales también morirán algún día, pese a que hay muchos proyectos por implementar la recuperación y estimular a los hablantes, la mayoría no quiere que sus hijos aprendan el aimara ni el quechua.
Será imposible recuperar las antiguas glorias de nuestras lenguas, pero lo que toca a nuestra generación es resistir.